Sergey
Ví la hora en mí reloj de pulso.
– A esta hora debería de estar en el mejor de mis sueños pero no, en este momento era el niñero de esta... Pequeña hermosa y diabólica mujer. Murmuraba cuando la escuché llamarme por mi nombre.
– ¿Sergey?.
Me acomode para verle, crucé mis piernas y me incliné un poco hacia delante
– Creo que hay un serio problema contigo Seher, estás llena de problemas, eso eres, problemas, problemas y más problemas. Bufé
– Lo siento, no sabía que había un animal tan agresivo en tu casa. Se disculpó.
La vi humedecer sus labios y mirar la jarra con agua.
Tonta, intento servirse agua como si pudiera.
– Está bien, no puedes moverte, yo te doy el agua. Dije siendo un gran cuidador...
Me acerque a ella.
– Debo acomodarte para que te puedas tomar el agua. Dije al tiempo que acomodé su almohada.
Al tenerla tan cerca y tener roce con su piel sentí una sensación que me perturbo al tiempo que me agrado.
Tome su nuca y le acerqué para que tomara agua...
Sonreí un poco
– Ya. Susurró muy bajo
– ¡Me sorprendes querida mía!, Si que tenías mucha sed. Le dije
– Sí, gracias. Respondió
Mire la hora en mí reloj, estaba algo cansado.
– Si tienes algo que hacer puedes irte, puedo llamar a Lupita. Me dijo derrepente
Negué mirándola a los ojos.
– Lo que tenía que hacer ya lo hice, respondí.
Su rostro cambió derrepente, no sé porque me agradó verla así.
– ¿Estás bien?, Pregunté burlón
– Mucho mejor, respondió irónica
Reí al tiempo me acerque y tome su rostro con presión.
– Aún tengo dudas Seher
– ¿Dudas de que?, Preguntó molesta
– De saber... ¿Que carajos hacías afuera a esa hora? ¿Acaso buscabas a alguien?
Frunció el ceño.
– ¿A quien iría a buscar a esa hora?, Solo salí a caminar, no podía dormir. Respondió exaltada
Solté su rostro al escuchar su respuesta
– ¿Porque no podías dormir?. Pregunté curioso
– Sabes la respuesta Sergey, no preguntes. Me dijo.
Frunci el ceño. Quiso decir algo pero quería confirmarlo.
– Así que...
El médico interrumpió y eso me tensó. No sé si ellos lo notaron tampoco era que me importara.
– ¡Ah ya estás despierta Seher, que bueno!. Se acercó a ella, saco una lámpara de plumón y la coloco en sus ojos – Pues estás bien, necesitaras reposo absoluto ya que perdiste cierta cantidad de sangre, puedes acercarte a la recepción Sergey y pedir los recetarios. Se dirigió a mí – Y tú jovencita, harás todo lo que mandé, espero que te tomes la medicina y que comas saludablemente ¿Estamos?. Volvió a dirigirse a ella.
Me molestó la manera en la que ella le sonrió
– Está bien doctor, no se preocupe.
Él médico la miraba fijamente
– Eso espero, te veo en 8 días, ya tienes la cita conmigo.
Aclaré mi garganta antes de hablar e interrumpirlo, que creía ese mediquillo para coquetear en mis narices.
– No se preocupe doctor, vendremos a la cita y me encargaré de cuidar a mi esposa.
– Me parece perfecto, mandaré la enfermera para que le quite el suero y pueda irse a descansar a su casa. Cambio su mirada apenas hablé
Seher le sonrió y me miró como si me estuviera reprendiendo.
– Le agradezco. Le dijo
El médico salió de la habitación y ella me miró, no la deje hablar si eso tenía pensado hacer.
– Así que ahora coqueteas en mi presencia. Le dije
Ella se sorprendió
– ¿Que dijiste?, No puedo creerlo, estás loco Sergey. Dijo molesta.
No creí en su respuesta, la aceche.
– Seher, Seher, ten cuidado cariño, te lo advierto. Amenacé.
La enfermera entro a la habitación con una silla de ruedas
– Ya está todo listo para que puedan irse a casa, se acercó a mí tomándome por sorpresa – Estos son las recetas y los cuidados que debe seguir. Me dijo.
Después que terminó de atenderla, Seher se sentó en la silla de ruedas.
Un enfermero se acercó y tomo la silla para ayudar a su compañera, salimos hasta el parqueadero...
El tipo miraba a Seher de reojo y eso no me agradó, está mujer llamaba la atención en los hombres, me acerque a él y tome la silla.
– Gracias yo la ayudo. Dije, extendí mis brazos y cargue a Seher.
El enfermero abrió la puerta del auto, senté a Seher asiento del copiloto, le coloqué el cinturón de seguridad y la miré.
– Llamas mucho la atención, susurre.
Frunció el ceño confundida y así me gustó que se sintiera, no era nada para lo que le tocará vivir después de hoy...
Llegamos a casa, y ella intento abrir la puerta del auto, la ví fruncir el ceño.
– No puedes Seher, se abrirá la herida. Le dije irritado de verla hacer esas cosas.
Baje del auto y la cargue nuevamente en mis brazos hasta llegar a mi habitación.
La acosté en mi cama y ella se tensó
– No es necesario puedes dejarme en el sofá.
Sus palabras me hicieron enfurecer.
– Está bien, yo me acostaré en la otra habitación...
Le dije al tiempo que salí...
Me lance a la cama, saque mi móvil del bolsillo de mi pantalón y ví el mensaje de Leonardo.
"Te espero a primera hora pendejo"
Sonreí al leerlo. Respondí de inmediato
"Mañana nos vemos"
No se en que momento quedé profundamente dormido...
En la mañana la alarma sonó, desperté de inmediato y me entre a la ducha...
Después de vestirme baje a comer algo.
– ¿Cómo amaneció mi viejita bella?, Le dije a María
Ella río divertida
– Por fin tienes otra cara, eso me agrada muchacho. Dijo al tiempo que apretó mis mejillas
– Necesito comer algo ligero me están esperando
Ella deslizó un plato
– Come muchacho, te veo delgado, tu vida de casado te está desgastando eh. Dijo con picardía
Sonreí
Editado: 12.08.2023