Pedro - cada día salía a emprender mi negocio de vegetales y hortalizas, junto a mi acompañante juan, las solitarias calles, montañosas y tenebrosas hacían del camino más lento y espeso, luchando para poder continuar hasta llegar a nuestro destino, pero llega momentos que el tiempo es nuestro peor enemigo y la noche nos agarra por esas calles, de curvas peligrosas que sientes cada presencia oscura quiere llamar la atención. Para todos aquellos que se cruzaban por las calles no resultaba muy evidente. Hace una semana atrás el camionero le llegó a un perito de transito porque imaginaron que era un típico problema de discos. Casi cada día pasaba por la central algún camionero que afirmaba que su sistema de recuento de horas al volante estaba defectuoso y cada día había un pringado que tenía que redactar un informe del departamento técnico- todo ello sabiendo que éste iba a caer en saco roto- sin embargo, lo primero que le digo al camionero a José cuando se sentó en su cubículo fue: No me venga usted también con lo de que el cansancio al volante hace ver cosas raras, porque me voy de aquí. Yo estoy harto de repetir lo mismo. José supo al instante que ese tipo le iba a alegrar el día.
Pasaron los meses y Pedro el camionero con su ayúdate Juan volvieron a pasar por la concluida curva, era obligatorio el paso por allí para ir a despachar su mercancía. Esta vez a la luz del día hicieron lo que nunca habían hecho. Estacionaron el camión, y al bajarse traían varios ramitos de flores con unas cuantas veladoras… trataran de medio limpiar el espacio de cada crucifijo metálico olvidado por sus familias, sin entender que ellos estaban en ese espacio sin poder continuar un destino que no entendían, que solo la fe, los rezos por estas almas entenderían que no pueden continuar en ese espacio terrenal.
Cuando Pedro y Juan colocaron esas veladoras, rezaron con los nombres que cada cruz tenían sintieron que la presencia maligna que los acompañaba desaparecía, y entendieron que el poder de Dios y la luz era más fuerte que la del alma oscura que no quería darle paso a la paz de las almas buenas.
Pedro- salimos de la curva tranquila y nunca más sentimos la sensación de espanto tenebroso en nuestro camión. Sin embargo siempre tratamos de pasar en el día y no dejar que la noche nos tome por sorpresa y menos por la curva de la muerte.
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misterio amor, misterio accidentes y muertes, basadas en hechos reales
Editado: 18.07.2020