Alma oscura

Capitulo 4

Esos lugares no eran de mi agrado

– ¡Esto es un asco, no me vengas con tratamientos sicológicos!

– No seas ridículo, estaremos solo un rato luego iremos a celebrar de verdad, Sergey. Mi madre me dió estudios trabajando como estas mujeres, no digas nada, solo quiero que entiendas que entiendo a tu padre aunque no esté de acuerdo con su modo de hacerte entrar en razón. 

Sus palabras me secaron la garganta, era algo de su vida que tenía muy reservado, quedé sorprendido

– Necesito un trago, dije en voz baja

– Todos los que quieras, respondió. 

Entramos a un Bar dónde un par de mujeres muy sexis y hermosas nos atraparon enredando sus brazos en los nuestros, mi mirada se cruzó con la de Leonardo, sonreímos picarones, las dos hermosas rubias se chocaron las manos como si hubieran ganado algún tipo de premio, pues claro que sí, éramos dos guapos solteros y ricos metidos en tremendo hueco... 

Bebíamos un trago tras otro, una botella seguida de otra, el ruido, el ambiente, el striptease de las mujeres en sus bailes nos enloquecía, más a mí que a Leonardo obviamente. 

 

Las chicas del Bar 

Belén

– Es nuestra noche, hagamos que ese par de niños fresa nos den lo que nos merecemos. Le dije muy segura a mi compañera. 

Ella titubeo 

– No sé, no estoy segura de eso, recuerda que la última vez tuvimos problemas

– Está vez no, sirve las cuatro copas y dame las dos de ellos, su billetera ah de tener muchísimo dinero. Aseguré, estaba muy segura de eso. E hize lo que debía hacer para que perdieran la consciencia después de que se tomaran esos tragos, estaban muy borrachos, no eran de este mundo eso se notaba a simple vista... 

 

Sergey 

Segundos después de haber tomado una copa tras otra empeze a sentirme mal, ví el rostro de Leonardo y lo ví igual 

– ¿Te sientes bien?, Escuché una voz muy lejana preguntarme eso, negué – ¿Te puedo ayudar? Sostente de mi hombro, habló una de las chicas 

Lo mismo hacia la otra mujer con mi amigo Leonardo, veía borroso hasta perder la conciencia... 

 

Belén

Los arrastamos como pudimos lejos del lugar donde trabajabamos. 

– Están pesados, se quejo mi compañera

– ¡Cállate!, Caminemos rápido. Respondí. 

Registramos todos sus bolsillos, encontramos tarjetas de créditos en las que dudamos en robar, contamos con dinero en efectivo lo tomamos de inmediato, quitamos sus relojes y sus prendas se veían valiosas. Vivíamos de esto, en la esquina donde los dejamos estaban seguros así nos daba igual lo que pasara cuando despertaran. No volverían aquí, no regresarán por lo que robamos de eso si estaba más que segura... 

 

Seher 

Mi mente estaba en blanco, sentía que nada era justo para mí en ese instante, necesitaba aire sentía que me afixiaba. Levanté la mirada y vi a mi madre tomada de la mano de su amiga. Recordé que Lupita aún estaba en casa. 

– Iré a mi habitación, dije sin ganas 

– Ve princesa, respondió mi madre con una sonrisa en su rostro. 

Trague en seco y subí a mi habitación... 

La puerta estaba entre abierta..., me paralice al ver la espalda de Lupita. 

Al verme por el espejo se espanto

– ¡Seher! 

Di pasos hacia ella 

– ¡Esos moretones en tu espalda! ¿Te los hace tu hermano? ¿El te golpea Guadalupe? ¡Habla!, Grité sacudiendo su cuerpo. 

– No quiero hablar de eso Seher, por favor

Suspiré y asentí en respuesta

– ¿Te noto extraña? ¿Te sientes bien? 

Pregunto preocupada

– Necesito tomar aire, ¿Cuál escogiste?, Me apresuré en preguntarle 

– Me gustó este ayúdame con el cierre... 

Sonreí 

– Te vez hermosa, creo que también usaré un vestido, tengo uno negro nuevo muy bonito

– Nos veremos de infarto

– Entraré a darme un baño, ¿Te duchaste? 

– Claro. Respondió mirandome con intriga... 

 

Sergey

Desperte desorientado, mi puta cabeza daba vueltas, gire mi cabeza y ví a mi amigo Leonardo tirado en el piso.

– ¡Despierta cabron! ¡Despierta!.. Grité... 

Despertó atolondrado

– ¡Que mierda! ¿Que nos pasó? 

– ¿Que nos pasó?, ¡Mira lo que nos hicieron esas perras!, Me puse de pie y caí de culo. 

Leonardo soltó una carcajada que me saco la piedra 

– ¡Caiste como una mierda, te viste ajajja! 

Me llene de ira 

– ¡Cállate yaaa!, Me levanté y tendí mi mano para ayudarlo a ponerlo de pie 

– ¡Te veo doble marica!, Buscaba mi rostro con su mano izquierda

– Ya pendejo, busquemos a esas putas 

– Me gusta lo que nos dieron hermano, me siento en las nubes 

Me detuve al escucharlo, sonreí, la verdad es que si se sentía una nota relajada, estábamos completamente borrachos ni siquiera sabía dónde nos habían dejado esas dos mujeres. 

– ¡Vallamos a otro lugar!, Quiero seguir esta rumba, a la mierda la plata 

– ¡A la mierda la plata!, Gritó alzando los brazos – ¡Que vivan las mujeres! 

– Cállate que nos robaron

– ¡Que vivan las que nos robaron! 

Suspiré profundo de verdad estaba desquiciado Leonardo, me acerque a él y lo apoyé en mi hombro, caminábamos sin rumbo no sabía dónde mierda estábamos, vi un cajero y llegamos, saque mi tarjeta de crédito y no me daba opción, no tenía dinero. 

– ¡Carajo, carajo papá! ¡Que mierda! ¡Bloqueaste mis putas tarjetas!. Grité lleno de ira, una risa burlona me hizo enfurecer – ¿De que te ríes Leonardo? No tengo ni un puto dólar en mi cuenta, te das cuenta, mi padre no está jugando, si me quiere casar ¡Me voy a volver loco! 

– Ya deja la lora, interrumpió mostrándome su tarjeta – Yo si tengo dinero, celebremos tu castigo y las noches de sexo que te vienen con tu futura esposa, ¿Me pregunto si sera igual de hermosa que la bella de Hirraz? Ah de ser una fea mínimo, dió pasos hacia mí – Mi sentido pésame colega, celebremos cómo nunca hermano 




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