Alma Maldita. Más allá de la muerte 2

Capítulo 13: Revelaciones del pasaso

Capítulo 13:
Revelaciones del pasado
 

Miro sus ojos,

y no la encuentro...

se ha ido.


Nick

Mi hermana gruñe con ferocidad, mientras desliza su mirada sobre nosotros.

Su mirada es gélida y oscura, la he visto en otra parte pero no puedo recordarlo. Mi cabeza justo en estos momentos es un desastre. No comprendo que hacia mi hermana en casa de Danna, ni mucho menos lo que está ocurriendo.

Nuestras vidas siempre han estado girando en lo paranormal, y conocemos los riesgos. Cristal esta poseída, otra vez. Hay ruidos del otro lado de la puerta, tanto mi tío como Thomas intentan contenerla.

La primera vez, cuando la trajimos de la universidad mi madre empleo mucha fuerza espiritual para desterrar la entidad maligna que se arraigaba en su cuerpo. Después de eso, ha ocurrido de nuevo y mi madre está agotada, muy débil para luchar.

— ¿Miguel no ha podido hacer nada con ella? —La voz de Estela es el reflejo de su agotamiento y cansancio.

—No, lo que sea que la ha poseído es mucho más fuerte que nosotros —explico.

La desesperación me está consumiendo por dentro, primero el pueblo fantasma, mi padre en ese lugar maldito y ahora Cristal poseída. El viaje resulto ser un fracaso y mi madre se ha negado a llamar a Maita. En la montaña pudiéramos tener más posibilidades para deshacernos de lo que posee sin lastimarla, pero no, ella se niega a recurrir al ángel de la muerte.

—Dentro de la recamara es un completo caos.

Mi madre abre la puerta.

Cristal destrozó su habitación por completo, y con un pedazo del espejo se lanzó sobre mi tío. Thomas intentaba quitársela de encima pero lo único que logro fue un profundo corte en su pierna derecha.

Mientras mi madre permanece petrificada ante la escena.

Desde que tengo uso de razón nunca habían poseído a nadie en la familia. No es tan difícil enfrentarse a una entidad cuando se encuentra en el cuerpo de cualquier desconocido, pero cuando es el cuerpo de un familiar los miedos, la mente te traiciona. Hacerlos dejar el cuerpo que no les pertenece es toda una osadía. Nunca una entidad maligna se había apoderado de su cuerpo. Hasta ahora.

Ella se mueve con una destreza y agilidad inhumana, sobre el cuerpo de Miguel, mi tío. Entonces la imagen viene a mi mente, ya se donde he visto esa mirada, en el pueblo fantasma, es la mirada de la mujer desaliñada que nos recibió. Pero, ¿cómo?

Miguel grita cuando el trozo de espejo corta la piel de su brazo. Mi madre reacciona en ese momento, y al igual que yo, nos abalanzamos hacia Cristal, la sostenemos por el dorso y los brazos, mientras ella lanza patadas y gruñe histérica, amenazas escupen sus labios. Esto es algo a lo que me he dedicado por mucho tiempo, y sin embargo, nunca es igual, cada espanto complica las cosas de una manera muy diferente.

Miguel se levanta con dificultad pero aun así consigue sujetar las piernas de mi hermana con ayuda de Thomas.

Entre los cuatro la sacamos de la habitación, tiene una fuerza descomunal.

Sentarla en la silla se nos hace mucho más difícil de lo que ha sido sostenerla y sacarla de la habitación, mientras nosotros intentamos mantenerla inmóvil, mi madre va por algo que nos sirva para atarla. Unos minutos más tarde, regresa con un cordón negro y plata, bastante grueso.

Atamos sus piernas a las patas de la silla, y sus manos atrás en el espaldar.

—Quítenmelas que quema —la voz gutural e irreconocible, grita desesperada. Se retuerce sobre la silla, sin poder liberarse.

Mi madre debió haber conjurado ese cabo, es la única explicación. Después de unos minutos deja de gritar.

Los cuatro estamos exhausto. Ella en cambio esta serena, como si no hubiera sido ella la que hace unos minutos estuviera batallando contra nosotros. Me interno en sus ojos, intento encontrar entre esa mirada tan fría y soberbia a mi hermana, pero Cristal no está allí.

—No intentes buscarla, no la encontraras, ella no volverá. Su alma me pertenece —sisea como una serpiente, y sin dejar de sonreír.

No es la primera vez que me encuentro en una situación como esta, no es la primera vez que una entidad maligna se apodera del cuerpo de una persona, lo único que es nuevo es que esa persona es mi hermana.

—Creo que él debería irse —mi tío dice en medio de un gemido por su brazo que no para de sangrar.

—No me iré, me quedare a ayudarlos como siempre —se niega Thomas con voz firme.

—Es mejor que te vayas Thomas. Este es un problema estrictamente familiar, y no quiero involucrarte, además estas herido. Ten, llévate mi auto —dice mi madre. Toma las llaves que están en la mesita cerca del sofá y se las lanza.

—Bien —. Acepta a regaña dientes—. Llámenme cuanto antes para saber cómo esta Cristal.

—Así lo haremos —digo antes que cierre la puerta —muy bien, ya que estamos solos quien va a explicarme lo que ocurre.

Sé que me ocultan algo. Alguno de los dos tiene que tener alguna idea de lo que pasa, por lo menos Miguel debería tenerlo porque no me creo que no se haya dado cuenta de que la misma mujer del pueblo es quien posee a mi hermana.




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