Alma oscura

Capitulo 21

Seher 

Me acosté en el sofá y lloré herida por su forma de tratarme. Lo sentí entrar al baño y ducharse. 

Cerré los ojos para descansar la vista, al poco tiempo el salió, no quería escuchar sus palabras llenas de odio así que fingir estar dormida, no pasó mucho cuando lo sentí observarme. 

Mi cuerpo se estremeció, pensé que se acercaría y me pediría disculpas pero no fue así, lo sentí alejarse de mí, al poco tiempo cerró la puerta y se fue. 

Me puse boca arriba, limpie las lágrimas que bajaron por mis mejillas, me dolía el corazón, nunca nunca había sentido tal dolor en el pecho, cómo podía un sentimiento lastirmar tanto y dejar huecos en el pecho. 

Me reprendia una y otra vez el hecho de saber que no hace muchos dias amaba con locura a Hugo y en este momento estaba sintiendo amor por una persona que apenas conocía. 

– Será cierto eso de que nosotras las mujeres tenemos en nuestras vidas a dos hombres, el que amamos con locura y el que queremos y recordamos con mucho cariño. Murmuré llena de sentimientos.

Me senté en el sofá, camine hacia su cama y tome la camisa que se había quitado, inhale el olor de su perfume, di pasos hacia el balcón con ella entre mis manos. Desde ahí lo ví irse en el auto. Me dolió verlo alejarse. 

Suspiré al ver a Hugo caminar de un lado a otro hablando por su celular. 

No tenía sueño y nada que hacer así que sentí curiosidad por conocer más de él. 

Me dirigí a hacia la mesita de noche. Revisé sus cosas, ví sus fotos de niño y con sus amigos, había una agenda y la miré, había una foto de él con Maura, su forma de mirarla me hizo saber que estaba enamorado de ella pero mi pregunta ahora era ¿Que sentia por mí? 

Sonreí 

– Que locura, así me miraba Hugo. Susurré llena de sentimientos.

 Es feo sentir este tipo de afectos, entre dos amores. Empezaba a creer que había cometido un error pero el tiempo pasaría rápido. 

Puse las cosas en su lugar como estaban. Me encontré una linterna y sonreí al verla. 

– Daré un paseo. 

Salí de la habitación, apreveche que estaba prácticamente sola en esta enorme casa porque los empleados no dormían aquí, ellos tenían su propio espacio, quiere decir que Hugo no estaría aquí bajo el mismo techo y eso era bueno, a lo mejor y el se rendiría y dejaría de trabajar y si lo hace sería lo mejor. 

Estaba asombrada con todo lo que veía, demasiados lujos y cosas hermosas. 

Algún día mi madre viviría así a mi lado. 

No había comido por la forma en la que Sergey me trató, perdí el apetito, así que decidí entrar a la cocina y hacerme algo para mí. 

Coloqué la linterna en la barra, abrí la nevera y tome algunas cosas para prepararme un sándwich. 

Me servi un vaso de leche y disfrute de haberme comido ésto. Al terminar lave lo que había usado. Deje la cocina limpia. Tome la linterna y salí afuera. 

Sonreí sola, mire la hora en mí reloj de pulso 

– 9:30 de la noche, es tarde y no puedo pegar el ojo. 

Recorrí toda la parte del frente de la casa, el jardín me encantó, todo aquí era verde, la piscina limpia cristalina, incluso me subí en el columpio y dure unos minutos balanceandome. 

Seguí caminando para conocer la parte de atrás, se veía algo oscuro, y por supuesto que estaría así, encendí la linterna, todo aquí era impresionante. 

Sentí que un perro ladro y me alegre, me encantaban los animales incluso Hugo tiene uno muy hermoso. 

– ¡Que bien!, Tienen un perro, hice una palmadas y lo llame – ¡Hola perrito!... 

Mi rostro cambio al ver el tamaño del perro y en la forma en la que se acercaba a mí... 

Ladro dos veces y me asusté, di pasos hacia atrás y cuando lo tenía casi cerca de mí grité. 

El animal se lanzó a mí, yo metí la mano y me mordió, me sacudió, le pegue fuerte con la linterna y así me logro soltar, corrí pero más adelante me resbalé en un charco y caí. El perro apretó mi muslo y grité nuevamente. 

No tenía a quien llamar así que grité el nombre de Hugo 

– ¡Hugo! ¡Hugo ayúdame!. 

 Volví a golpear al perro y como pude me levanté y corri. Me gire para ver dónde estaba si no venía detrás de mi pero no, ahí venía el animal. Estaba asustada 

– ¡Auxilio!, grité nuevamente. 

Vi a Sergey 

– ¡Sergey!. Corrí más de lo que podía para llegar con rapidez hacia él. 

Al estar cerca me lance a su cuerpo.

– ¡Basta Akane!. Gritó 

Al tener contacto con el lloré desconsolada 

– Me mordió, le dije

– Akane, ¡Vete vete!. Le Ordenó. 

El bendito perro le obedeció, mi cuerpo temblaba y sé que él lo sintió, me cargó entre sus brazos y al parecer ya se está a volviendo costumbre que este acto pasara con frecuencia. 

Me sentía mareada, mi mano no paraba de sangrar, lo miré y él estaba algo serio parecía molesto.

– ¿Que hacias allá afuera?, ¿Porque saliste? ¡Acaso no viste la hora! 

– No podía dormir y salí afuera a tomar un poco de aire, respondí 

Se acercó a mí y tomo mi  mano, su rostro se asombró. 

– Es mejor que te vea un médico, cámbiate te llevaré de inmediato. 

Asentí en respuesta. 

Entre al baño, me duche rápidamente, la mugre bajaba revuelta con mi sangre, empecé a sentirme mal. Era demasiada sangre, mire mi mano y la enjuague. Alcance a ver algo extraño, esa perra había mordido horrible mi muñeca. Salí apresurada del baño.

Cubrí mi cuerpo en una toalla, di pasos  al closet y saque ropa ligera, deje caer la toalla sin pensar en que Sergey estaba ahí, lo mire por unos segundos y vi algo extraño en él que por cierto no le presté atención porque al terminar de colocarme la blusa sentía que la vista se oscurecía... 

No sé que pasó conmigo... 

Al recordar, abrí los ojos y ahí estaba a mi lado...

Parpadie extrañada 

– ¿Sergey?, Lo llame por su nombre

Él giro su rostro para verme a la cara, se acomodó en el asiento

– Creo que hay un serio problema contigo Seher, estás llena de problemas, eso eres, problemas, problemas y más problemas. 




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