Soy un alma y anhelo saber algo.
¿Por qué se cree que las almas son inmortales? La mía muere de a poco.
A cada año, cada mes... a cada orden. Muere porque ellos la asesinan; no les vale. Me destrozan y lo saben, siempre lo han notado. Escuchan mis gritos de agonía y los acallan. Los ángeles sienten mis señales y las ignoran.
He tratado de soltarme de las cadenas que me mantienen aquí, en esta prisión de huesos. Pero no importa, he fracasado.
Y cuando lo note, el día en que no escuche ni sienta, ya no existiré más; será muy tarde, estará vacío este cuerpo, esta cárcel, está alma se irá, y finalmente no quedará nada de mí.
¿Mis alas?
Parece que han sido cortadas. Ahora no es más que la pérdida del simbolismo de mi libertad.
Y mis ojos.
Verdosos ante el dolor, ahora permanecen inyectados de sufrimiento, guardando la rabia que lentamente fue depositada en mí hasta debilitarme por completo.
¿Habré merecido todo?
Porque de esa forma, tal como una flor al marchitarse, apagada, tenue, igualmente mi corazón, sin que pudiese evitarlo...
...al final fue corrompido.