Alma oscura

Capitulo 30

Marcus 

Maldecia el hecho de tener que lidiar con está niña y ahora su madre. 

Al parecer estaba falta de compañía masculina, por la forma en la que su hija hablaba en la dichosa cena, eso me hizo pensar. 

– ¿Es casado señor Marcus?, Pregunto la niña haciéndome toser 

Me lleve un vaso de agua y frunci el ceño 

– Discúlpela, ella es algo imprudente. Dijo su madre haciéndole gesto con los ojos 

– Tranquila, mi esposa de viaje por negocios. Respondí para quitarmelas de encima 

El cambio de la mirada en la señora me hizo confirmar que si era verdad lo que estaba pensando de ella. 

– ¿Usted es casada?, Pregunté

Pero la que respondió fue su hija 

– No, tiene tres años separada de mi padre, y estamos aquí por 

– No le haga caso señor Marcus, se apresuró en hablar – No creo que él señor quiera saber ciertas cosas Analía. Dijo la señora.

Aunque no estaba mal la mujer esta, todo lo contrario era una madurita muy buena, tremendo cuerpazo no mejor que el de mi querida Maura pero si que se notaba sus tremendas curvas. 

– No se preocupe, yo también tuve un separación bastante intensa. Dije para no hacerla sentir mal 

Ella sonrió y cambio el rostro de inmediato

– ¿Ya viene de una separación? Me preguntó

– De una muy fuerte, pero en fin. 

Ella sonrió 

– ¿Usted también golpeaba a su esposa?, Dijo derrepente está niña imprudente

– ¡Por Dios Analía! ¿¡Cómo dices esas cosas?!. La reprendio su madre. 

Si fuera mi hija le cerraría ese osico

– No, de ese modo no arreglo las cosas. Respondí "Que maldito mentiroso soy" pensé dentro de mí. 

Ambas sonrieron, creo que estás dos locas estaban faltas de afecto yo podría dárselos pero con una condición. 

– ¿Cuánto tiempo durará por estos lados? Pregunto la calilla

– Dos o tres días. Dije 

– Nosotras no vamos mañana, dijo la madre de la niña 

– Pero puedes tomarte otro día mamá. Interrumpió la niña 

– Podemos pasar los tres días hasta que me valla, así no seré el único en estar por este lado, me tocó venir en auto, así de lejos está. Dije llamando la atención de señora – ¡Por cierto no me ha dicho su nombre! 

Extendió su mano 

– Samara, un placer señor Marcus 

Sonreí

– Dejémos las formalidades, eso de señor borremoslo, Marcus para usted. Dije algo pícaro

Si se largaba para siempre entonces que se fuera con algo bueno para que no volviera por este tiempo. 

Nos tomamos la botella que había llevado, el ambiente se volvió algo suave, la Analía esa se largo a dormir y me dejó solo en la sala con su madre. 

– Tengo tres años peliando la custodia de mi hija. Su padre alega con que tengo problemas y no soy apta de criar a mi hija, pero no es así, el ah hecho todo esto para quedarse con ella, pero Analía no quiere estar con él, llora cuando él va a buscarla para pasarse el fin de semana con ella. 

Me aburría escucharla desahogarse pero esa era la idea 

– No te preocupes, solo tienes que dar la pelea. Respondí mirándola a sus ojos color azul. 

Derrepente me besó y se aparto espantada 

– ¡Perdón! No debí hacer eso, ¡Que tonta! No soy buena cuando tomo vino. Dijo para disculparse. 

Ella quería olvidar sus malos ratos y yo quitarme el estrés

– No te preocupes, dije tomando su barbilla 

Ella me miró y derrepente se subió sobre mí, me sorprendió su acción. 

La besé con la misma pasión que ella mostró. Lo bueno de estar con mujeres con experiencia es que ellas hacen unas cosas que te sorprende. Se entregó como una cualquiera y eso me gustó.

Así que para estar tranquilo me pase los dos días con ellas y en esos dos días tuve sexo con ella  mientras la bestia de su hija paseaba con su bicicleta. 

Él último día fingi irme, salí primero que ella dejando toda la casa cerrada y llegué a despedirme. 

– Espero que te valla bien en tu viaje. Me dijo 

– Yo espero que tú puedas ganar la custodia de tu hija. 

Ella sonrió 

– Gracias por tus buenos deseos

– Que te valla bien señor Marcus. Dijo la babosa de la hija 

– Que te valla bien pequeña y estudia para que las dos sean mujeres fuertes y empoderadas. Dije como todo un buen hombre cínico. Adiós 

– Adiós. Dijeron ambas al tiempo. 

Subi al auto y tome la vía como si de verdad me fuera a largar, pues si lo hice, llegué al primer pueblo que no estaba tan lejos, me cubrí con los lentes oscuros y mi gorra, hice compras porque lo que era yo no iba a dar mi brazo a torcer. No dejaría libre a Seher no por ahora. 

Me senté en una cafetería y ví las noticias... 

– Pues tristemente no se sabe nada de la esposa de Sergey Dossantos pero aún seguimos preocupados por su estado y su salud, la policía asegura no abandonar el caso y es que uno de los otros interesados es Hugo Delgado. Dijo una periodista

– Es lamentable este hecho, pues el hijo de los dueños de uno de los mejores  restaurantes también está dentro del círculo de la hermosa joven. Dijo otra de las periodista

– Que triste que estas cosas pasen, hay que alzar la voz y que se respeten los derechos a las mujeres. Dijo la periodista que había hablado antes. 

Frunci la boca algo molesto 

– Así que los delgados están interesados, ¿¡Quién lo diría?! 

Mire la hora en mí reloj, deje el pago en la mesa y me levanté de la silla. 

Al llegar a casa ya no estaban las dos intrusas. Me sentí más relajado al ver que no tenía de que preocuparme. 

Los días pasaban... Tuve uno que otro problema con esta mujer, no daría mi brazo torcer. 

Cada vez que me hacía enfurecer no le daba alimentos. De esa manera aprendió a qué es lo que yo diga, se hace lo diga y como lo diga. De lo contrario lo lamentaria...

 

Seher 

Este encierro con este ser despreciable e inhumano era una tortura, no tuvo ninguna clase de sentimiento al confesarme que me había violado, fue de lo más ruin, es la peor experiencia que una mujer puede experimentar y más sin es una niña, no tienen ni la menor idea de lo terrible que se siente perder tu virginidad de la manera más violenta y encima perder partes de esa noche. 




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