La fiesta que vamos hacer en casa de Simón y Rett empieza desde la tarde, donde nos ponemos a guardar y acomodar cosas de la sala, también escondemos mucha de la comida, porque según Rett no está dispuesto a mañana no tener que desayunar, cosa que no discutimos y solo decidimos ponerlos a guardar todo.
Hongi, Guzt y Pelto se encargaron de la comida, la cual estoy organizando en unos recipientes, también escondiendo alguna que otra cosa.
—¿Dónde está Simón? —pregunta Guzt, mientras se limpia unas gotas de sudor de su frente.
—Tenía que trabajar, entonces se desentendió de esto que él aceptó —contesta Rett.
—Bien que vas aprovechar la fiesta para endulzar el oído a alguna de nuestras compañeras —lo acusa Pelto. Y es cierto, Rett de inocente no tiene nada y sabe bien hablarle bonito a alguien.
—No voy a decir que soy inocente.
—Tampoco tendrías defensa antes esto —añado —¿Vendrá para la fiesta, cierto? —Él hace una mueca y vacila un poco.
—No sé. Aceptó esto de la fiesta por ti, no porque realmente le guste. Cuando digo que a él le traen malos recuerdos es muy enserio.
Nos quedamos en silencio y terminamos con todo lo que nos falta. Solo escuchamos la música que suena y nos apuramos para organizarnos.
Desde ayer no lo he visto y de cierta manera me preocupa, no se que fechas sean, ni cómo se siente, y me da impotencia eso. Quiero que confié en mí, porque yo lo hago con él. Además, cuando digo que se ha comportado raro, es muy cierto.
Más tarde las personas empiezan a llegar, desde los más fastidiosos del salón, hasta personas que no conozco, la sala de la casa empieza a llenarse y con la música empiezan a bailar. Veo algunas en la cocina, donde Rett parece que va a matarlos con las miradas y con esto aprendo que Rett es muy controlador con su comida y eso que escondimos la mayoría.
—¿A quién esperas Blancanieves? —Llega a pararse a mi lado Guzt. Estoy al frente de la puerta esperando que alguien llegue y me diga que le está pasando, pero cada vez que abro la puerta me encuentro con otras personas.
—A que más personas lleguen para irme a bailar y así también controlar que no nos vayan a robar.
—Si, claro. Somos muchos y si alguien falta pues alguno de nosotros abrirá la puerta. Todos sabemos que esperas a Holdan, que te de cosa aceptarlo es diferente.
—Estoy preocupada por él —soy sincera —¿Has notado cómo ha estado esta semana?
—Obvio, no soy ciego —contesta borde, pero luego entiendo que así es Guzt —. Mira él va a llegar, no porque te quedes de guardia hará las cosas diferentes, no te preocupes él va a estar bien, todavía es muy temprano y tal vez salió con su compañera de trabajo.
—¿Qué?
—¿Cómo? —abre los ojos y se lleva una mano a la boca, haciéndose el sorprendido —¿No sabes? —Chasqueo la lengua, no me gusta que me crea estúpida, por mi cara termina soltando una carcajada —. La que trabaja con él en la cafetería, la que está buena —La chica a la cual le dije que éramos novios se viene a mi mente y demasiado resbalosa, sabiendo que le dejé claro que somos, bueno que supuestamente somos —. Me gusta la vista que me da de su culo en la cafetería, aunque tampoco voy a negar que la amargada de su compañera en el arcade también está buena. Lo que Simón tiene a su alrededor son mujeres bonitas.
—¿Y? Él puede tener mujeres muy bonitas a su alrededor, pero solo le gusta una —me apresuro a contestar. Esas no son las indicadas para Simón.
—Según tú, ¿quién le gusta a Simón? —Agacha su cabeza, haciendo que su cara este a escasos centímetros de mi mejilla. Lo miro de reojo con una mueca.
—La chica que está enamorada de otro y él se queda viendo —Eso le hace soltar otra carcajada, provocando que una pequeña gota de su saliva caiga en mi mejilla —¡Guzt! —Me apresuro a tomar la manga de su disfraz y limpiarme la mejilla.
—Lo siento, es que amo tu inocencia, cualquiera pensaría que eres sensata para estas cosas, pero eres todo lo contrario. No captas nada —La puerta suena antes que pueda replicar, con la emoción de pensar que tal vez Simón llegó me giro abrir la puerta —. Disfruta de tu británico —dice a mis espaldas.
Al abrir la puerta espero recibir una cabellera castaña, pero me encuentro a un pelinegro que casualmente es mi ex novio y Kanti —Que agradable sorpresa y lo digo porque nunca fueron invitados—. Esta última me sonríe con arrogancia y a veces de verdad me pregunto que hice para que ella me tenga tanto resentimiento. Porque entendería si fuera alguien a quien le haya hecho daño, pero a Kanti no.
—¿Dónde está su invitación? —inquiero, ya sabiendo la respuesta.
—Invitaste a todo el instituto, justo allí estaba nuestra invitación —responde. Me aparta no tan sutilmente y sintiendo ganas de tomarla por el cabello, tomo una buena bocanada de respiración.
—¿Qué esperas? Pasa —Le hablo de mala manera.
—Lo siento por lo de ayer —dice al pasar. Sus ojos muestran arrepentimiento, pero justo ahora no quiero dañarme la noche y además tampoco quiero volver a llegar a mi casa a llorar.
Porque si, últimamente lloró por todo.
—Austin de verdad disfrutemos la fiesta en paz, no tengo cabeza ni ganas para hablar, ambos somos muy impulsivos y no manejamos bien esto.
—Se que no eres novia de Simón —suelta de pronto. Me paralizo, no porque él lo sepa, creo que al final del día es muy obvio, pero si cómo se dio cuenta y quien se lo dijo —. Él mismo me lo dijo esta mañana en la cafetería.
Me quedo enmudecida, que se supone que le diga, ¿la verdad? Porque siendo franca no sentí ninguna molestia cuando dije eso, la idea de ser su novia no me desagrada, no es algo que guardé como algo malo. Cosa que si pasaba cuando pensaba en la apuesta, que empezaba acércame a él por ella.
¿Por qué?
—Sé que lo hiciste por todo lo que hemos pasado, pero ya no intentes darme celos porque sé que al final del día soy yo —asegura. Sin embargo, en él no veo arrogancia, pero si veneno y este no es Austin.
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Editado: 20.05.2021