Alma Liberada (más Allá de la Muerte 3)

Capítulo 9: Ataques

Capítulo 9:

Ataques

 

Danna

Creí que salir de la casa me daría tranquilidad, un respiro por al menos unos instantes, pues no, al contrario, la inquietud sacude mis huesos y no está relacionado con el miedo, aunque un poco de ese sentimiento acaricia mi piel, es más un mal presentimiento, sí, eso es. Un mal presintiendo, algo que está por suceder o está sucediendo justo ahora. Y no se va con nada.

En este punto de mi vida, ya no hay esperanzas para la normalidad. No existe retorno. Es momento de soltar las ataduras del pasado y centrarme en el presente, en mi nueva vida y realidad. Luchar contra el destino es agotador, pareciera que cada vivencia era necesaria para llegar a este momento, derribar mis propias barreras, mis escasas creencias.

¿Tiene algo que ver lo que percibo con esa sensación que insiste en instalarse en mi pecho?

A donde sea que mire percibo algún fantasma, seres que perdieron hace mucho su enlace con los huesos y la carne, muertos estancados en este plano. Están siendo más descarados, los veo en todas partes. Un segundo está allí y al siguiente se ha ido. No entiendo lo que sucede, me aterra lo que pueda significar toda la atención que están teniendo sobre mí. Siento que hay un ancla atada a mis pies que me hace sumergirme sin retorno en un mar desconocido y al que prefiero evitar. Las circunstancias alumbran un solo sendero a seguir y aunque quiero alejarme, no puedo.

Desde que salí de casa se cayó un telón, como en una obra de teatro, dos perspectivas convergen ante mis ojos y es ignorado por otros.

Nick se mantiene en silencio mientras conduce. Ambas manos sobre el volante y el ceño ligeramente fruncido, perdido entre sus propias cavilaciones. Lo observo un instante, evadiendo la condenada realidad a mi alrededor, deleitándome con lo guapo que se ve con ese cabello un tanto más largo de lo normal y desordenado, casi descuidado. Me encanta. Bajo un pequeño suspiro regreso la vista al frente y hago lo mismo. Me guardo el descubrimiento, intento procesarlo y encontrar un equilibrio en mi interior que doblegue el miedo. La extraña conexión con el más allá que he desarrollado es aterradora, y rendirme ante ella mucho más.

La luz del semáforo se pone en rojo. Miro por la ventanilla al conductor de al lado por pura inercia, es un muchacho de alborotados risos castaños, todo parece estar bien con él, sin embargo, un movimiento en el asiento de atrás captura mi atención. La forma de una persona va justo detrás del conductor, me muevo para verlo mejor, es diferente a lo que he visto, desprende un aura perturbadora, conflictiva. No me gusta. Gira y clava la vista en mí, ojos oscuros y malvados. El semáforo cambia a verde y nos ponemos en movimiento, ese vehículo sale disparado a exceso de velocidad.

Giro de golpe y me llevo la mano al pecho, el corazón ha disparado una frenética carrera.

—¿Qué sucede?

Sigo al vehículo con la mirada hasta que el tráfico me impide visualizarlo. Una sensación extraña crece en mi pecho, un mal presentimiento, una advertencia. No lo sé.

—Danna, dime que sucede —insiste Nick tomando un desvío. Se supone que vamos hacia la casa de Amaia, pero no vamos en su dirección. Los planes han cambiado.

¡Ay, santo padre! ¿Por qué me pones en esta situación, si sabes que lo detesto?, me sentiría mejor gritarlo, pero no quiero parecer una loca. La vida de los hijos de la muerte es esta, perseguir entidades malignas que puedan causar algún daño, no estoy feliz de ser parte de ello, pero lo acepto.

—¿A dónde vamos? —pregunto aterrada de la respuesta.

Él maniobra muy bien el volante llevando el auto de un carril a otro, entonces lo veo. El vehículo de aquel hombre, seguirlo, no es lo que quiero. Me muerdo la lengua, podría necesitar ayuda. Ese pasajero del que no es consciente es malo, muy malo.

—Viste algo en ese coche. Averiguaremos que es —las manos de Nick sostienen el volante con mucha fuerza. Parece molesto. Frustrado.

—No es como los otros —comento asumiendo que ya sabe a lo que me refiero. Me aferro al cinturón de seguridad, esta persecución altera mis nervios. No estoy lista, necesito más tiempo para aceptar que no puedo huir de los eventos paranormales.

—Explícate.

—Pues nada, se siente malvado.

—¿Y los que estuvieron en tu casa? —me escudriña con la mirada por un segundo, antes de regresar su concentración a la persecución en la autopista.

Me asusté mucho cuando los vi, eran demasiados en mi jardín y había más, otros se ocultaban, pero se dejaban sentir. Sentí miedo de que mi hogar se convierta en un canal de paso u hospedaje para los muertos.

—Parecían desesperados.

Él asiente.

Me impacta el hecho de estar clasificando a los fantasmas. Antes me causaba temor, cualquier presencia sobrenatural que pudiera percibir o ver, ahora mi sentido es más agudo.

—Márcale a Thomas —busco el teléfono en mi bolso y no lo encuentro. Estoy segura de haberlo metido, debería estar allí dentro. ¡Al carajo! Soy un desastre de nervios. Tiro el bolso a la parte de atrás y agarro el de Nick.

Otro desvió. ¿Hacia dónde nos está llevando?




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