Almas Gemelas

8. La caja misteriosa.

Aitana. 

Retengo mis ganas de llorar, porque Dios, soy Aitana Jones. No tengo porque estar llorando por las palabras de alguien herido. Pero... Se siente un asco que la persona que dice haberte querido, te apuñale con un tema que sabe que te duele. 

—Aitana —escucho la voz de Hongi detrás de mí —. Ya cuadramos todo con Will, hoy después de clases tenemos que ir a la reunión que va hacer en una cafetería —El hecho de escuchar todo lo que vamos hacer para enterarnos todo sobre Maro, termina de acabarme — ¿Aitana? —se gira y al verme frunce el ceño.

Y me hecho a llorar. Él no tarda en reaccionar y de una vez me abraza apegándome a su pecho. 

¿Han vivido esos momentos en los qué estas mal, pero cuando alguien te abraza la situación se pone peor? Bueno, podría definir esto de esta manera. Siempre he sido una persona que no llora por cualquier cosa, pero justo ahora me siento triste, además Hongi es de esas personas con las cuales me desahogo. He tenido unos días un poco difíciles y que él venga a decirme sobre que soy una acosadora me pongo mal. 

Yo sé lo que hice, se que estuvo mal, y siempre me he arrepentido. Y si, tal vez las personas digan que con eso no es suficiente, pero estaba viviendo un cambio emocional increíble. Venía de ser la niña con mamá y papá, con una familia feliz a la cual juzgaban por vestirse más masculino —según ellos— y de vivir con esas críticas. A llegar hacer la que tenía una familia rota, huérfana de madre y sin su hermano, las personas también se aprovecharon de eso. Yo estaba herida, y las personas heridas, hieren a los demás. 

¿No he vivido tantas cosas? 

El destino me ha castigado de varias maneras, ¿por qué más tengo que pasar?

—Ya, ya, ya. Todo va a estar bien —Me acaricia el cabello y agradezco tenerlo, él nunca me ha dejado sola. 

—Me trato como una acosadora —musito, él se tensa pero me atrae más a él.

—Aitana si alguien piensa eso, es porque no te conoce. Si, lo eras, hacías bullying y como muchos en el mundo, y si, esta mal. Nadie tiene el derecho de tratar mal a alguien, pero el punto está en poder remediar lo que se hizo, tu lo hiciste, para muchos tarde. Sin embargo lo hiciste y eso es algo que siempre debes recordar. Todo acerca de Maro no te puede caer a ti, personas a nuestro alrededor también lo hicieron. 

>> Con esto solo trato de decir, es que debes ser fuerte —besa mi coronilla —. Él se fue sin que le pudieras pedir perdón, pero de muchas maneras siento que lo has hecho. Has pagado por lo que hiciste, no solamente cuando vieron aquella vez a Kara amarrada, sino también cuando llegó esa noticia. 

>> Ahora, necesito que sonrías y sigas siendo la envidia de nuestro curso —se separa y pone sus manos en mis hombros —. Eres Aitana Jones Hill.

—La esencia de la perseverancia y la esencia de la vida —pronuncio aquello con lo que describimos a mi familia años atrás. 

La esencia de la perseverancia vendría a ser mi papá es el esfuerzo que le pone a las cosas y la dedicación. Ejemplo de eso cuando hago el deporte que me gusta, siempre tengo el enfoque que tengo que esforzarme para lograr la victoria. En la esencia de la vida, mamá nos enseñó eso, que la vida era hermosa y que aunque el mundo este dañado, siempre habrá quienes lo quieran mejorar, ella era de esas mujeres.

Sonrío. Recordar a mis papás, me ponen nostálgica. 

—Esa es la sonrisa que quiero ver —Lo vuelvo abrazar y esos brazos fuertes me hacen sentir segura.

Su cabello cae a mi cara, por lo que me aparto, fingiendo que tengo uno en la boca. 

—Córtate ese cabello —lo molesto. Él se ríe, en el fondo sabe que sin su cabello largo perdería su sello personal, aunque alguien como Hongi con o sin su cabello largo, se vería guapo.

—En el fondo se que siempre vas a querer pedir que sea tu novio.

—Acaso te caíste hoy o algo —reviso su cara, fingiendo que busco algo en especifico.

—Boba —Me toma de la mano y empezamos a caminar otra vez al instituto.

Me sobo la muñeca de mi mano libre, no es que me haya lastimado como tal, pero dolió el hecho que se atreviera a tratarme de esa manera, sabiendo que le dije que me soltara. Además me da una decepción saber que no hice nada para defenderme de la forma correcta, no suelo dejar que las personas me lastimen o me vean lastimada de alguna forma, siempre me suelo defender. Porque de esa manera funciono, alguien se mete conmigo y esa persona recibirá lo mismo.

Y si, tal vez esta mal, pero a veces creo que es lo único que se puede hacer para que el mundo para que nadie se crea superior que otro. 

Tal vez, esto me demostró que no crees en mí. 

***

— ¿Estas bien? —pregunta, un poco incomodo Simón. 

Se que ha notado que en todo el día he estado decida y me sorprende el hecho que no hace mucho que nos conocemos y tiene una gran facilidad para descifrar a las personas. Porque por lo general no todos se dan cuentas de mi estado de humor, tampoco es que sea de las que ríen siempre, por lo que da igual.

—No, pero no te preocupes, de igual no fue un buen día y se vienen cosas difíciles, de nuevo... Para mi familia —Hago una mueca. En estos días no estaba tan pendiente de la fecha, pero nuevamente es la fecha del accidente de mamá, y pues por el momento sigue siendo el de Edward.

—Lo que sea que tengas, no se te olvide que siempre la vida te dará una razón para sonreír. Siempre sucede algo, así sea lo más mínimo para hacerlo; entonces no te agobies en las cosas negativas. Tienes unos grandes amigos, y por lo que me cuentas, también una gran familia. Entonces, sonríe, te ven, Aitana —me guiña el ojo. Sonrío, eso de guiñar el ojo es algo muy de su primo y que él lo haga se me hace muy tierno —. Si, ignoremos esa parte —Suelto una carcajada.

Tiene razón, siempre habrá una razón, aunque sea mínima para sonreír. 




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