Almas antiguas

Capítulo 9: Retrocede

Sostuve mi mochila fuerte con ambas manos y di un fuerte suspiro, después de todo lo que había sucedido volvía a mi vida cotidiana, supongo que nadie me habría juzgado si decidiera no continuar con el semestre, pero yo sabía que, si me detenía, aunque sea por un momento, para analizar todo lo que había ocurrido me derrumbaría. No sabía nada de Sam desde aquella discusión lo que me demostraba que su decisión era definitiva, intentaba buscar el lado positivo de todo lo que estaba viviendo como lo había hecho toda mi vida, pero no me estaba resultando. Supongo que al menos Lola y Alex habían vuelto a estar unidos, aunque solo lo hacían para apoyarme. Mi padre se recuperaba y de a poco se sentía como un nuevo comienzo, como si los meses anteriores con Sam no hubiesen existido, pero no era así. Lo nuestro fue tan real como que el sol sale por las mañanas, no podía evitar sentir que a pesar de todas las dudas y mentiras que se interpusieron entre nosotros necesitaba quererlo.

 

Decidí que seguir mirando la fachada del edificio no cambiaría las cosas, debía enfrentarme a todo lo que resultaba de haber terminado nuestra relación, cruzar esas puertas y no demostrarle mi dolor.

 

—Los he encontrado, estaban en el baúl del carro de Ashton—dijo Lola tomándome del brazo en señal de apoyo. Le dirigí una mirada fugaz a Alex para comprobar su estado de animo y sonrió con pena.

 

—Bueno, supongo que entonces debemos entrar—decidí y ambos me miraron.

 

—No te preocupes, ese idiota tampoco aparece por aquí hace tiempo— Alex intentó, a su manera, tranquilizarme.

 

—Al, podrías decirlo de otra forma— reprendió Lola.

 

—¿Y cómo quieres que lo diga? Siempre supe que algún día tendría que romperle la cara—reprochó. Sonreí al notar que los extrañaba juntos.

 

—Pero es una cara tan linda— dijo Lola empujándome para que sonría.

 

—¡Lola! —reprendí—. Se ha acabado, lo dejó claro, no quiere seguir con lo nuestro.

 

—Lo sé Em, él puede ser increíble pero tu eres hermosa y encontrarás al indicado.

 

—Creo que fue suficiente para mí por este semestre.

 

—Eric me tuvo harto preguntando por ti durante todo este tiempo, ¿Qué les has hecho a ese tipo? — dijo Alex intentando cambiar el tema.

 

—Me envió varios mensajes que no contesté.

 

Lola me miró con desaprobación.

 

—¡No creí volver este semestre! —me justifiqué.

 

—Supongo que eso es lo único que debemos agradecerle a Dagger— comentó Lola mientras subíamos las escaleras.

 

—Agradecerle, como no— dijo Alex sarcástico.

 

—Ya no importa supongo.

 

—El tiempo cura todas las heridas Emmi— me consoló Alex pasando un brazo por mi hombro—. El tiempo que pasas tomando alcohol— terminó y los tres reímos.

 

Nos sentamos en nuestros lugares cerca del resto del grupo y el corazón me latía rápidamente a la espera de que Sam cruzara esa puerta. Sin embargo, no podía evitar sentirme enojada, nunca tuve una respuesta a mis preguntas, ni a su extraña reacción aquella noche cuando le confesé que soñaba con él, tal vez todo ese tiempo estuve intentando ignorar que había algo extraño en él y tenía que averiguarlo, aunque quizás eso no era lo mas sano para superar la relación.

 

—Buenos días a todos— la voz del profesor silenció las voces en mi cabeza, no era Sam, pensé que quizás eso sería lo mejor.

 

—De nuevo este tipo, queremos a Dagger— dijo Marlene a Lola riendo. Quiero a Dagger, tan cierto. No. Quiero quitarme de la cabeza a Dagger.

 

El lado positivo era que podría estudiar tranquila y con todo el tiempo que no había asistido a clases eso era muy valioso, podría ser que aquel era el profesor titular y Sam ya no volvería a pisar el campus. Esa idea estuvo presente el resto de mi día y a medida que las horas pasaban no podía ocultar mi tristeza, solo deseaba volver a nuestro apartamento y llorar todo lo que no había podido hacerlo las semanas anteriores.

 

—¡Emma has vuelto! — su voz me pareció conocida, el chico de los dulces ojos azules estaba del otro lado de la cafetería y se veía con toda la alegría que me hacía falta en ese momento.

 

—Si, eh… disculpa que no respondí tus mensajes— dije sinceramente.

 

—Todos mis mensajes— remarcó sonriendo.

 

—Lo siento.

 

—No te preocupes, Alex me contó lo que sucedió— agradecí a Alex para mis adentros, solucionando mis problemas desde siempre—. Espero que tu padre ya esté mejor.

 




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