Capítulo 15:
En coma
El mal posee
Muchas caras...
Danna
Veo como él se aleja y se desvanece, sin comprender.
Doy vuelta y vuelvo, Alexis aún permanece frente a la puerta.
—Toca de una vez —se sobresalta al oír mi voz, toma un respiro, y toca una, dos, tres... pasos se acercan, su cuerpo se tensa, da marcha a tras cuando la puerta es abierta, casi temblando.
Y no puedo culparlo hasta yo estoy temblando, si es eso posible al ser un fantasma.
Mi cuerpo se reclina contra el marco de la puerta, y nos observa con diversión, deleite... mis ojos marrones saltan dentro de sus orbitas como si no reconocieran mucho el lugar, o aún se estuviera adaptando, pero han pasado dos meses, por lo que creo más bien es por la entidad que ahora lo maneja, Danny.
—Que pasa hermanita, ¿necesitas ayuda para recuperar tu cuerpo? —su ironía hace que el miedo se esfume de mi helada alma. Pero en Alexis hace el efecto contrario, y retroceden unos dos pasos más.
—Quiero pedirte que te mantengas alejada de los niños, no quiero que te les acerque —mi voz sale clara y firme, algo que hasta a mí me asombra.
—Eso no será posible —comienza a enrollar en el dedo índice uno de mis rizos— me he puesto al tanto de tu vida, y sé que eres la representante legal de los hijos de nuestra hermana, por lo que tú no puedes alejarlos de mí. Además, para que veas que no soy tan cruel, sus muertes no serán dolorosas.
— ¿También piensas matarlos? —pregunta Alexis con la respiración entrecortada. Mientras que yo no puedo salir de una especie de shock que me tiene como paralizada.
—Por supuesto, todos tienen que morir —sus palabras son frías, crueles, desgarran mi alma, sé que al decir todos, se refiere a cada uno de los que faltan de nuestra familia.
—No voy a permitir que eso suceda —digo con firmeza.
— ¿Cómo vas a hacer eso?, si ni siquiera tienes el valor de recuperar tu propia vida —se carcajea de mis temores, de mis miedos, de mi cobardía. Y odio que tenga razón.
—No lo sé, pero no te voy a dar el gusto de destruir lo único que me queda, ni a ti, ni a la persona que está detrás de todo esto. Eso puedes jurarlo —me doy vuelta.
Discutir con ella es solo una pérdida de tiempo, ella tiene razón me estoy consumiendo de miedo, no sé cómo voy a hacer para recuperar mi vida, ni mucho menos como voy a salvar a la única familia que me queda, pero solo tengo algo seguro, voy a encontrar la manera.
Alexis me sigue en silencio.
Siento que la vida es muy injusta, a veces me pregunto dónde está Dios, que hace que no me ayuda, porque permite que esto suceda, que la maldad nos alcance. Pero entonces recuerdo su voz, su sabia voz... siempre con algo que decir ante las dificultades, mi abuela solía decir: —que el todo poderoso siempre está presente, siempre es esa última gota de esperanza que de alguna manera nos hace luchar... luchar contra el mundo si es necesario.
Pero no sé si esa gota de esperanza que aún se mantiene arraigada en mi corazón, sea suficiente para combatir este mundo tan lleno de maldad.
Por el bien de mis sobrinos, y el mío propio espero que sea más que suficiente para que me mantenga en pie hasta dar fin con esta pesadilla.
Me detengo a orilla de la carretera, de lado y lado todo es una completa oscuridad, no estoy segura de que hora es, pero supongo que es lo suficiente tarde, y será difícil para mi amigo tomar un taxi para volver a su casa.
Ahora, el venir a traer mi auto no me parece una buena idea, pero lo que está hecho, hecho esta.
—Danna —me giro—, sé que mi amiga, la chica incrédula que vivía sola, no podría enfrentar nada de esto. Pero la que está ahora frente a mí, va a sacar fuerzas de donde no las tenga, para salvar a su familia. Yo sé que vas a poder.
—Pues yo no tengo tanta fe en mí como la tienes tú.
—Pero eres obstinada, y creo que eso es más que suficiente para seguir adelante.
—Esperemos que mi obstinación me saque cuerda de todo esta pesadilla —él se hecha a reír
Mientras caminábamos llamo a un taxi, y diez minutos después ya se estaba subiendo al auto. Yo también, pero el conductor ni idea de que llevaba otro pasajero.
👻👻👻
Deambulo por la calle hasta que el sol reclama su trono en la cúspide del cielo. Desde la entrada puedo escuchar el desorden que tienen los niños con Alexis, además de ver como Thomas sale de la casa de Amaia con demasiada prisa, me extraña verlo. No debería estar aquí.
Viene hacia acá, se acerca a la puerta y la golpea con brusquedad, ni siquiera se ha fijado que estoy a su lado.
—Buenos días Thomas, quieres que mi madre me mate porque la puerta se venga abajo —dice Alexis al abrir la puerta.
—Cristal está en el hospital, entro en estado de coma —anuncia. Su labio inferior tiembla de impotencia, y sus manos están empuñadas.
Alexis quedo como si le hubieran tirado un balde de agua helada, en cuestión de segundos entro en la casa y volvió cambiado, y dejando al mando de los niños a su madre:
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Editado: 25.01.2021