Alma Noble

Prefacio

Su cara era un presagio, un indicio de que su fin estaba por llegar. Aquel moribundo trol, observó desfallecido a sus tres hijos, desatando el llanto en el menor. Extendió su brazo y con sus tres dedos, le agarró por la tela que le adornaba su pantalón de cuero, no podía soportar ver, como su pequeño lloraba.

— Basta, Noa’Hamka, no debes llorar por mí. — el trol agotado, fijó su casi apagada mirada, en aquel joven Zandalari, que aun sollozaba.

— Eres mi padre, por eso mismo debo llorar. — Noa’Hamka desolado se secó aquel río de lágrimas, que caían descontroladas por sus marcados pómulos, incluso humedeciendo su pequeños colmillos.

— Mírame. — agarró la mano de su hijo, para que fijara su atención en su débil rostro. — Tienes a tus dos hermanos, posees a Kinson a vuestro lado y él, puede ser como tenerme a mí. También tienes a Mambala, ella será como una madre que velara por ti, siempre que la necesites. — soltó a Noa’Hamka, para centrar su atención en sus otros dos hijos. — Cuidad de él, sé que es muy diferente a los demás Zandalari, pero al menos tiene un buen corazón, hacer que no pierda esa bondad y no solo la suya, también la vuestra.

— No te preocupes por Noa’Hamka, cuidaremos de él, como a un hijo. — Mambala intervino, agarrando con delicadeza la mano del moribundo trol. — También, quiero que sepas, que te quiero.

Superó aquella lluviosa tarde de verano, pero tras la noche, los órganos dañados fallaron y su espíritu se fue, dejando a sus tres hijos  solos, en aquella cabaña de madera. Noa’Hamka sufrió la pérdida, el luto le iba a durar casi toda su vida, pero al ver el rostro de Kinson, vio en él a su padre. Entonces se dio cuenta, que estaba ahí y era él quien iba a velar por su cuidado, recibiría su ayuda para poder superar el dolor y hacer, que volviera a sonreír de nuevo.

Kinson se acercó a su hermano y lo abrazó con todas sus fuerzas, acarició su cabeza con su mano, para calmar su tormento.

— Sé que es difícil superar este duelo, sin embargo, tenemos que derrotar este sufrimiento, para que su espíritu esté tranquilo. — Kinson apoyó sus manos sobre los hombros de Noa’Hamka y le miró a sus brillante ojos azules. — A partir de ahora, quiero que vuelvas a sonreír, pues esa sonrisa tuya, te hace más guapo.

Su hermano mayor estaba en lo cierto, tenía que superar ese sufrimiento en ese instante. Se llevó su mano derecha a sus labios, tenía que intentar sonreír.

— He tomado una decisión. — Noa’Hamka alzó la mirada con seguridad y fijó su atención en su hermano mayor. — Voy a entrenar con los druidas, con la intención de superar este dolor y así volver a sonreír.

— Así me gusta, ya sabía yo, que tenías madera de druida. — Kinson golpeó con suavidad el brazo de su hermano menor.

Quien iba a decir, que su hermano mayor haría de padre, eso ya era motivo para volver a sonreír y así hizo, le enseñó aquella sonrisa de esperanza, al fin había decidido tomar su camino como druida.



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En el texto hay: fantasia, warcraft, wow trolzandalari romance

Editado: 16.05.2018

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