*Cristina*
Sobre las tres de la mañana, me despierto al escuchar un tono de llamada que nunca pensé volver a escuchar. Me siento de inmediato en la cama con las manos temblorosas cojo el móvil y la pantalla me confirma que la llamada entrante es de Cinthya. Al ver su nombre en el identificador mi corazón se para por un segundo temiendo lo que me tenga que decirme.
Desde que desapareció de mi vida, unos días antes del fallecimiento de Ann, no he vuelto a saber nada de ella.
La letra de Cementerio de valientes deja de sonar y corriendo trato de desbloquear la pantalla con la intención de devolverle la llamada, aun no he terminado el movimiento cuando de nuevo vuelve a sonar y casi dejo caer el dispositivo por el susto. Aun con mis manos temblorosas deslizo con el dedo la opción de contestar y, tratando que mi voz no me traicione, comienzo a hablar:
—¿Qué quieres Cinthya?
—Yo también me alegro de escucharte.
—¿Y qué esperas? ¿Qué te conteste como si nada hubiera pasado? —Mi tono de voz era frío y distante, resulta que el rencor por su abandono era superior al miedo de que me descubriera—. No creerás que estaré aquí esperando como si nada.
—No... Bueno, tal vez si.
Podía escuchar como sonreía mientras me decía eso, su carácter no cambia bajo ninguna circunstancia.
—Necesito que nos veamos. Hay algo de lo que debemos hablar y tiene que ser en persona.
—¿Ahora?
—No cielo, ahora no. Esta tarde.
—¿Dónde?
—¿No quieres saber por qué?
—No me hace falta. —Hago una pausa mientras contengo el aire, a estas alturas sólo puede ser por un motivo—. Solo hazme saber cuándo y dónde.
—Hum.
Antes de que ella pudiera decir algo más, cuelgo el móvil, lo tiro sobre la cama y me dejo caer hacia atrás.
Un rato después, sin poder conciliar el sueño por los nervios del encuentro, me levanto, me pongo frente al espejo y me concentro para recuperar el aspecto que usaba hace meses, si me presento ante Cinthya como una mujer de casi cuarenta años, lo más probable es que ni me reconozca.
*Ann*
Ahora que había recuperado mis recuerdos, siento que lo único que necesito para ser feliz, es disfrutar del tiempo perdido con Thomas. Pero sé que tengo responsabilidades más importantes.
Como la de descubrir el secreto mejor guardado de la Ciudad Blanca, y poder así demostrar que nadie está libre de cometer errores. Así sea ese error el amar a alguien.
Todos mis amigos piensan que nos expulsaron por amarnos, pero la verdad es muy diferente. Cuando supimos que estaba en cinta, nos sorprendimos mucho, no esperábamos que los Knàh pudiéramos tener descendencia, pero también es cierto que nunca habíamos tomado formas físicas, por lo que no conocíamos las consecuencias de esta metamorfosis.
No ha pasado mucho tiempo desde que logré salir de la torre, el tiempo en este plano corre de manera diferente, no es fácil llevar la cuenta de los días cuando no necesitas dormir ni comer, a veces lo hacemos, pero es un mero hábito. En este tiempo hemos estado averiguando la manera de reunir al Círculo completo ahora que Alexia vuelve a estar viva. Es imposible ir a por los Ancianos, si no estamos todos juntos. Cada uno de nosotros tiene una habilidad más desarrollada que los demás aquí en la tierra y la suya es el dominio del vínculo, por lo que nuestra unión es más fuerte cuando ella puede acceder a él. Como cuando accedió a mi subconsciente en un intento de frenar la aparición de mis recuerdos. Pero ahora mismo es una pequeña bebe de apenas un año.
En resumen: no podemos hacer nada hasta que ella no crezca, pues es la única que puede llevarnos hasta la Ciudad Blanca.
Aun así, mientras esperamos, podemos reorganizarnos, analizar nuestras opciones y trazar un plan que nos permita actuar en cuanto ella pueda unirse a nosotros.
Con gran esfuerzo, hago uso de mi habilidad para buscar a mi alrededor el hilo de energía que nos une como Círculo. Los doce primeros expulsados, desterrados a la tierra por el vínculo que nos une y el amor que nos procesamos.
Al poco de llegar a la tierra tantos siglos atrás, descubrimos que todas las conexiones de los seres vivos están en el aire a nuestro alrededor, eso sí, en otro plano. Resulta que al no ser del todo humanos, tenemos ciertas capacidades, las cuales son más fuertes cuando estamos a este lado del telón. En seguida noté que tenía más facilidad que los demás para captar esos hilos, saber de dónde proceden y si es necesario, manipularlos para que generen vibraciones diferentes.
Cuando encuentro el hilo que estoy buscando lo toco con mi dedo índice, para que me sea más fácil poder alterar su energía.
Llevo mucho tiempo sin hacer uso de mi habilidad. Desde el incidente de Salem tengo miedo de usar cualquier conocimiento superior, temo las consecuencias de nuestros poderes después de cómo acabó todo. Pero es la única manera de poder alertar a todos sin correr el riesgo innecesario de que mi mensaje sea interceptado por los Ancianos.
Así es como con paciencia transmito la necesidad de ir al parque dentro de unas horas. Sé que el único que realmente podrá darse cuenta de que soy yo quien manipula las intenciones de los demás es Alonso. Ya que, mientras mi especialidad es usar las líneas de energía cambiando su forma para introducir ideas en otras consciencias, la suya es percibir esos cambios para así poder reconstruir el destino. Puede evitar catástrofes, repararlas si se debilitan; un ejemplo cuando abusamos de uso. Si eso sucede y él se encuentra cerca, la fuerza se ve afectada, pero no llegamos a colpasar.