―LOS EXPLOSIVOS DEBEN ir precisamente en estos puntos, de esta forma evitaremos que toda la construcción colapse de una sola vez, todos los equipos deben estar en sincronía para que el plan no tenga ninguna falla.
Aria elevó su mirada, tenía completa atención de las treinta personas amontonadas en la cabaña.
―El primer equipo de soporte a cargo de Alena y Hunter permitirá la entrada apenas el sistema de seguridad esté desactivado, luego el primer equipo de explosivos a cargo de Liam y Kevin avanzará hacia el cubo con el equipo de soporte cubriéndolos de los guardias, una vez detonados los explosivos, el segundo equipo deberá actuar rápido para detonar las minas en los puntos estratégicos para evitar que el servicio de seguridad complementario nos rodeen, Sean, William, Luke y yo nos encargaremos de sacar a los prisioneros y guiarlos hacia los camiones, el segundo equipo de soporte debe estar alerta para intervenir y cubrirnos. Si todo sale tal cual lo hemos planeado, tendremos a todos los prisioneros a salvo en los camiones exactamente a las cinco de la madrugada. ¿Hay alguna duda?
Todas las miradas se dirigieron desde ella al puma que estaba cruzado de brazos a su derecha, y luego al leopardo de las nieves a su izquierda.
Ella suspiró con cansancio.
―Puesto que ya expliqué quién es William y qué es lo que hace aquí, no veo necesario repetirlo ¿Hay alguna duda respecto al plan?
―No ―respondió la mayoría.
―Bien, entonces pueden ir a preparar las cosas ― concluyó Sean―. Partiremos en seis horas.
Uno a uno, los pumas fueron abandonando la cabaña seguidos por los suyos, Aria tenía la firme decisión de no llevar a toda la fuerza de su clan a la misión, había aprendido de sus errores, dejar a los vulnerables sin protección era algo muy arriesgado así como también lo era arriesgar las vidas de los suyos en misiones de alto calibre.
No cometería los mismos errores, no quería perder a más miembros.
A pesar de que la gran mayoría se hallaba ansiosa de colaborar, ella tuvo que ser firme y no ceder ante la buena voluntad, lo hacía por protegerlos. Su clan era pequeño y por ende vulnerable, lo sería por mucho tiempo.
Sólo había escogido a seis para cumplir los roles necesarios, esta vez, siguió el consejo de Sean y dejó que él llevara un mayor número de mujeres y hombres dispuestos a ayudar.
― ¿Estás bien? ―la suave voz del puma captó su atención―. Te ves algo apagada.
Ella movió su cabeza y cuello en un lento vaivén circular que sirvió un poco para estirar sus músculos.
―Estoy algo cansada ―respondió luego de terminar su ejercicio, miró a Sean a los ojos―. No he dormido bien.
Nunca lo hacía, regularmente dormía entre cinco y seis horas por noche, eso si no tenía pesadillas que le quitaran el sueño durante madrugadas enteras.
―Pronto terminará ―el puma se enderezó, era increíble para ella ver que tenía su misma altura, su mismo tamaño, su mirada oscura la veía como una igual, algo que no muchas veces tenía la posibilidad de presenciar estando con otros cambiantes―. Iremos, volaremos el cubo de Kreiger, liberaremos a los prisioneros como verdaderos héroes y regresaremos para lidiar con las consecuencias.
Una débil sonrisa tironeó sus labios, sólo Sean era capaz de bromear en las situaciones más tensas.
― ¿Estás seguro que Derek podrá cubrirnos?
Sus ojos perdieron su brillo por un instante, ella sabía el lazo de amistad incomprensible que existía entre Sean y el alfa del clan Moon Fighters, pero aun así su instinto le exigía que dudase de cualquier depredador ajeno a su círculo de aliados, más si ese depredador era un lobo, su crudo pasado y sus constantes cruces con cambiantes lobos le habían hecho dudar de cualquiera de ellos.
―Claro que lo hará, somos aliados.
Rápidamente el tono del puma pasó de ser amable a defensivo, Aria comprobó la férrea determinación que tenía por proteger su verdad, estaba claro que Sean percibía sus dudas, y estaba decidido a probar que los lobos eran dignos de confianza.
Pero, por otro lado, Aria tenía todo el derecho de dudar de desconocidos, después de todo Derek sólo había hablado con ella en muy pocas ocasiones, en la última, ella había accedido a un desesperado pedido de ayuda por parte del lobo alfa para buscar a sus niños perdidos, y al hacerlo arriesgó su vida y perdió a dos de sus protegidos.
El liderazgo tenía un precio muy alto.
―Descansa un par de horas ―Sean cambió de tema―. Nos veremos a las diez.
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Editado: 23.02.2019