Al final, Wendy convenció a Danny de llevar consigo a los tres toros. Las bestias, malheridas y cubiertas de polvo, vagaban desorientadas, sin saber siquiera hacia dónde fueron los suyos.
Danny aceptó. Tener tres bestias demoníacas no sonaba tan mal, aunque fuera temporal.
Una vez resuelto el asunto, Wendy regresó al carruaje. Antes de cerrar la puerta, le dijo a Danny que estaba cansada. Danny asintió. Ya habría otro momento para hablar con ella.
'¡Aaahhhhh!'
Wendy rodó por el suelo del carruaje en silencio.
La emoción y placer de la batalla ya se había disipado. En su lugar, la vergüenza le quemaba el pecho. Recordaba cada gesto, cada sonrisa suya en combate.
¿Cómo pudo actuar de esa manera?
¿Qué pensarán los demás?
¿Arrogante? ¿Descontrolada? ¿Temeraria?
Quería que la tierra se la tragara.
No era algo como otra personalidad. Pero sí como una parte suya que apenas conocía.
Tan confuso...
En medio de ese espiral de pensamientos, sintió algo en su mejilla.
"¿Ahora sí te duele la barriga?", preguntó Yia, con sincera preocupación al picarla con su dedo.
"Yia…¿Qué pensaste de mí cuando peleaba?", su voz fue un susurro temeroso. Alguien como Yia debería ser honesta y directa.
"¿Una loca pervertida?"
Demasiado directa.
"¡E-estás exagerando! ¡Y mucho!", gritó, con el rostro ardiendo. Si Yia piensa eso de ella...¿los demás también?
'¡No quiero eso!'
Se cubrió el rostro con ambas manos y volvió a rodar.
"¡Yeiii!", Yia la imitó, divertida.
¡Cataplum!
Ambas chocaron.
"...Ay", se quejó Wendy, llevándose una mano a su cabeza. Ya lo sabía desde que ella peleó contra los guardas antes. Pero Yia realmente es dura.
Rumble...
De pronto, el carruaje tembló.
Ese patrón…
Wendy sintió un mal presentimiento
"O-oye, Yia...eso es...", temiendo de la respuesta, se tragó sus palabras.
"¡Si!", Yia asintió con entusiasmo.
"Es otra sorpresa de mami"
"......"
Sin querer queriendo, Wendy asomó la cabeza fuera del carruaje. Sus mejillas volvieron ha arder de vergüenza al ver a los demás, pero sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarse a las miradas.
"Joven maestra, al fin se recuperó", dijo Nen con una sonrisa cálida.
"Lo que hizo fue increíble. No sabía que podía mostrar tales habilidades", Yuta le mostró un pulgar en alto.
"Estoy seguro que se guarda más sorpresas, espero con ansias la próxima prueba", añadió Poyun, con un leve orgullo en su tono.
Wendy se sonrojó aún más ante los elogios. No esperaba tener esa cálida bienvenida, quería decir algo, pero algo sucedió.
"Muuu"
Los toros estaban nerviosos. .
Y con razón.
A una docena de metros de ellos, un agujero se abrió desde el suelo. De el, salió un tigre con pelaje grisáceo como el cielo antes de una tormenta, sus marcas parecen nubes en movimiento en tonos blancos y plateados. Sus músculos eran visibles y definidos.
Un tigre del cielo, una bestia mágica de viento.
Era raro ver uno en tierra. Estas bestias vivían en las alturas, camufladas entre las nubes. Pero este...tenía una herida visible en su costado, como si algo lo hubiera golpeado. Su respiración era pesada y áspera. Y aún así, su mirada resplandecia con una ira intacta.
Danny observó la escena, y luego miró de reojo a Yia, quien asintió con calma. Danny forzó una sonrisa.
Con solo ver la herida, comprendió cómo lo habían capturado. Pero lo que realmente le sorprendió fue su elección. Una bestia de nivel cinco.
Wendy sintió un escalofrío. No podía percibir con claridad el poder del tigre, y eso solo significaba una cosa: estaba muy por encima de ella.
'Por favor...no lo digas...¡por favor no lo digas!'
"Wendy”, llamó Danny.
¡No!
“Ve y lucha contra eso"
¡¡Noo!!
Wendy dejó escapar un suspiro resignado. Al final, lo dijo. Luego miró a los guardias y estos desviaron la mirada, avergonzados.
Nadie la ayudaría.
"¡Es hora de pelear!", Yia proclamó con fuerza, como queriendo luchar ella misma.
Con una respiración profunda, Wendy entró de vuelta al carruaje.
Todos pensaron que no quería pelear, y lo entendían. Pero antes de poder decir algo, se quedaron sin habla.
Wendy bajó del carruaje con pasos inciertos. Cada célula de su cuerpo le gritaba que escapara, que corriera, que era una locura. Pero no se movió. Se obligó a mantenerse firme.
Y por si las dudas, cubrió la parte inferior de su rostro con una tela negra.
Tenía que prepararse para lo peor.
El tigre no la miró al principio.
Solo observó a Yia.
La reconoció.
Aunque más joven y pequeña…era ella. Recordó ese golpe, la caída, el dolor…y la voz gélida que pronunció su sentencia:
"Me sirves"
El tigre entendió.
Lo habían traído aquí para morir.
Desvió la mirada hacia la humana frente a él. Frágil y temblorosa, con algo cubriendo su cara. Una presa fácil. Sus ojos se encendieron con una crueldad resignada.
Si va a morir, podría al menos llevarse al más débil con él.
"¡ROAAARR!"
Avanzó como un relámpago, con garras listas para desgarrar, con la furia de alguien quien ha aceptado su destino.
Wendy apretó los dientes, y gotas de sudor aparecieron en su frente.
Aún si estaba en el nivel cinco, las bestias mágicas por lo general eran más fuertes de lo que decía su cultivo.
Velocidad, fuerza, resistencia, etc....
Y aún si estaba herido, su poder en general era probablemente de nivel seis o siete.
No entendía de dónde sacó Danny tanta confianza para empujarla a algo así.
Pero tenía que hacer algo.
Con la velocidad con la que la bestia se acercaba, se dio cuenta que Empuje de Viento no sería suficiente.
Las técnicas de nivel básico difícilmente podrían hacerle algo.
¡Pum pum pum!
De pronto, su corazón comenzó a latir con fuerza.
Editado: 03.11.2025