Almas antiguas

Capítulo 5: Princesa fugaz. Parte 4

Cambridgeshire 1748

—¡Simplemente dime que no es cierto! ¡Dime que no me enamoré de ti en vano, dime que no te irás! — grité tanto como mis pulmones podían aguantarlo.

—Harriet no puedes pedirme eso— contestó apesadumbrado Sam del otro lado de la habitación. Verlo me provocaba dolor, parecía un simple hombre destrozado por la pena, pero nada se comparaba a mi dolor.

—¡Tú no puedes abandonarme aquí ahora! Deberías haberme dicho todo esto antes— lloré sin poder parar— Eres un egoísta ¿Por qué permitiste que me enamore de ti? — me acerqué a el y golpee su pecho, sabiendo que aquello no le provocaría ningún dolor.

—No es como tu crees— susurró tomando mi cara entre sus manos y secando mis lágrimas.

—¿Y como es? ¿Se supone que un poder superior te ordena que te alejes de mi de un momento a otro y lo vas a hacer?

—No es tan simple Harriet.

—¿Qué no es simple? — demandé alejándome de él tanto como me era posible. No podía soportar que me vea llorar de ese modo.

—Harriet por favor no llores, yo no planee que las cosas sucedan de esta manera

—Yo tampoco lo planeé, ¡No puedes venir aquí, convertirte en mi vida entera y hacerla pedazos de un momento a otro! — grité.

—No me digas eso por favor— se acercó a mí.

—¡No me toques! ¡No te atrevas a volver a tocarme o a mirarme como si fuese el amor de tu vida por que de todas formas de iras con ellos y me dejarás aquí muriendo de dolor!

—No es cierto— susurró.

—¡Si es cierto Samuel, eres un maldito egoísta, no quiero volver a verte!

—¿Crees que es fácil? ¿crees que yo elegí esta especie de vida? — levantó su voz por primera vez hacia mí, a cualquier persona la hubiera acobardado, pero yo no le tenía miedo a él, sabía que nunca podría lastimarme mas de lo que lo estaba haciendo en ese momento.

—Tu elegiste irte de aquí— exclamé.

—¡Yo no elegí enamorarme de ti, y principalmente no elegí abandonarte por ellos, irme a morir lentamente por que mi vida eres tú! —gritó.

—¡Si yo fuese tu vida no te irías! — le contesté a los gritos haciéndole frente, nunca habíamos discutido de esa manera.

—¿Es que no lo entiendes? ¡Por esa razón es que me voy! Debo irme porque tu eres mi vida entera y no puedo permitir arriesgarte por estar a tu lado.

—¡Sam tu no elijes arriesgarme o no! Mi vida es corta ,no como la tuya, déjame que yo decida su duración— rogué aferrándome a él.

—No sabes lo que estas diciendo Harriet es muy arriesgado, el cielo entero vendrá a buscarme y tu no serás nada más que daño colateral— habló directo a mis ojos.

—Si te vas de todas formas moriré— lloré.

—No digas eso— besó mis labios duramente una y otra vez intentando que deje de hablar.

—¿Me amas?

—Mas que a nada en el mundo, mas que a mi propia vida. ¿no ves que ese es el problema?

—No te vayas Sam— supliqué llorando y abrazándolo— Te lo ruego Sam no te vayas por favor— tomó mis manos y se alejó de mí.

—Siempre te amaré Harriet, lo siento— dijo pausadamente y desapareció. Dejándome sola, vacía y destruida para siempre.




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