Almas Gemelas

4. El club.

Aitana. 

Bueno, contextualizando. 

Ya nos pusimos firmes a buscar todo lo de Maro, o Armando. Algo que nos pueda servir para demostrar que lo que le hicimos, no fue el detonante para que hiciera lo que hizo.  

Estos días con el regreso a clases, la verdad me ha servido para volverme a sentir un poco mejor conmigo misma. Es decir, me siento más en paz. Porque con lo que nos dijo Will, puede que nosotros no solamente dañamos a Maro. Porque aclaro, no me voy a sacar de la colada, porque si tengo culpas, con lo que hice. 

Es que de verdad todavía recuerdo, como ese día nos avisaron de su muerte. 

Flasblack. 

Pueden dejar de hacer eso —Me reprochó Hongi —, ¿qué te ganas no pidiendole disculpas?

—No vengas con la misma cantaleta de siempre, Humberto —abrió la boca ofendido. Odiaba su nombre, por lo que prefería que le llamaran por Hongi —Además, no lo he molestado hace una semanas, siéntete orgulloso de mí. 

—Tu no eras así —me recrimino. Y si tenía razón, yo no era así, pero antes —. Eres valiente. No te va a pasar nada, Aitana, por decirle. Deja de ser una persona rencorosa y pretender que el hecho de dejarlo en paz, te salva de cosas. No porque él no diga nada, no porque no se defienda, significa que no le duele. ¿Crees qué es bonito qué se burlen de tu físico?, no. 

—Deja de dártelas de bondadoso, y deja de defenderlo. Que no se te olvide como me llego a tratar cuando mi madre y Edward, se murió —le recordé —Y vuelvo y te repito, lo estoy dejando en paz, como a todos. 

Maro siempre fue una de las personas que me humillaron cuando mi madre se murió, se sentía en el derecho de llamarme: "Huérfana" "Abandonada" y una cantidad de cosas más. Y ahora que él no es el mismo de hace casi tres años, ahora soy yo la que no puede hacerlo sentir un poco de lo que yo sentí. 

—¡No fue él! ¡Fue su familia, Armando y una cantidad de más personas! —bramó, muy enojado. No era común que Hongi se alterara; solamente que cuando lo hacía era mejor darle su espacio —De verdad quiero entenderte, Aitana. Pero debes pedirle perdón a él, sino luego te vas a estar arrepintiendo. 

—Te recuerdo que no soy la única que lo tiene que hacer. 

—Eso no te justifica —Con eso, se dio la vuelta. Y el resto de día no me dirigió la palabra. 

Tal vez ese día, el mundo me estaba dando una buen lesión. Una de ellas, fue el callarme las palabras. 

Ese día Maro no fue al instituto, ni el día siguiente, ni después de este. No fue hasta una semana después que no lo dijeron. 

>> Maro, se suicido. 

Y de esa manera, cada culpa y cada peso de mis actos, hizo efecto. Y tuve que empezarlo a llevarlo sobre mis hombros, hasta el día de hoy. 

Fin. 

Al ser una persona orgullosa, me cuesta mucho disculparme. Pero también se que una parte de mí, sabía que debía disculparme con él por todo. Pero no recapacite, y al final fue demasiado tarde. 

—Tu hermana me va acabar por traerte a este lugar —habla Will, sacándome de mis pensamientos. Revisa donde podemos estacionarnos, y cuando lo hace nos hace bajarnos del auto. 

Somos siete personas, y de esa manera nos subimos al auto de Will. 

Al bajarme me encuentro con una zona muy exclusiva, pero donde definitivamente hay fiesta todos los días. Todavía no es de noche, pero que ya hay bastante gente en los club. Will empieza a caminar a uno en especial, y me sorprendo al ver lo grande que es. 

Es de dos plantas, la del segundo piso, tiene su balcón, pero detrás de este, hay una puerta de vidrio. En el primer piso, se encuentra todo custodiado por guardaespaldas, que están permitiendo el ingreso. 

—Necesito entrar solo con Hongi y Aitana —nos indica. Estamos a unos metros —. El resto se va a quedar viendo si hay alguna clase de movimiento extraño, y otros en el auto, preparado para que cuando de la instrucción, nos marchamos de acá —Todos concordamos con él. 

Empezamos a caminar hasta la entrada, donde hacemos la fila. 

Al veniros, tuvimos que cambiarnos el uniforme. Por lo que ahora parecemos algo más mayores, bueno yo, porque a Hongi aparenta esa edad, y no que es menor que yo. 

—Por favor, no se vayan a separar. Es un buen club, pero el ambiente para los nuevos es pesado —nos indica —y no te sorprendas si te miran muy por encima, y a ti hermanito, te hagan propuestas indecentes.

Suelto una carcajada al ver la cara de pánico de Hongi. 

A ver, el lugar al que Will nos trajo, no es un club cualquiera; es uno para hombres homosexuales. Y eso se debe a que por sospechas al parecer Maro, frecuentaba este lugar. Al parecer cuando Will, todavía no estaba con André, venía a este lugar. Y allí lo vio unas cuantas veces. No recuerda que hacía, porque él mantenía en su cuento, pero si le sorprendía teniendo en cuenta que era menor de edad. 

¡Tenía dieciséis años! 

No era un lugar para alguien como él, aunque no se que haría podido hacer para que lo dejaran entrar; según Will, es complicado, a menos que no tengas una persona que autorice desde adentro, no lo tienen permitido. 

Al llegar a los guardias, nos revisan a todos, y como dijo Will. A mi me miraron como si fuera algo raro. De igual no es como que mujeres no vengan, si lo hacen, pero no es tan común. 

Ellos nos dejan entrar, y al hacerlo la música se cuela por mis orejas. El lugar es increíble, las luces neones no son de las que te marean, sino las que te iluminan de buena manera. Es muy grande el lugar, y la mayoría esta disfrutando. Will nos guía a mano derecha, para caminar hasta la barra, donde hay varias personas. 

Unos cuantos les silban a los Adams, sin vergüenza alguna. Aunque si me pongo a ver, sino los viera como dos hermanos, no podría negar que me gustaría que me dieran. Porque, ¡joder!, ambos son muy guapos. Ambos con sus ojos azules, con el cabello negro y crespo, y ahora bien cada uno tiene su estilo. El de Will es mucho más informal, siempre luce impecable, hasta con una pijama se ve bien; mientras que Hongi es urbano. 




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