El ascenso de Liam
Estaba inquieto, nervioso, más que de costumbre, no paraba de pensar una y otra vez en el giro brusco de los acontecimientos.
No quería esto.
Pero tenía que hacerlo, sin embargo, el hecho de que sabía que nunca podría fallar a su palabra no impedía que los sentimientos de duda y depresión se asentaran en su pecho, no impedía que se sintiera incapaz de cumplir con el peso de lo que esperaba.
La extrañaba, demasiado, se sentía como un bote sin remo a la deriva. Pero sabía que era lo que necesitaba, y ella volvería.
—Quedate quieto de una vez.
Shelly lo detuvo al llegar a la ventana, con una mano en su hombro y otra en su mano.
Liam se movió.
—Dejame.
Volvió a su vaivén, necesitaba pensar pero no sabía en qué, los nervios lo estaban comiendo por dentro.
—¡Liam!
Se giró para verla a los ojos, un movimiento brusco y repentino que lo tomó por sorpresa, pero no a la mujer humana que lo miraba fijamente a los ojos sin inmutarse.
Sus dientes apenas habían salido, Liam tuvo que controlarse.
Inspiró aire e intentó calmar la tormenta de su corazón. Deshizo el bloqueo que tenía sobre el vínculo que lo unía a Shelly, era algo puro y fuerte que escapaba a su entendimiento, pero le gustaba tenerlo, saber que ella se quedaría junto a él a pesar de todo y que él la mantendría a salvo.
—Será esta noche —ella dijo, su voz firme y cálida—. Mañana llega la luna llena.
—Aún no estoy listo.
Se acercó a ella, Shelly se acomodó entre sus brazos y descansó su mejilla contra su pecho, Liam bajó su mentón hasta posarlo suavemente sobre su cabeza. Inspiró su aroma, sutil aroma a humano mezclado con jazmín, eso siempre lo calmaba.
Pero no esta vez.
Liam estaba completamente solo en sus deberes, y eso le aterraba aunque por fuera se mostrara como el hombre reservado y solitario de siempre.
Aria se había ido, él era el líder del clan, el alfa.
Tenía vínculos de sangre que formar antes de la luna llena como lo estipulaba el código del alfa. Pero su inseguridad estaba en el hecho de que los demás optasen por no seguirlo y desintegrar el clan.
¿Qué pasaría si eso sucediera? ¿Qué haría él?
Desde hace más de seis años la vida en el clan era todo lo que conocía, sus amigos y compañeros eran la única familia que conocía.
—No puedes retrasarlo —ella murmuró—. Lo sabes.
—Necesito pensar.
—¿En qué? Ya ha pasado una semana desde que se fue, y todos siguen aquí. —Una pausa, ella movió su rostro para apoyar su frente en el centro de su pecho —. Al menos siguen rondando por el territorio.
Aunque habían aceptado la decisión de su líder, no les era fácil seguir viviendo en el clan, Aria era el pilar, el inicio, siempre fue el pegamento que los mantenía a todos unidos, y ahora que no estaba no sabían el rumbo a seguir.
Nadie se había ido, pero eso no significaba que lo aceptaran como su líder. Y eso era lo que Liam temía, tenía miedo de que las pesadillas que veía noche tras noche desde que quedó a cargo de forma definitiva se hicieran reales, temía iniciar la ceremonia y ver como todos se iban dejándolo completamente solo. Incluso Shelly lo dejaba en la oscuridad de sus sueños.
—Tengo que salir. —se separó de ella y le dio un beso en la frente—. Volveré antes del atardecer.
—Liam, promete que no harás nada indebido.
Liam besó a Shelly hasta que la conexión que los unía vibró con fuerza, el calor acogió su corazón a medida que sus labios eran succionados con suavidad, tuvo que alejarse, cada vez que besaba a Shelly quería más, desde que ambos se quedaron como pareja su ambición de contacto había aumentado considerablemente.
—Yo nunca rompo las reglas —le susurró al oído—. Tu turno de vigilancia comienza en media hora.
—Ahora que eres alfa eres más mandón que nunca.
Él sonrió, el peso de sus pensamientos se aplazó en la mirada de su mujer.
—De todas formas nunca me haces caso.
—Señor Liam, debe irse antes de que las cosas se pongan feas.
Sonrió y tomó su abrigo, Liam dejó a su compañera en la seguridad de su cabaña y se dispuso a correr hacia la zona donde aparcaban los vehículos. Puso en marcha su camioneta y condujo hasta Lake Saint Jerome. En su celular anotó un número para llamar, era algo indebido aunque activara el modo altavoz, pero no quería perder mucho tiempo.
—Luke al habla.
—Hola Luke.
—¿Qué necesitas?
Seguridad, necesitaba seguridad, su clan se estaba desplomando y él ni siquiera había tomado el puesto como lo exigía las reglas.
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Editado: 23.02.2019