Corrí por el pasillo para alcanzar a Lola, y ella hacía justamente lo contrario para encontrarnos.
—¡Que acabo de ver! — ciertamente no era una pregunta.
—No quisiera hablar de eso— dije riendo.
—Tu sí que la pasas bien en clases, ¿Quién lo diría? Emma y el profesor más guapo que haya existido— dijo haciendo señas con sus manos, como si estaría leyendo un cartel de película, no pude evitar comenzar a reír.
—No es para tanto, pero Lola, estoy loca por él— me detuve en el pasillo para poder hablar tranquilas— sé que es muy pronto y no sé cuánto tiempo debería esperar para decir esto, pero creo que siento muchas cosas por él, no podría sacarlo de mi cabeza nunca— admití.
—¿Cómo que “crees”? Emma, disculpa, yo soy tu mejor amiga y sabes que te apoyo en todo, pero ¿Creer? ¿eres tonta? ¡Estas completamente enamorada de ese hombre, a ver cuándo lo notas! —gritó.
—Es muy pronto para hablar de amor Lola, apenas ha pasado mas de un mes— hablé por lo bajo.
—¿y quien dice cuando tiempo debe pasar para sentir amor? ¡Lo puedes sentir de un día para el otro, o toda la vida sin siquiera notarlo! ¿Por qué no te permites reconocerlo?
—Tal vez tengo miedo del poder que tiene Sam sobre mí, no dejo de pensar que si un día decide irse quedaré destruida por completo, esa idea no sale de mi mente por más que lo intente, algo me dice que no va a durar lo nuestro.
—Emma, permítete ser feliz sin pensar, por un segundo, en las consecuencias que eso pueda tener, por que las consecuencias no son lo que importa cuando se trata de amor.
—¿Por qué estamos hablando de amor?
—Lo que yo vi ahí dentro fue un amor completamente desesperado y urgente.
—Ok Shakespeare, deberíamos irnos porque si no recuerdo mal tienes una cita está noche— finalicé riendo.
Lola se encontraba tan feliz esa noche que no pudo notar que Alex no nos había dirigido la palabra en todo el día, a mi tal vez porque sabría que lo había notado, yo no encontraba la forma de sacarla de su alegría y decirle que debía hablar con él, ni siquiera me caía muy bien ese chico Ashton, Lola era su quinta conquista en la semana seguramente, pero ella estaba feliz y yo no podía ser egoísta con ella. Las parejas habían sido armadas casi de forma inconsciente, Lola se entendía perfectamente con Ashton, aunque no habría comparación si la veía con Alex, Jessica y Thomas habían decidido sentarse juntos y a mi no me quedaba otra que estar sentada con Eric, habían elegido como era de esperarse una comedia romántica, demasiado romántica para mi gusto, tal vez no era la mejor forma de que me sienta cómoda en mi situación. La realidad era que no podía dejar de pensar en Sam y en como me sentiría yo si la situación sería al revés, pero el entendía que no tuve opción por que no podía fallarle a mi amiga. La película se tornaba cada vez más romántica, tanto que hacia que quiera reprocharle al director por clasificarla como comedia romántica, nada me parecía cómico en ese momento. Lola estaba tímidamente tomada de la mano con Ashton, y Thomas había juntado todo su valor para extender su brazo por detrás de Jess en lo que parecía ser un abrazo. Eric y yo mirábamos fijamente la pantalla, se podía a kilómetros que nos moríamos de aburrimiento y de que haber asistido había sido el mas grande error de la noche.
—Si no te molesta voy a decir que esta película es un asco— susurró el chico con todo su desenfado en mi oído, reí por lo bajo.
—¡Hasta que alguien lo dice al fin! — respondí con la voz lo más baja posible.
—No ha pasado mas de media hora y ya quiero ahogarme en tu balde de pochoclos— susurró.
—Ah no, cómprate los tuyos— dije riendo. Una señora sentada atrás nos mandó a callarnos y ambos reímos, al menos él también pensaba que este momento era un asco.
No habían pasado más de diez minutos en los que intentaba concentrarme en la mala película que habían elegido cuando volvió a hablar.
—¿Podríamos irnos a tomar un helado y no sufrir este horror de película? —preguntó susurrando. Lo pensé por un momento hasta que me convencí de que no era algo malo, peor sería aburrirse.
—Me parece una idea excelente— contesté y le dejé mi balde de pochoclos a Lola.
Cuando salimos me di cuenta de que deberíamos hacer tiempo durante dos horas hasta que la película acabe.
—Necesito por lo menos un kilo de helado para congelar mi cerebro y que olvide las estúpidas escenas de esa película— dijo Eric.
—Vamos, no era tan terrible— contesté
—¿Qué no lo era? Era lo mas cliché del mundo— respondió riendo.
—Bueno sí, era terrible, lo admito.
—Siento pena por todos los que están en esa sala— agregó y reímos. Al menos el chico intentaba ponerle humor a la situación.
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Editado: 14.07.2019