Alma oscura

Capitulo 12

Seher 

Caminaba por un túnel con una luz blanca brillante que llamaba mi atención, cuando estaba a punto de entrar escuché que me llamaban por mi nombre

– ¡Seher, seher!, Me gire para ver quién era. 

Él estaba ahí, vestido de blanco tratando de evitar que entrara, me llamaba con su mano. 

– ¿Que quieres de mi? Le pregunté

– No vallas seher, toma mi mano 

Sergey no dejaba de insistir, sentí una especie de corriente eléctrica en mi corazón. 

– ¿Que me está pasando? Le pregunté a él

– Toma mi mano, extendió su brazo y entonces accedí y camine hacia él. 

Cuando agarré su mano le pregunté

– ¿Dónde estamos? 

– Aún no puedes estar aquí, respondió, tomo mi mano y la besó. 

Ese beso me hizo sentir una especie de corriente muy fuerte que me hizo caer en un abismo. 

– Ya la tenemos. Le escuché a alguien decir... 

 

A lo lejos podía escuchar voces de personas. 

Pero una de esa la reconocí cuando me susurro en mi oído "Serás mi esposa", quería levantarme de ese sueño pesado. 

No pasó mucho cuando me dijo nuevamente " Adivina mi amor nos vamos de vacaciones" abrí los ojos y fue el primero que ví. 

– ¿Doctor? La paciente ah despertado, dijo la enfermera

Una luz blanca colocaron en mis ojos 

– ¿Me escuchas? ¿Cómo te sientes?, ¿Que extraño? No me esperaba que reaccionara tan pronto. 

– ¿Eso es bueno doctor?, Pregunto Sergey 

– Pues es muy bueno hijo, al parecer tu presencia es de mucha importancia, le respondió

– Lo vez mi amor, está comprobado, soy tu medicina. Me dijo mirándome a los ojos 

Tenía la garganta seca, trate de abrir mi boca. 

– Te dejaremos en observación, no tendrás salida aún Seher, debes cuidarte mucho, vendré más tarde para revisarle Sergey

– Está bien doctor, respondió él, me miró con una sonrisa de oreja a oreja – Si que me diste el susto de mi vida, oye tampoco es que te desee la muerte pero ¿sentiste algo?, ¿viste el túnel ese que dicen cuando se van a morir?

Cerré los ojos, quería golpearlo, pensé que no tendría fuerzas para hablar pero lo hice 

– Tengo sed 

Él me miró. Se levantó de la silla y cuando regreso tenía el vaso en la mano 

– Te levantaré un poco para que puedas tomar. 

Me tomo de mi espalda y me ayudó, apreté mis ojos al sentir dolor y lo libere apretando su músculo 

– No hagas fuerza, te dije que yo te ayudo, susurro. 

Elevó la camilla para que estuviera más cómoda y coloco el vaso en mi boca, fruncí el ceño al sentir dolor en mi labio inferior, bebí mucha agua. 

– Tenías sed, de eso no hay duda, me dijo 

– Gracias, dije con poca fuerza. 

– Eh tomado la decisión de irnos por unos días, me dijo – Ya que se te dió por escapar y verás que no puedo dejar cabos sueltos, mi herencia está en tus manos, aunque si habrías muerto era muy probable que mi padre me jodiera por otro lado así que que más da. 

– No quiero ir contigo, a, ningún lado, le dije 

– Imagínate, eres mi prometida, yo soy quien toma las decisiones además me las merezco, haré todo lo que esté en mis manos para que te den medicamentos fuertes y no dures tanto aquí, con lo ví el día de hoy, le cogí horror a las clínicas. Me miró a los ojos – Este día será difícil de olvidar 

– Puedes olvidarlo sin problemas, respondí. 

Se acercó a mí y tocó mi labio inferior con su dedo índice. 

– Para eso serán las vacaciones, me dijo mirando mi boca. 

 

Sergey 

Era bueno verla despierta, el doctor la reviso  

– Te dejaremos en observación, no tendrás salida aún Seher, debes cuidarte mucho, vendré más tarde para revisarle Sergey

– Está bien doctor, respondí, la miré con una sonrisa de oreja a oreja – Si que me diste el susto de mi vida, oye tampoco es que te desee la muerte pero ¿sentiste algo?, ¿viste el túnel ese que dicen que ven cuando se van a morir?

Me miró con molestia, se enfadó. 

– Tengo sed, me dijo. 

Me levanté del asiento y le busque agua 

– Te levantaré un poco para que puedas tomar. Le dije, tenía que ayudarla si no lo hacía yo duraría más días aquí. 

Hizo un movimiento el cual le causó dolor, apretó el músculo de mi brazo 

–No hagas fuerza, te dije que yo te ayudo, le susurré. 

Eleve la camilla para que estuviera más cómoda y le acerque el vaso, tenía sed, se tomó casi toda el agua. Mire su labio por unos segundos, su pequeña boca estaba golpeada, se negó  a viajar.   

– Imagínate, eres mi prometida, yo soy quien toma las decisiones además me las merezco, haré todo lo que esté en mis manos para que te den medicamentos fuertes y no dures tanto aquí, con lo que ví el día de hoy, le cogí horror a las clínicas. La miré a los ojos – Este día será difícil de olvidar 

–  Puedes olvidarlo sin problemas, respondió 

Me acerque y toque su labio inferior con mi dedo índice. 

– Para eso serán las vacaciones, le dije mirando su boca. Me atrajo sus labios pero luego volví en sí.

La deje sola y escribí unos mensajes, también llame a mi padre para que ayudará con su mejoría tenía que hacerlo, me quería casar con esta delincuente y yo no podía estar tanto tiempo en este lugar... 

 

Dos días después 

Está clínica la podria salir vendiendo sin tantos rodeos, hubiera sido mejor que mi padre fuera  dueño de un bar, una cantina,  yo que sé, pero no, el señor le gustó ser cirujano plástico o como sea que le llamen a esa carrera. 

– Ya tienes orden de salida seher, le dijo la enfermera

– ¡Por fin!, un días más y me enfermo en este lugar, la enfermera río de mi comentario

– Así es el amor, soporta uno lo que menos le gusta, muy mala respuesta, pero no me desagradó. 

– Te ayudo a bajarte, le dije 

– Yo puedo no hace falta

– Te he ayudado hasta ir al baño que más da si te ayudo a subir a esa silla de ruedas. 




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