—En cuanto Johari de una señal podremos partir— indicó Gael.
Sam extendía un mapa que parecía haber estado cerrado por siglos, observé atentamente las rutas y ciudades marcadas en él, ninguna de ellas me era familiar.
—¿Quién nos asegura que podemos confiar en ella? —preguntó Maddie escéptica.
—Es nuestra única forma de saberlo—respondió Sam. Inmerso en el gran mapa.
—No deja de ser un maldito demonio—respondió ella desafiante.
—No sólo es eso, no sabes toda la historia— contestó. Comenzaba a pensar que yo tampoco sabía toda la historia.
—¡Es evidente que nunca me cuentas toda la historia! — reprochó ella, miré a Sam esperando una respuesta.
—Madison— reprendió él por lo bajo. Algo sucedía entre ellos, eso se podía notar.
—Creo que confiar en ella es la única opción que tenemos por ahora— las palabras salieron de mi boca antes de poder decidir si esa era una buena opción. Contrario a lo que hubiese esperado Maddie se quedó en silencio.
—¿La llave está aquí en Italia? —Indagó Gael.
—Capilla de la Catedral de Monza— respondió Sam, pensando en voz alta. — Allí se encuentra.
—No debería ser difícil ingresar, pero están custodiando todos los objetivos divinos, nos rodearán de inmediato.
—Dos arcángeles ingresando a la catedral de Monza no es algo que se vea todos los días, estarán allí en minutos— comentó Maddie. Me pregunté por qué no consideraban aparecer allí.
—Los lugares que custodian objetos divinos están custodiados y protegidos con los símbolos, los ángeles no pueden aparecer en ellos— me explicó Gael ignorando el hecho de que yo no había formulado la pregunta, mis ojos se abrieron de par en par.
—No...—intenté ordenar mi mente rápidamente— No hagas eso por favor.
—Lo siento tus pensamientos son muy ruidosos— se quejó.
—Hace una semana mi rutina se basaba en desayunar pizza y asistir a clases, y hoy me encuentro con un grupo de ángeles, arcángeles y seres que jamás imaginé que podrían existir decidiendo el destino de la humanidad, lo siento si mis pensamientos son ruidosos— Maddie comenzó a reír luego de mi inevitable defensa.
—Me gusta tu espíritu— dijo él. Sam sonrió.
—Debemos crear una distracción en la zona para que nos dejen una ventana en la cual actuar y luego...
—Podríamos entrar nosotros— Interrumpí a Sam.
—De ninguna manera— dictaminó.
—Piénsalo, dos arcángeles llamarían la atención de todos, pero por lo que al resto respecta soy una simple humana.
—No es así— dijo Maddie.
—Algunos pueden reconocerte, ángeles o demonios—cortó Sam.
—Podríamos entrar, borrar los símbolos, ví en el castillo que alguien logro hacer eso desde adentro para dejar pasar a los demonios. Haremos eso y luego Harvey nos sacará de allí para que ustedes tres consigan la llave.
—Es un buen plan Sam, lo ha formulado perfectamente deberíamos escucharla— comentó Gael, sonreí.
—No voy a exponerte, no lo permitiré.
—No puedes encerrarme Sam, quiero ayudar, cualquiera de todos ustedes llamaría su atención.
Sam se mantuvo en silencio por un momento hasta que la puerta se abrió y Blair ingresó.
—Podemos hacerlo.
—¿Estaban escuchando? —preguntó Maddie.
—Nosotros también tenemos nuestros trucos— dijo Harvey junto a Connor.
—Sam, por favor— pedí.
—Si pudiera encerrarte para mantenerte a salvo lo haría— se lamentó el observando el mapa, podía ver en sus tiernos ojos verdes que deseaba con todas sus fuerzas tener otra manera de entrar sin exponerme.
—Yo tampoco quiero perderte— susurré tomando su mano.
—Está decidido— declaró Connor.
—Lo haremos, y conseguirán esa llave—Harvey habló esta vez, Blair se veía satisfecha.
—Me parece un buen plan— dijo Maddie. Gael tomó el mapa y esperó la respuesta de Sam.
—Es tu decisión hermano— dijo él. Sam miró a mis ojos como si no existiese nadie más en la habitación.
—Si vuelvo a perderte yo no sé qué es lo que haría— se lamentó.
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Editado: 14.07.2019