Almas antiguas

Capítulo 16: La búsqueda. Parte 2

El hombre no dudó en atacar también sin necesidad de empuñar un arma, su rostro salvaje manifestaba que deseaba un buen combate, Connor era un gran luchador y sin embargo él logró desarmarlo en unos minutos a lo que el nephilim reconoció como una invitación a llevar su lucha a otro nivel.

«Ahora, corre» pidió una voz en mi cabeza y eso hice, debía alertar a los demás de que teníamos compañía, logré llegar a unos pocos metros de las puertas cuando un enorme estruendo hizo que me detenga en seco y mis ojos se posen en el altar para descubrir el cuerpo de Connor impactando contra la pintura de cristal que se alzaba tras este.

El hombre extendió su brazo hacia mí y un lazo invisible me arrastró hasta sus pies por mucho que intenté sostenerme de todo lo que me rodea, cuando me tuvo a sus pies su mirada era la de un cachorro que sólo deseaba jugar con su presa entonces lo supe, no saldría de allí con vida si no lograban borrar aquellos símbolos, si las nuevas instrucciones para los demonios se limitaban a destruirme todos los que estaban de mi lado corrían peligro, pues al diablo ya no le interesaba el apoyo de Sam a su lado. Intenté luchar cuando puso sus manos en mis hombros, pero no logré hacerlo antes de que me arroje contra los bancos que se encontraban a unos seis metros de distancia.

Mi espalda se sintió romper al impactar contra estos. Dos hombres más cruzaron las grandes puertas.

—¡Emma! —gritó Connor, y observé a Harvey aparecer tras el  gran hombre. Nos mataría a todos si no lográbamos cambiar su objetivo.

—¡Connor! —chillé—¡La corona! —grité poniéndome de pie, el nephilim me miró anonadado y corrió hasta donde esta se encontraba sin entender demasiado la nueva revelación ofrecida. Casi pude oírlo quejarse “No es cierto” murmuró. No lo era, pero nadie más sabía eso y fue suficiente para que nuestros dos nuevos acompañantes corran detrás de él.

—¡Lo sabía! —Exclamó Harvey apareciendo a pasos del hombre y clavando una espada en su pierna, aunque su primer objetivo haya sido su cabeza, pero este logró percatarse a tiempo.

El hombre se miró la herida y lució una sádica sonrisa antes de empujar a Harvey hasta las paredes de la catedral que se encontraban a metros de distancia y correr hacia mí. Harvey logró arrojarme una de sus espadas por las que corrí hasta alcanzarlas. Ya sabía los movimientos aunque no tenía la fuerza suficiente para empuñar las espadas y propinar un buen golpe a la vez por mas que lo intente. Harvey aprovechó la distancia para revolear hacia el un cuchillo que de inmediato tomó con una mano, como si mi cuerpo recordase los movimientos correctos la espada en mi mano se dejaba llevar de arriba hacia abajo, aunque sin causar daño alguno, hasta que el cuchillo cayó y la espada perforó la piel de su brazo. El nephilim ennegreció aun mas sus profundos ojos y golpeó mi rostro con el mango de mi propia espada, mis labios ardieron del dolor. Llevé lentamente el pulgar hacia mi boca para limpiar la sangre que brotaba. Él solo sonrió.

—¡Está hecho! —Gritó Blair y los dos majestuosos ángeles cayeron como si hubiesen atravesado el techo de la catedral, justo encima de nuestros atacantes. La musculatura en la espalda de Sam evitó que vea el resto del combate. Era nuestro momento de correr, aquellos hombres no serían los primeros en aparecer en mi búsqueda.

—Ellos se encargarán desde aquí—habló Harvey y su rostro se transformó de repente—No puedo… no lo entiendo—se disculpó observándonos a todos.

—Estamos bloqueados, no estamos solos—explicó Blair.

—¿No puedes hacer esa brujería tuya? —insistió Connor—Vamos Harvey tenemos la llave hay que largarse.

—Créeme que en cuanto pueda te perderé en Hawái—bufó él mientras corría adelante del grupo, adentrándonos en los callejones aledaños a la catedral.

—Todo este tiempo pudiste estar en Hawái y sigues aquí rompiendo edificios antiguos—bromeó Connor.

—Silencio—pidió Blair.

—¿Qué? —observé a mi alrededor en estado de alerta— ¿Qué sucede?

—Siento calma, siento… ¿alguien que nos espera? —preguntó a si misma.

—Se encontraba aquí—hablé para mis adentros.

—Está detrás de aquella puerta—contestó ella, ambas nos acercamos dejando a nuestros confusos compañeros detrás.

—¿A que están jugando ahora?

—Hay que correr, están llegando demonios—gritó Connor.

—Esperen—pedí. Una extraña sensación recorrió mi pecho al intentar abrir aquella puerta.

—Buscamos la llave—reveló Blair. Ambos se miraron confundidos.

—¡Aquí la tengo! —exclamó Connor con desesperación.

—Esa no es la llave—expliqué— Lo siento Connor.

—¿En serio? —se quejó y la revoleó tan lejos como pudo, Blair frunció el ceño en desaprobación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.