Almas antiguas

Capítulo 10: Sorpresas

Encendí la pequeña luz junto a mi cama y continué intentando recuperarme de mis pesadillas, llevando mi mente hacía recuerdos felices, pero aquello era cada vez más difícil. El saber que Sam no se había ido por completo me traía tristeza y esperanza, ambas en igual magnitud. Quería odiarlo por decidir abandonarme en vez de darme respuestas, pero no podía evitar ver su rostro al cerrar mis ojos y desear estar aún a su lado.

Me levanté en silencio y me dirigí a la cocina, el insomnio era mi otro compañero de habitación.

—¿Otra vez no puedes dormir? — preguntó Lola acercándose a la heladera.

—Sí, lo siento si te desperté.

—No te preocupes, te pasaron muchas en los últimos meses.

—Supongo que estoy tan cansada que no puedo dormir.

—A veces gritas, eso me preocupa— admitió sirviéndose un vaso de leche.

—Lo siento.

—¿Cómo lo llevas?

—¿A qué?

—Lo de Sam, lo de tu padre.

—Estoy feliz de que mi padre esté recuperándose.

—¿Y Sam?

—Me pregunto si alguna vez voy a poder olvidarlo.

—Emma… ¿Quieres olvidarlo?

—No quiero hablar de eso Lola, lo siento—dije en voz baja—. ¿Qué vas a hacer con Al?

—No lo sé, pero voy a dejar a Ashton, si estuviera enamorada de él no estaría todo el día pensando en Alex.

—Me parece muy sensato, te felicito— sonreí.

—Es la madurez que me traen los veintiún años— dijo riendo.

—¡Pero si todavía no los cumples!

—Me estoy preparando mentalmente, ¡es mañana y quiero que hagamos algo!

—Lo que quieras.

—Lo estoy pensando todavía, podemos ir a bailar con el grupo— dijo pensativa.

Deseaba contarle que su padre ya tenía todo organizado y yo era su cómplice numero uno, me encantaría contarle porque si alguien sabía hacer una fiesta era Lola, pero no podría arruinar esa sorpresa, él se había encargado de alquilar el bar que se encontraba a unas pocas cuadras del campus y yo de invitar a todos y rogar que mantengan el secreto.

—No salimos de noche desde mi incidente en el cumpleaños de Eric— recordé la cantidad de veces que me hicieron ver el video de aquella noche y me avergoncé.

—No te vendría mal un poco de diversión, ya ha pasado un tiempo desde… bueno eso— señaló intentando evitar nombrar a Sam otra vez.

Nuestra charla fue interrumpida cuando se fueron las luces del edificio.

—¡No puedo creerlo! — dijo Lola encendiendo el flash de su celular, hice lo mismo.

—Va a volver pronto, habrá fallado algo— un fuerte sonido nos paralizó y nos paramos una al lado de la otra, Lola agarraba mi brazo e intentábamos observar alrededor.

—¡¿Qué fue eso?! —gritó asustada.

—¡No lo sé, debe haber sido afuera!

Se escuchó otro fuerte golpe y la puerta crujió, dimos unos pasos hacia atrás y tomé la base de un velador con una mano.

—¡¿Qué vas a hacer con eso?! —preguntó.

—¡No lo sé! — grité.

El siguiente sonido que oímos provino de nuestro baño, parecía que los espejos habían estallado, gritamos y corrimos hacía la puerta del apartamento.

—¡Está trabada! —grité.

—¿Cómo que está trabada?

—¡No lo sé, no puedo abrirla Lola! — dije y oímos otro fuerte sonido en el piso de arriba.

—¡Si esto es una broma de mal gusto les juro que voy a matarlos! —gritó Lola hacía la puerta.

—¡Abran! —grité.

—¡No estamos en primer año, ya no es gracioso!

—¿Y si no es una broma Lola? ¿Deberíamos llamar a la policía?

—No lo sé— dijo asustada.

Golpeamos la puerta y gritamos sin parar hasta que al fin alguien del otro lado le dio un fuerte golpe y la abrió por completo.

La luz del otro lado dañó nuestros ojos.

—¿Chicas están bien? Hubo un corte en el suministro eléctrico— dijo el señor Russel, el encargado del edificio.

—¿Qué fueron esos golpes? —pregunté, el hombre bajó su linterna al notar que nos dañaba la vista.

—Yo no oí nada.

—En el pasillo y en el apartamento de arriba—continuó Lola.

—Casi todos salieron esta noche, no creo que hayan estado haciendo bromas—dijo el hombre.

—Nuestra puerta se trabó, debemos pedir que la reparen mañana.

—No se hagan problema por eso—contestó.

—¿Saben cuando volverá la luz? —preguntó Lola molesta.

—Ya lo estamos solucionando.

—Gracias señor Russel, no pretendimos asustarlo—me disculpé.

—No te preocupes Emma, que descansen—dijo alejándose.




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