Almas Gemelas

Parte 3

Isabel sintió que todo a su alrededor se ponía negro, había estado a punto de ser víctima de un asesino serial, ella pensó que solo era un violador.

— No puede ser — casi cayó el suelo al desmayarse, por suerte el namek estaba pendiente de ella y la alcanzó a tomar en sus brazos.

— Acomódela en el sillón Sr. Piccolo — pidió el joven, le quitó los lentes a la mujer y los dejó sobre el escritorio.

Cuando volvió en sí, la muchacha sentía la cabeza muy pesada.

— Lo siento, no debí decirle eso de esa forma, mis disculpas — Gohan estaba avergonzado.

— Disculpé usted señor Detective, no pensé que... creí que solo fue un intento de violación — se puso nerviosa los lentes.

— ¿Y por qué no lo denunció?

— Es que... no creí que a la policía le importará una ileg... una persona como yo.

— Necesitamos que nos diga todo lo que pasó, hasta ahora es la única que ha sobrevivido a uno de sus ataques.

— Es que... no sé... estaba sin lentes, no vi mucho.

— Supongo que no está acá en forma legal — pensó un rato y le sonrió de nuevo — le ofrezco que, si nos ayuda y lo detenemos, le conseguiré una visa provisoria mientras tramita la definitiva.

— ¿De verdad haría eso? — si claro, si lo descubren no harán nada, ni se acordará de mí, pensó amargada la mujer.

— Por supuesto.

— Le insisto que no tenía los lentes puestos.

— No importa, cualquier cosa puede ayudarnos.

Contó todo lo que recordaba, desde un sonido extraño, como "pasos de robot" los describió, que tenía un cuchillo, primero intento violarla, vestía de blanco, pero no pudo hacer una mayor descripción, igual su declaración fue grabada para una posterior transcripción.

— Muchas gracias por su ayuda ¿Tuvo alguno problema con alguien?

— No, solo soy una mujer como muchas, nadie me odiaría a ese extremo.

— ¿Tiene algún número para llamarla? — ella negó con la cabeza, ni tonta se lo daría pensó — le dejó mi tarjeta, llámeme y la mantendré informada.

— Espero puedan capturar a este hombre.

Se fue pensando en cambiarse de lugar lo antes posible, no quería volver a la pequeña casa, a pesar de lo que dijo el Detective Son Gohan, temía que la deportarán, así que al otro día se fue a quedarse en la casa de su amiga Virna.

Una semana después, la dueña de casa no llegaría hasta el otro día ya que había ido a bailar con su novio, así que Isabel, por ganar unas horas extras llegó de madrugada a su nuevo hogar, ella había salido última, así que le llamó la atención cuando vio algunas de las figuritas de porcelana que había en el marco de la ventana al lado de la puerta, caídas. No vivían animales en el interior.

— ¿Qué pudo pasar?

Por un momento recordó lo que había ocurrido cuando la atacaron, miró nerviosa a la casa, en una de las ventanas de los dormitorios del segundo piso le pareció ver una silueta blanca. Buscó en el fondo de su cartera hasta que encontró la tarjeta del detective, llamó al primer teléfono varias veces, pero estaba apagado, vio otro con la inicial P. adelante, no podía seguir en medio de la calle en la madrugada, ni entrar porque tenía miedo de lo que pudiera haber adentro, así que probó con ese.

— Buenas noches, disculpe...

— ¿Quién es? — era el namek pensó con terror al escuchar la voz de quien le respondió.

— Soy la Srta. Isabel, el otro día hable con el Detective Son Gohan.

— Me acuerdo de usted ¿Qué le ocurre? — estaba tan angustiada que por poco colgó.

— Es que vengo llegando a la nueva casa donde vivo y algo no está bien, no quisiera molestarle, pero si pudiera mandar una patrulla se lo agradecería.

— ¿Dónde vive ahora? — tomó nota — voy para allá — colgó.

Isabel empezó a mirar para todos lados, se sintió ridícula cuando termino de hablar.

"Debe haber pasado un camión y botó los adornos, me sentiré como una tonta cuando el tipo venga y no haya nada".

Pero se sentiría peor si lo llamaba de nuevo para decirle que no fuera. Quince minutos después, por la calle venía un grupo donde el líder era un hombre de cabello largo, y un par de cicatrices en su cara, se le veía tomado y drogado.

— Debo entrar — se dijo con miedo, pero cuando se encaminó a la puerta, desde la ventana de antes vio que la cortina se movió — ¿Qué hago? — pensó nerviosa.

— Hola — le dijo el jefe del grupo, mirándola lascivamente.

— Hola — respondió la mujer asustada, se acomodó los lentes, y se abrazó a su cartera.

— No soy un ladrón, me llamo Yamcha, quería invitarte a tomar algo.

— No bebo, gracias — empezó a caminar para atrás hasta que tocó su espalda con la puerta de entrada.

— ¿Qué haces aquí preciosa? ¿Se te perdieron las llaves?

— Me espera a mí — dijo Piccolo bajando de un auto oscuro, venía con un gorro negro y un abrigo café, miró a todos serio.

— Mejor sale conmigo, la pasaras mejor que con este bicho verde.

— Vete — le dijo el recién llegado poniéndose frente a la mujer.

— Mejor deja que ella decida ¿Con quién quieres ir?

Con ninguno de los dos iba a decir, pero al final solo se abrazó a sí misma, y dejó caer unas lágrimas.

— La asustaste, estaba tranquila cuando la encontré — por un rato todos se quedaron quietos — vete — Yamcha le gritó al Detective, y trató de golpearlo, pero Piccolo lo esquivo sin problemas, y le dio un puñetazo en el estómago.

Cuando vio que los del grupo iban a defender a su jefe, el namek se les anticipó.

— Váyanse y llévense a esta sabandija — mostró su placa y su arma en su cintura.

— Es un sucio policía, vamos muchachos, dejemos a los tórtolos solos ja ja ja — Yamcha trató de irse lo más digno posible, pero al final tuvo que afirmarse de uno de sus compañeros.

Al quedar solos el namek se dio vuelta y vio a los ojos a la mujer.

— Deme las llaves.

Se las pasó y se hizo a un lado, justo cuando estaba abriendo llegó Gohan.



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En el texto hay: miedo suspenso

Editado: 12.08.2022

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