Alma oscura

Capitulo 7

 Hugo Delgado

Para mí Seher era la única mujer a la he querido como a nadien, eh tenido otros amores pero mi relación con ella era otra cosa, era otro nivel, la amaba y no iba a permitir que otro hombre se interpusiera en lo que nosotros ya teníamos planeado para nuestras vidas.

Así que escuche todo lo que Lupe me decía por la llamada. 

– ¿Estás segura de todo lo que dices?. Era increíble, quien iba a pensar que Lupita tenía tal mentalidad para estas cosas – Está bien ahí estaré, allá nos vemos Lupita y... Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por nosotros... 

Dí pasos a la ventana de mi habitación, salí al balcón y como era costumbre veía a Emiliana la chica del servicio darle de comer a mi perro, sonreí al ver que la lanzo al piso al abalanzarse a ella. 

– ¡Basta Bruno!, ¡Perro malo!, te aprovechas de que soy enana y toda debilucha. Dijo mientras acariciaba la cara del animal. Levanto la mirada y se encontró la mía, se puso de pie – Buenos días joven. Asentí en respuesta ante su saludo y entre nuevamente. 

Entre al baño para ducharme nuevamente necesitaba sacar de mi cuerpo está sensación horrible que sentía por mi novia, entré a la bañera y me sumergí... 

Esto era una puta pesadilla de mierda, mi novia se iba a casar con otro hombre ¿Porqué razón? Sabía que había algo más que Lupita no me había dicho ¿Pero, que era?... 

Me cambié y baje a la sala 

– Buenos días, dije 

– Buenos días joven ¿Va a comer algo? No ha probado bocado, fueron las palabras de la señora Vilma 

– Ya comí algo en el restaurante, respondí

– Buenos días como están, señor Hugo buen día para usted. Ese era José el chófer 

Lo miré de pies a cabeza observando su atuendo 

– Ven conmigo José, le dije de salida, el miró sorprendido –  Andate no tengo todo el tiempo. 

Corrió... 

– ¿Todo bien señor Hugo?, Me preguntó

– ¿Que talla eres? 

Frunció el entrecejo

– ¿Cómo?, ¿Mi talla?, Hablo con dudas 

No espere a que dijera algo

– Sígueme, necesito que te quites esa ropa 

– ¿Qué? 

– Es una orden y más te vale que guardes silencio. Lo amenace

Caminamos hasta la habitación de los empleados, lo hice entrar y cambiarse de ropa. 

– Aquí tiene joven 

Lo miré con el ceño marcado 

– Espero que guardés silencio José ¿Estamos? 

– Estamos, respondió...

 

Salí con afán hacia la dirección que me había dado Lupe. 

Llegué a un lujoso hotel, no podía estacionar mi vehículo en esta parte así que lo hice mas adelante. Le marqué a Lupe y recibí más instrucciones de su parte, esperé que me enviara la foto del señor que necesitaba un chófer, baje del auto y caminé..

Vi a un señor vender periódicos 

– Señor, ¿Puede venderme todos sus periódicos?. 

El hombre me miró

– ¿Todos los periódicos? Me preguntó sorprendido 

– Sí, todos 

– Claro. Dijo, le pareció extraño ver a un tipo con mis fachas comprar todos estos periódicos. Eso deduje por su mirada. 

 

Estaba esperando el momento en que saliera el auto del parqueadero del hotel... Minutos más tarde 

– Bingo, ese es el número de la placa del auto. Susurré. Suspire profundo listo para lo que tenía planeado hacer.

Así lo hice, me atravesé para que me arrollara. 

Freno el auto y bajo 

– ¡Muchacho! ¿Estás bien?, Dijo al verme en el piso.

Algunos curiosos se acercaron a ayudarme

– No, tengan cuidado, soy médico. Dijo mirándome – ¿Te duele algo?, Negué, miré los periódicos regados en el suelo e hice un rostro de perdedor – ¿Vendes periódicos? 

– Sí señor, con eso le doy de comer a mi hermanita, necesitaba ser algo melancólico

– ¿Enserio?, ¿Cuántas personas dependen de sus ventas? O más bien de lo que venda 

– Dos, mi mamá y mí hermana, está pequeña

El señor me miró reparandome, como si esculcara algo en mi, ahora sí me llene de nervios, "Mierda me pillo  o qué" pensé dentro de mí...

Extendió su mano 

– Freddy Dossantos, me dijo 

Arqueó una ceja esperando escuchar mi nombre

– Ehh, Hugo. 

– ¿Sabes conducir Hugo? Me preguntó al fin 

Sonreí a medias 

– Por supuesto

Sonrío

– Tengo a una familiar hospedada en este hotel, ¿Podrías venir a eso de las 2 de la tarde? Quiero hacerte una entrevista privada, y muy personal 

Frunci el ceño confundido 

– ¿Personal? 

– Quiero saber más de tí, creo que eres lo que busco ¿Aceptas? 

– Claro que sí, no me perdería está oportunidad

Se alejo y subió al auto, saco algo de dinero

– Recibe esto muchacho, por los periódicos. 

Asentí y recibí el dinero, se supone que era un muchacho humilde y trabajador... Al ver que se alejo saque mi celular y le marque a Lupita, era tiempo de que me ayudara a ver a Seher... 

 

Sergey Dossantos

Ya no podía más, me dolían mis piernas de tanto estar de pie y la quijada de tanto sonreír. 

"Muy bonita esta mañana celebrando mi compromiso y la novia ni las narices asomó" pensé entre sí 

"¿Quien era? ¿Le habrá pasado algo? Ella era la más interesada en estar aquí en estos momentos" Mis pensamientos fueron distorsionados por una cálida voz 

– Entonces ya conociste a quien me quitara mi lugar de tu lado, me pierdo un par de semanas y encuentro con que te casas 

Mordí mi labio inferior al reconocer la voz que me hablaba a mis espaldas, me gire para verla de frente, la mire de pies a cabeza y sonreí. Me lleve la copa de vino a la boca... 

– Maura Castillo, volviste de París 

Su mirada era de una chica muy molesta 

– Pensé que había una relación entre nosotros Sergey

– Yo también lo pensaba pero, es, una historia larga de contar en estos momentos mi querida Maura 

Torció la mirada llena de ira, era un momento algo incómodo

– Sube a mi habitación, te daré toda la explicación que te mereces. Susurré en voz baja 




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