Almas Gemelas

7. ¿Qué me pasa?

Austin. 

Me siento molesto y es que, el no tener control de lo que hago me molesta.

¿Por qué demonios la besé? ¿Por qué demonios la seguí cuándo iba con el imbécil del nuevo? Y además, ¿por qué me molesta qué hablen?

La desconocida jamás estaría con una persona como él, ¿cierto? 

Es todo lo contrario a lo que a ella le gusta. Un chico guapo, arriesgado que la haga sentir viva y sobre todo sea chistoso. No he pasado muchos días con Simón, pero no hace falta ser adivino para saber que no tiene esas características, desde ya puedo asegurar que es una persona inteligente y que su trabajo lo tiene muy ocupado, también que por este trabajo tiene sus enamoradas, que es simpático, pero no es para nada valiente.

En la cafetería donde tocan los chicos, el trabaja, es nuevo por lo que le pude sacar al encargado de ella; según tiene buenas referencias y que dejara de ser chismoso averiguando la vida de Simón. 

Un grosero total. 

— ¿En qué piensas? —inquiere Pablo desde la puerta de mi cuarto. 

Ni con él, ni con los demás he querido hablar. Y no hay una razón en especial para esto, solo estoy de esa manera.

—Cosas —Me levanto de la cama, para ir hasta el televisor y encenderlo, necesito encontrar algo que me distraiga de todo lo que mi cabeza tiene en este momento. 

— ¿Se puede qué demonios te esta pasando estos días? —entra al cuarto y cierra la puerta. Se cruza de brazos, y sin prestarle atención empiezo a ver que puedo encontrar en la televisión — Austin —me llama. Me siento en la cama y encuentro un canal donde informan sobre las noticias del día — ¡Joder, Austin! —me arrebata el control y lo tira al piso. 

— ¿No es muy obvio qué justo ahora no quiero hablar contigo? —pregunto con irritación.

— ¿No es muy obvio qué te estas comportando como un idiota? —pregunta en su lugar.

— ¿No es muy obvio qué para ustedes siempre lo he sido? —frunce el ceño. Si, él no lo entiende pero escucho y no soy un estúpido —. Recuerda que soy la desilusión de la familia. 

—Ya te pareces a esos niños que se quejan por todo. Austin, amamos molestarte con que eres el fracaso de esta familia, lo hemos hecho durante mucho tiempo. Entonces ahora no me salgas que es eso lo que te tiene molesto. Porque no te creo.

—Déjame en paz.

—Solías criticar demasiado a Mateo por ser tan borde y estás peor —bufa, y camina hasta la puerta la cual abre y sale. 

—Jodete —susurro, y es evidente que él no me puede escuchar. 

Hoy pase por dos cosas que me tienen de esta manera, la primera es que hoy en la mañana vi como Kanti trato a Aitana, le reclamó acerca de ese tema que tanto la afecta y encima se comporto como una niña al poner una foto de ella besándose con Maro, una foto de hace años; no se que paso pero tenía muchas ganas de irla a defender, me encontraba en un esquina presenciando todo y tuve ese algo para defenderla, pero no lo hice. Luego veo como el niñato del nuevo vino corriendo a preguntarle que como estaba, ¿a él qué le importa? Luego ella muy carismática le respondió.

Luego por otra parte esta el sobre que se encuentra en el escritorio. 

La envío mi padre y supongo que también lo hizo con los demás. No he querido abrirla, no me serviría de nada ver como se disculpa o lo que sea que diga. No me interesa saber que la esta pasando mal, es lo mínimo que se merece luego de haber dañado tanto a los Jones. 

No voy a negar que el solo pensar que mi padre es un criminal, me dan ganas de vomitar. Es decir, lo amo y ese sentimiento posiblemente nunca se vaya, todavía tengo recuerdos buenos con él. Pero el solo saber que daño de tal forma a Mateo, o que engaño a mamá, que nos dejo por un par de senos. Me molesta. 

Se supone que la familia es lo primero, pero mi padre nos dejo en lo más bajo de su jerarquía. Y ahora lo que se merece es pagar por lo que hizo, el haber actuado como un cobarde y un maldito padre.

— ¡Austin a cenar! —salgo de mi habitación para ir hasta el primer piso. 

En la cocina ya se encuentran mis hermanos, quienes le hablan contentos a mamá —Mateo no tanto, pero si es mucho para él —.

—David dice que en unos dos años se puede hacer la inauguración —comenta Santiago. Al parecer quedo trabajando con el tío de las Jones, para todo lo que pueda ser de planos o lo que sea que hace Santiago como arquitecto —Y pues todos tenemos miles de ideas, pero todavía tenemos mucho que estudiar.

—Me alegra, hijo —le sonríe mamá mientras le entrega la cena. Camino hasta el comedor y me siento al lado de Pablo — ¿Y cómo vas con Mar?

Miro a mi hermano mayor y no entiendo que se trae con su compañera. Para ponerlos en contexto, Santiago a estado muy de amigo con esta chica Mar, y pues mamá esta que los empareja porque según ella, a Santiago ya le hace falta una novia. Y pues Mar es buena onda, la verdad que si, solo que es bastante peculiar y en algunos aspectos siento que puede chocar con Santiago. Y que alguien choque con el calmado de mi hermano mayor es otro nivel.

—Mamá, ella va bien sigue estudiando y con Kyle a veces salimos.

—¿ Tu Pablo? —le entrega la cena y a Mateo también —¿Cuándo vas a permitirme llamarle nuera a Aina? —esta es otra pareja que quiere que se forme oficialmente. Mamá últimamente esta buscando todo eso. 

—Todavía no te lo permito, pero aún así todos los días la llamas de esa manera —le reprocha.

—Si, lo sé. Soy encantadora —ella toma asiento y empezamos a cenar — ¿Tu Mateo? 

—Mamá esto de interrogarnos por novias y eso, me hace querer preguntarme, ¿por qué lo preguntas? —Mateo es malditamente inteligente, y de alguna manera siempre sabe como evitar las preguntas de mamá con respecto a su relación. Según él, porque es una relación de dos y que lo que suceda en ella no son concierne a nosotros su familia — ¿Tienes novio?




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