Almas Gemelas

16. Mi error.

Austin.

—¿Te duele mucho? —pregunto, mientras saco de mi armario unas cuantas sabanas para acomodar donde va a dormir. 

—No, pero siento un leve malestar al levantarme —señala. Kanti ha estado estos días acá en mi casa por unos problemas que hubo en su casa y como esto hizo que terminara acá por esta semana —. Austin, ¿crees qué debería disculparme con mi madre?

—Si yo fuera quien le hizo eso, no. Tu mamá fue quien se atrevió a meter a esa persona a la casa sin tu permiso, exponiéndote a que te pase algo malo. No lo conoces y que te hayas defendido está bien.

—Si, esta bien, por eso termine con una pierna enyesada —dice con falsa emoción. 

—¿Qué quieres escuchar? —me giro molesto —. ¿Se supone que te diga que todo está bien? ¿Qué vuelvas a tu casa? ¿Qué no pasa nada que un hombre diez años menor que tu mamá viva contigo? —pregunto aleatoriamente. 

Me molesta que primero se queje de la decisión de su madre sobre cómo fue capaz de llevar a un hombre diez años menor que ella a vivir en esa casa, junto a las dos, sin ni siquiera preguntarle a Kanti. ¿Y ahora me sale con esto?

—Puedes dejar de ser tan grosero —empieza a levantar el tono de su voz —. No tienes porque tratarme así. 

—Así soy yo. Y te estoy dando mi opinión al respecto porqué tu misma me lo preguntaste —Si ella piensa que le voy hablar bonito, a decirle que tiene y qué no hacer, no. He tenido un semana de mierda, por ser una persona de mierda y ella no está ayudando a mi estabilidad emocional.

—¿Es por ella? —inquiere de pronto —¿Te preocupa?

—No se de que hablas —Me hago el desentendido y me dirijo al baño —. Ahora, me voy a dar una ducha y piensa que vas hacer, sin ver que acabe de decirte, solo piensa en ti. 

No dejo que me responda y solo me adentro al baño. Me quito la ropa y me meto a la ducha. El agua caliente me cubre el cuerpo y disfruto de la sensación, enjabono mi cuerpo por todas partes y me gusta sentir esas espumas que saca. Tal vez por eso siempre me demoro en el baño, me gusta tomarme el tiempo para todo. Termino de limpiar mi cuerpo y me dedico al cabello, al cual también le hecho acondicionador y espero unos minutos. Cuando por fin termino, tengo la intención de secarme, pero al asomarme por la puerta la toalla no está por ningún lado. 

—¡Mamá! —grito, esperando a que me escuche —¡Mamá, la toalla! ¡Por favor! —Me abrazo a mi mismo, porque el frío está empezando a sentirse en mi cuerpo — ¡Por favor!

Gruño porque nadie me escucha y se supone que vivo con cuatro personas y con Kanti que me podrían escuchar plenamente. 

—¡Oigan! —vocifero. Decido abrir otra vez la ducha, porque si no acá muero del frío. 

Escucho el sonido de la puerta y cierra la llave de la ducha, para abrir medio la puerta y ver quien es. Mi mamá me pasa la toalla y me reprocha con la mirada. 

—¿Cuándo pondrás atención a que la toalla debe estar en el baño? —pregunta fastidiada, porque así sea una vez a la semana la pongo en estas. 

—No, mamá —le sonrío tiernamente. 

Ella se va murmurando cosas que no entiendo, cierra la puerta y me pongo a secarme el cuerpo. 

Al salir cepillo mis dientes y al verme en el reflejo noto como la barba esta empezando a salir de nuevo, por lo que me dispongo a rasurarme. 

Mientras hago esto, recuerdo el porque esta semana no ha sido mi favorita, ni mucho menos este día. Empecé el lunes de una manera mala, al ver como juzgaban a Aitana y no fui capaz de decir la verdad. Creo que al final de ese momento no me dolió haber mentido, sino la manera en que me miro y todo por culpa de mis impulsos, de mis celos y de la manía de ser un idiota. 

La vi observando a Simón en plena clase y que me irrito, me provocaron ganas de levantarme del puesto y solo irle a partirle la cara a ese británico. Era una escena que cualquiera podría pensar que en ese momento solo importaban ellos dos, donde se notaba algo diferente en ellos y sencillamente me dieron celos. 

¿Qué esta empezando a sentir ella por él?

Se supone que son novios, pero una parte de mi creía que solo lo dijo por molestarme. Nunca he visto que se besen o algo más, pero las miradas están cambiando y por esta vez, de verdad empiezo a tener miedo. 

Y la otra razón es que se que día es para ella, pero aun así no estuve. Ella me confió esa parte de su vida en mí, y la verdad no le preste mucha atención, porque no creí que esa parte fuera a volver a ella. No sé qué le paso en la delegación, no se si tal vez todo salió bien o mal, no se como se siente. 

—¿Qué, te vas a morir en el baño? —Escucho la voz de Pablo, mientras toca la puerta —. Yo también vengo sudado, idiota. Abre el paso.

—Cállate y ahora jodete, porque pienso quedarme otra media hora. 

—¡Mamá, Austin no quiere salir del baño! —Sonrío, antes de ir a la puerta y abrirla. 

—Que chillón eres —me quejo, y me golpea en el hombro.

Voy hasta la habitación, donde Kanti está sentada y se ve algo nerviosa. Juega con sus dedos y su mirada esta inclinada al suelo. Todo hubiera pasado desapercibido si no fuera porque mi teléfono esta al lado de sus piernas. 

—¿Qué hace mi teléfono ahí? Yo lo tenía sobre mi escritorio —Pregunto, mientras espero que se levante y me deje vestirme. 

—Pensé que alguien había llamado o algo, pero no —Me mira y no le creo, pero antes de que pueda preguntar ella se levanta y camina hasta la puerta, la cual cierra, pero con ella todavía acá. Se voltea a verme y sé por dónde va esto —. ¿Podemos jugar un poco?

—No —niego —. Ahora salte, que me voy a vestir, por favor. 

—No, quiero —se acerca peligrosamente, mientras me arrincona contra la pared. 

—Kanti, basta. Mi familia esta acá —La tomo de las muñecas y la aparto, pero aprovecha y me quita la toalla.

—Como si eso te importara —Lleva una de sus manos a mi miembro, pero me aparto, tomo la toalla molesto y me la pongo.




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