Capítulo 3:
Cruda realidad
Alma Maldita,
destinada a danzar en la oscuridad
regocijándose con la
muerte de su propia sangre.
Danna
No es tan fácil pararte frente a tus amigos y decirles:
—Hola soy un fantasma, la persona con la que han compartido es mi diabólica hermana gemela, la que casi nos matan ¿lo recuerdan?
No fue nada fácil, pero lo peor no fue pararme frente a ellos y explicarles mi situación, sino ver como mi mejor amiga caía al piso inconsciente y la mirada aterrada de Alexis. No es que Cristal y Thomas no se hubieran sorprendido de verme transparente, pero mis amigos se aterraron al verme como si hubieran visto un fantasma.
¿Qué estoy diciendo? ¡Santa madre! Soy un fantasma, uno que tiene que recuperar su cuerpo antes de que la muerte lo alcance.
—Ya Amaia reacciono, y los chicos se están encargando de que entienda lo que está pasando —Estela me sorprende deambulando en la sala. — ¿Sabes? —Me detengo a mirarla—, aún no me hago a la idea de que seas un fantasma. No puedo creer que esa pequeña chiquilla nos haya engaño con tanta facilidad.
—Yo menos —dejo que mi fría alma caiga sobre el sofá. — ¿Cómo sigue tu hermano?
Ella hace una mueca de disgusto. Sigue muy molesta con su hermano y su hijo, y no es para menos pudieron haber muerto en ese pueblo.
—Se está recuperando, —su voz es amarga— aunque quizás hubiera preferido que muriera, aún no entiendo por qué no lo abandone en ese maldito lugar.
—Porque sea como sea, es tu hermano —sus ojos se vuelven frágiles. La familia siempre duele, sin importar que. — Ya que tocas el tema de la muerte… —me quedo en silencio buscando las palabras exactas, hasta para mí es difícil pensar en que podría morir si no consigo volver a mi cuerpo cuanto antes— cuando fui por Nick me topé con una anciana…
— ¿Y?
—Dijo que Nick podía cuidarse solo, que mi prioridad no era ir por él, sino regresar a mi cuerpo —mi queridísima suegra alza una ceja dramáticamente, extrañada. Así que continúo: — puesto si no, mi hermana comenzara a hacer estragos en este mundo, y posiblemente yo muera.
—Es cierto —dice con total tranquilidad.
Una tranquilidad que me deja con la boca abierta, una tranquilidad que indica que ya ella lo sabía, y si es así ¿Por qué no me lo dijo? Como leyendo mis pensamientos dice:
—No te lo dije antes por qué todo ocurrió muy rápido, la llamada de Nick, ir por ellos a ese maldito pueblo, atenderlos luego, buscar quien reconstruyera mi cocina, y como si fuera poco Amaia inconsciente y Alexis en estado de shock al verte. Han sido demasiadas emociones para un solo día. ¿No te parece?
Bueno si lo pone desde ese punto de vista, tiene razón. Ella continúa:
—Hay que buscar la manera de que vuelvas a tu cuerpo cuanto antes. Si es que quieres tener una larga vida con mi hijo… aunque, también puedo hacer que él te haga compañía en el otro mundo, últimamente se ha empeñado en sacar mi yo que nadie quiere conocer —sus últimas palabras son frías, y las dice en un tono de voz más alto que el que estaba usando, y con mayor énfasis.
Seguramente para que Nick la escuche.
— ¿Qué tengo que hacer para volver a mi cuerpo? —pregunto.
—Yo diría… que lo mismo que hizo tu hermana para arrebatártelo —no creo que vaya a hacer algo fácil, pienso—. Aún no tenemos idea de porque se empeña en volver a la vida, así… digamos que deshacernos de ella no es lo más viable, no en tu situación. Anabel y Elizabeth han evitado a toda costa y por todos los medios existentes en el universo, cruzarse conmigo. Me están evitando. Cristal y yo hemos revisado la casa de tu madre, y los huesos de Danny no están allí. Lo que nos deja con rastrearlos, pero como se supone que cortaste todo lazo con nosotros… Lo tuyo no es la típica brujería, es algo mucho más complicado…
—Explícate, por favor —le pido.
—No necesitas saber más Danna, eso solo va a hacer que termines loca, ya tienes suficiente. Es necesario dar con los huesos de tu hermana lo antes posible, sea como sea, en la mayoría de los casos los espíritus no tienen la culpa de lo que hacen, ya que solo cumplen órdenes que les fueron impuestas. Danny está atada a este mundo por tu sangre, y las responsables están aterradas de ella pueda hacer.
—Mi sangre maldita —expreso.
Mi sangre maldita repite mi mente como si fuera la canción más sonada en la radio, mi gemela sigue aquí, en este mundo, matando y destruyendo mi vida porque mi sangre nos vincula.
—Alma maldita —susurra Estela, tan bajo que casi no la entiendo.
— ¿Cómo dices? —exijo saber.
Ella se mueve incómoda sobre el sofá, y suspira con pesadez.
—Danny, es un alma maldita. Tiene demasiadas muertes sobre sus hombros… hay que detenerla antes de que se convierta en algo mucho peor. Todavía estamos a tiempo de liberarla.
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Editado: 25.01.2021