Wendy se rindió.
Había pasado el día entero intentando cultivar, forzando su energía y concentración, pero todo había sido inútil.
Exhausta, decidió contarle a Danny lo que estaba ocurriendo.
Se dirigió hacia la fogata donde Danny estaba sentado, su figura bañada por el cálido resplandor de las llamas.
Él parecía absorto en sus pensamientos, con la mirada fija en el fuego, pero al notar la presencia de Wendy, volvió en sí y la miró con una sonrisa.
"Al fin sales, ¿acaso te quedaste dormida?", bromeó con un tono ligero.
Wendy sonrió con un poco de vergüenza.
"Estaba tan concentrada en mi cultivo que no me di cuenta del tiempo", respondió mientras echaba un vistazo a su alrededor.
"¿Y los demás?"
"Los envié a vigilar la zona. Hay que estar en guardia todo el tiempo", respondió Danny. Luego la observó con detenimiento, "¿Te pasa algo? Pareces algo decaída"
"¿Eh? N-no es nada, solo estoy un poco cansada….también mareada por el carruaje", dijo Wendy con una débil sonrisa.
Danny asintió, dándole una palmada amistosa en el hombro.
"Es algo a lo que tendrás que acostumbrarte. Aún queda mucho camino por recorrer"
"Sí, no es un problema", respondió Wendy, jugueteando con sus dedos mientras buscaba las palabras adecuadas.
Tras unos segundos de vacilación, se decidió a hablar.
"Tío Danny, tengo una duda….¿qué podría hacer que alguien pierda la capacidad de absorber energía espiritual?"
Dijo la frase con cuidado, intentando sonar casual, como si fuera simple curiosidad.
Danny arqueó una ceja, sorprendido por la pregunta, aunque su voz permaneció serena cuando respondió.
"Bueno....solo conozco un motivo para algo así"
Wendy asintió con seriedad, prestando toda su atención.
"Que el núcleo espiritual haya sido dañado", explicó Danny, "Un núcleo roto es inútil; la energía espiritual no tendrá a dónde fluir....es como ver morir una estrella lentamente"
'Para empezar, ni absorber la energía espiritual puedo', Wendy se burló de si misma con amargura.
"¿Cómo luce un núcleo dañado?", preguntó, aunque ya conocía la respuesta por su padre; solo quería confirmarlo.
"Tiene grietas, y con el tiempo su color se oscurece hasta quedar vacío", la voz de Danny se volvió grave.
'Mi núcleo no tiene nada de eso....', pensó, aliviada.
"¿Estás seguro?", insistió.
"Confía, he conocido a un par de personas con núcleos dañados. Me describieron exactamente cómo lucían", sus ojos mostraron un destello de tristeza.
Wendy no se dio cuenta del estado de ánimo de Danny, por lo que siguió preguntando.
"¿Cómo puede dañarse un núcleo?"
Danny suspiró antes de responder.
"Conozco cuatro causas: forzar los límites del propio núcleo, practicar un método de cultivo agresivo sin precaución o....", su voz se quebró un instante, "ser atacado directamente por alguien mucho más poderoso"
Wendy notó el miedo e ira que cruzaron fugazmente los ojos de Danny.
"Eso suena....aterrador", murmuró suavemente.
"Lo es", dijo él, perdiéndose por un momento en sus pensamientos.
Wendy aprovechó el silencio para seguir preguntando.
"¿Cuál es la cuarta causa?"
Danny agitó un poco la cabeza, aclarando su mente.
"La cuarta no tiene que ver con el núcleo....sino con el alma.
"¿El alma?", repitió Wendy, asombrada.
"Sí. En los caballeros, no sé si se aplica a los magos", Danny negó con la cabeza.
"¿Para los caballeros? ¿Qué quieres decir?", Wendy ahora si tenia curiosidad.
"A veces, entre los dieciséis y veinte años, el alma cambia su color a un gris oscuro, como si se marchitara. Los núcleos de igual manera y las estrellas de poder se apagan. Perdiendo todo su cultivo....", hizo una pausa, su mirada reflejaba tristeza.
"Se les llama caballeros malditos a aquellos que tuvieron la mala suerte de ser afectados por esa desgracia que destruye más que su poder: les roba la esperanza", terminó su explicación con armadura.
Wendy asintió, sintiendo una punzada de compasión. Su núcleo estaba intacto, por lo que su alma también debería estar bien.
Pero el misterio seguía sin resolverse.
¿Por qué no podía cultivar?
Wendy se quedó en silencio.
Danny, notando su abatimiento, sacó una pequeña bolsa de cuero y se la entregó.
"Tu padre me pidió que te diera esto al llegar a Ciudad Celeste, pero....creo que ahora es un buen momento"
Wendy la tomó con curiosidad. Dentro halló una caja negra con dos esferas de cristal: una contenía una llama celeste danzante, la otra un líquido rojo oscuro que se movía lentamente.
Debajo, una carta doblada.
"¿Qué son?", preguntó sin dejar de mirar las esferas.
"No lo sé. Tu padre solo dijo que eran importantes. Léela dentro del carruaje, y luego descansa. Mañana continuaremos con el viaje", concluyó Danny con una sonrisa.
'¡Cierto, me olvidé decirle mi problema!', pensó Wendy mientras dudaba en irse. Pero después de pensarlo un poco, decidió que seguiría intentando, y si no lograba nada aún después de llegar al pueblo en dos días, le diría definitivamente.
Después de despedirse de Danny con una ligera inclinación de cabeza, Wendy regresó al carruaje con pasos firmes, sosteniendo la caja con cuidado.
Una vez dentro, abrió la carta. Al leer las primeras palabras, sus manos comenzaron a temblar.
"Hija mía, estas esferas son un regalo de tu madre.…"
Su respiración se cortó. Era la primera vez que le decían
algo tan directo sobre ella.
"Solo tienes que romperlas. Su contenido pasará a tu mente; no duele, o eso dijo tu madre. Son tesoros que guardó para ti, pero el destino le impidió entregarlos"
"Sé que tienes muchas preguntas....y ojalá pudiera responderlas, pero no es el momento. Hubiera querido que siguieras conmigo, pero eso sería egoísta y....cruel"
'¿Cruel? ¿Por qué? ', Wendy no entendió por qué dijo eso, pero siguió leyendo.
Editado: 03.11.2025