Alma Maldita. Más allá de la muerte 2

Capítulo 11: Visitando a Danny

Capítulo 11:

Visitando a Danny

El pasado, aunque

no lo querramos recordar

siempre sera parte de

nuestro presente.

Danna

No sé porque terminamos en mi casa. Todo el trayecto de regreso fue en silencio, y de repente Cristal dijo: deberíamos ir a tu casa. Y aquí estamos, en mi pequeña cocina con mi gemela de anfitriona.

Danny se mueve por la cocina como una excelente ama de casa. Lo hace mucho mejor que yo. Ha vestido mi cuerpo con un vestido verde agua, ajustado en el torso y una amplia falta que cae por encima de las rodillas. Mi cabello en una trenza que cae sobre su hombro. Ha preparado café, y le ha ofrecido a Cristal un poco de galleta de vainilla con chispas de chocolate como si fueran intimas amigas.

Los niños no se encuentran en casa, los ha dejado quedarse con Gustavo. Mi gemela a pesar de todo se mostrado muy humanitaria con los niños, pero eso no significa que aún no quiera matarlos.

Danny es un alma maldita por los errores de nuestra madre, y aun así mientras sirve el café se ve como una persona normal. Como si su vida no se hubiera acabado cuando tenía cinco años. Ni siquiera se parece a mí, ella es tan diferente aun cuando es mi cuerpo el que ocupa.

—Aun no me han dicho porque la visita —dice mi gemela con una tranquilidad inquietante.

Cristal ni siquiera le presta atención a lo que ha dicho, solo lleva galletas a su boca sin ni siquiera respirar. ¿Por qué hemos venido aquí? una muy buena pregunta a la que no tengo respuesta. Desearía saber que está ocurriendo dentro de la cabeza de Cristal. Que se explicará un poco más.

—Olvide por un momento que Danna no estaba físicamente en el auto, y pensé que sería bueno venir a su casa —dice Cristal con la boca llena. Sus ojos azules están perdidos en algún otro lugar. Mi gemela la estudia como si fuera una presa fácil de destripar. Recuerdo al gato y la satisfacción en su rostro. Estar aquí no es una buena idea.

—Ella podría hacerte compañía muy pronto —susurra Danny.

—Eso no va a ocurrir —digo.

—Entonces, ¿ya sabes lo que está pasando?

—Ella no tiene idea —dice Cristal—. Solo conoce lo superficial de la situación.

¡Excelente! Ahora Danny conoce todo el panorama y yo sigo estando a ciegas. Tanteando un terreno que tiembla a cada paso que doy.

—Alguna de las dos va a decirme la gravedad de la situación —comienzo a impacientarme.

Cristal está perdida en sí misma hasta cuando habla, es como si estuviera en el borde de un acantilado y su única opción fuera saltar. Se ha metido en un problema del que no puede salir. Un problema que involucra a una entidad maligna. Ella cree que no existe una solución, y yo me inclino a la idea de que su madre puede ayudarla.

—Yo solo puedo decir que ella se está yendo —dice Danny.

En sus ojos se refleja la comprensión, algo que nunca 
espere ver. No en ella. No después de todo lo que ha hecho. Pero esta allí, reflejado en mis ojos miel.

—Si quieres ayudarla que vuelva a su casa. Habla con su madre para que busque ayuda. Porque solo ella y su hermano no van a poder con el mal que la acecha. Quizás puedan controlarlo por algún tiempo. Sin embargo, pienso que ya no hay mucho que hacer.

—Y tienes razón querida —la voz que emiten los labios de Cristal no suenan como a ella. Es como si fuera una mujer vieja mirándome desde los azulados ojos de mi amiga.

—Llamare a tu novio —mi gemela se levanta con total tranquilidad.

Toma el teléfono y marca. Lleva el teléfono a su oreja y observa a Cristal. No hay miedo en su mirada, solo determinación. En cambio, yo me siento petrificada. 
Creo que Cristal esta poseída.

Lo que su madre hizo ayer fue temporal porque ese espíritu está de regreso y sonríe como si ya hubiera ganado la guerra.

—Hola Nick, antes de que me cuelgues deberías venir a buscar a tu hermana. Ella no se encuentra en su cuerpo—. Dice mi gemela—, te espero.

Deja el teléfono en su lugar y regresa al mesón.

—No voy a esperar —dice quien se ha apoderado del cuerpo de Cristal.

—No te dejare ir —afirma Danny. Ambas están muertas, ocupando cuerpos que no les pertenecen.

— ¿Por qué? —Pregunta la mujer—. Tú también está muerta. Te he estado buscando Danny. Has encontrado un excelente huésped, pero hasta cuando vas a seguir fingiendo una vida que no te pertenece. ¿Cuánto tiempo crees que puedes ocultarte de mí?

Mi gemela tiene el rostro plano y sin expresiones. No se nota sorprendida, ni asustada. En cambio, yo me encuentro tan asustada como desconcertada. Primero, ¿Quién es ella? Segundo, ¿de dónde conoce a Danny?

—Lo suficiente —dice Danny.

La voz de esa mujer estremece la casa en una carcajada. Una voz que hace que te escondas en un rincón, temblando de miedo.

—Debo admitir que me impresiona la fortaleza que has lograda en tan poco años, pero no es suficiente para que te liberes de mi —se carcajea la extraña voz que proviene de los labios de Cristal.




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