¡Quién ha visto llorar
al osado Juan Pelón!
se la pasa sentado
debajo de la enramada...
porque le han robado
una tajada de melón.
Lo guardaba para
su bella amada.
La pálida dama que
pasea por el callejón.
Que Cabalgando sobre
una briosa rana blanca,
anda dando brincos y
brincos y más brincos
en el playón y se cayó
en el madrejón.
¡ Dios santo! dijo la rosa Luna.
La señora está temblando
por el frío, yo la abrigare
con paños de suave fibrana
¡No se preocupe por mi señora!.
Que busco al amor mío,
aunque esa exótica
belleza que posee hasta
me parece humana.
Mi valiente varón
camina sobre el río.
Así va dijo la rana:
Cabalgando una liana.
Llegada la noche se
encuentran abrazados,
mojados por el rocío.
Y por la mañana el sol
lo secó con una sábana
de tersa flama.
Felices estaban los
dos enamorados,
Ñya el día los acaricia
con su luz, y fue así que
Juan Pelón se casó
con la dulce Ana.