Almas Gemelas

Parte 5

— ¿Yo salve gente? Nunca lo vi así — Isabel estaba muy confundida.

— Debemos ir a hablar con el Capitán, por favor arréglese, la esperaré afuera.

— ¡Espere! Podría quedarse por favor — la muchacha miraba con miedo a la ventana.

El hombre verde sonrió de lado al ver la expresión de preocupación de la mujer, caminó a la ventana, y se quedó mirando para afuera.

— Me avisa cuando este lista.

Isabel corrió al baño con una bolsa donde tenía un vestido y ropa interior limpia, salió en menos de 10 minutos.

— Vaya, demoro poco.

— No es mucho lo que puedo hacer para arreglar esto — con su mano se mostró a sí misma, por primera vez ella sonrió, aunque de forma triste, se tomó el cabello húmedo en una trenza.

Fueron a la prefectura, en el camino ella iba muy callada, pensando fríamente, el namek tenía razón, se suponía que el asesino mataba una vez al mes, y ya iba para los dos meses sin que nadie muriera por su mano, solo ella fue agredida.

Apenas entró a la comandancia se acomodó en el sillón de la otra vez, y cerró los ojos, le dolía la cabeza por todo lo que le había pasado.

Mientras en la oficina del Capitán, estaba todos los detectives reunidos, Piccolo, Gohan, Lapis, Dororia, Zarbon, Ginyu y Piu Piu, analizando la situación.

— En los vidrios no había restos biológicos, solo se encontraron rastros de un tipo de tejido, es muy especial, resiste una bala de calibre grueso, por eso tus disparos no le hicieron nada — explicó Hit.

— No debe ser barata — teorizó el namek.

— Ni se puede encontrar en cualquier lugar, es experimental — informó el capitán.

— Entonces deben haberla robado — teorizó Dodoria.

— O el asesino es alguien del lugar — puntualizó Gohan

— Habría que ver si hubo algún robo en último tiempo en alguno de los laboratorios que lo producen — dijo meditando Zarbon.

— Lapis y yo iremos a las empresas que la desarrolla, para ti, Piccolo, tengo una misión especial.

— Dime.

— Necesito que cuides a la testigo.

— ¿Por cuánto tiempo?

— Indefinidamente.

— Pero... — diablos, no puedes pedirme eso pensó angustiado.

— Hit, mejor voy yo — se ofreció Dodoria.

— Primero, soy el Capitán Hit; segundo, ya designé al encargado.

— Es que todos sabemos que a Piccolo le da miedo estar solo con mujeres — rió malicioso.

— Eres un... — el namek apretó sus puños para controlarse.

— Alto, ya di las instrucciones, Dodoria, Zarbon, Piu Piu y Ginyu retírense, Gohan y Lapis vayan a custodiar a la mujer.

Cuando quedaron solos Hit miró al hombre verde, sabía su historia, no quería angustiarlo, pero ahora lo necesitaba para esta misión.

— Piccolo, sé que para ti es complicado, pero Lazuli está con permiso maternal, todavía no podemos contar con ella. Ahora solo puedo confiar en ti para este trabajo, necesito a Lapis, para que rastree el Internet, y Gohan tiene familia, no puedo confiar al 100% en nadie más de la unidad.

Ahora solo puedo confiar en ti para este trabajo, necesito a Lapis, para que rastree el Internet, y Gohan tiene familia, no puedo confiar al 100% en nadie más de la unidad ¿O quieres que le pida a Son Gohan que él la proteja?

— Está bien señor, entiendo. Dejaré los informes y demás listos antes de irme.

Salió mirando con un odio infinito a Dodoria, sabía que él había descubierto su pasado, y lo usaba cada vez que podía para molestarlo, celoso por la confianza que le tenía el capitán.

— Srta. Isabel, desde ahora la cuidará el Sr. Piccolo — le informó Gohan.

— Gracias Detective Son — sé que con él nada malo puede pasarme pensó relajada, ya el miedo que le tenía se había ido.

El namek interiormente se sorprendió con la reacción de la mujer, creía que no lo quería cerca de ella.

— Iremos a un hotel que nunca antes hemos usado como casa de seguridad, pero más tarde, quiero dejar unos informes listos, espero no le moleste esperarme.

— Para nada.

Mientras pasaba la tarde la mujer fue llevada a la sala de reuniones que estaba en el tercer y último piso del lugar para que descansará. Piccolo estaba terminando unos informes, ya que suponía que su misión era para largo tiempo, en esto estaba cuando un tipo enmascarado entró a la Prefectura con un arma en la mano, empezó a disparar a todos lados.

— ¿Qué ocurre? — donde estaba Isabel apenas se escuchó la metralla como explosiones suaves.

— Ocúltese en esa esquina, pase lo que pase no se mueva — le gritó Piccolo que fue donde ella apenas empezó el incidente, se puso frente a la mujer.

El namek sintió que presentía que algo no estaba bien, por eso fue a cuidar a la mujer, no pasó ni un minuto cuando el tipo de blanco cayó en medio de la mesa de reuniones, desde el entre techo.

— Hola cariño, por fin nos vemos de nuevo — usaba lentes detectores de calor, su voz era como la de un robot.

— Si lo dices por mí, también te extrañe — dijo irónico el hombre verde, apuntándole con una pistola.

El hombre del traje claro pareció cambiar algo en sus lentes, y miró al namek asombrado.

— Así que no fuiste a ver el pequeño show que prepare para ustedes.

— Suponía que venías, por eso me quede a esperarte, moría por verte de nuevo.

El invasor tocó un botón, y un helicóptero bajo de la nada, el ser saltó y tomó una cuerda que colgaba del vehículo volador.

— Nos veremos mujer, al final te encontraré sola, y serás mía como las otras ja ja ja.



#8299 en Otros
#965 en Aventura

En el texto hay: miedo suspenso

Editado: 12.08.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.