Almas Grises

Capítulo 1

Era de madrugada y hacía demasiado frio para si quiera soportarlo. Llevaba su mochila con algunas cosas básicas colgada en la espalda y la abrazaba como si ésta pudiera protegerlo de algo. Caminaba por una larga carretera que parecía interminable, pero después de que había cruzado el bosque entero para llegar a ésta, nada le parecía aterrador.

Llevaba más de dos horas caminando para alejarse de la academia donde sus padres dormían con tranquilidad en el dormitorio que les habían asignado como familia. Keyla era becada, y por lo tanto no tenía derecho de tener un dormitorio para ella sola. Había escrito una nota y la había colocado con cuidado en la cabecera de la cama de sus padres, explicándoles brevemente el porqué de sus actos.

"Esto no es lo que quiero para mí. Iré a casa de la abuela y buscaré trabajo en Londres.

Disculpen esto, pero yo no nací para convivir con humanos."

No le había sido muy difícil tomar la decisión de huir antes de que todo comenzara. Estaba segura que si se quedaba ahí sería lo mismo de siempre, cada día la misma mierda sin mucho sentido.

El primer día de clases estaba por llegar, la mayoría de los alumnos ya se encontraban en sus dormitorios y Leeds estaba completamente preparada para iniciar un nuevo ciclo escolar. Eran las 6 de la mañana y los alumnos, junto con profesores, tenían que estar a las 9am en el comedor, pues ahí les darían la bienvenida presentando a todo el personal académico.

Keyla miró el reloj sobre su muñeca y pensó que probablemente sus padres despertarían en cualquier momento y entrarían en pánico al darse cuenta de que se había ido. Se sentía mal consigo misma por hacerles eso, pero ellos habían sido los primeros en enseñarle que tenía que defender sus intereses.

Caminó por algunos minutos más, en completo silencio y sin dejar de pensar en lo mucho que anhelaba llegar a algún lugar donde pudiera tomar un autobús hacia Londres. La carretera estaba rodeaba de bosque y el clima era insoportable.
Entre más se acercaba, más se daba cuenta que se trataba de un gran auto, y distinguió un escudo sobre la delantera que le llamó la atención. Levantó la mano mostrando el pulgar, buscando con eso llamar la atención del conductor y que se detuviera.

Miró a lo lejos un auto acercarse, le pareció extraño, pues en todo el tiempo que llevaba por ahí no había visto pasar un solo auto. Paró y esperó a que el auto se acercara más para poder mirarla con mayor precisión. Tal vez sería una buena oportunidad para que la ayudaran a llegar a Londres

El automóvil llegó hasta ella y se detuvo. Tenía los vidrios polarizados y era imposible reconocer a la persona que se encontraba adentro. Keyla dio un suspiro y se acercó hasta éste, golpeando levemente la ventana esperando una respuesta.

—¿Hola?—.Volvió a dar un golpecito y al instante el vidrio de la ventana de copiloto comenzó a descender.—Perdón por molestar, pero...—Decía y al mirar al chico de quien se trataba arrastró su voz luciendo como una idiota. Era un chico hermoso, con un cabello alborotado y rostro perfecto. Éste fumaba un cigarrillo y lo miraba con un poco de desagrado en los ojos, pero no decía una palabra.
—Pee-ro pensé que tal vez podías brindarme tu ayuda.

—Quería saber hacia cuál dirección vas, resulta que debo llegar a cualquier pueblo donde pueda tomar un autobús y no sé cuánto más tenga que caminar para conseguirlo.—Su voz tartamudeaba por su nerviosismo. El chico lo miraba fijamente sin ninguna expresión en la cara, llevaba el cigarrillo a su boca e inhalaba durante segundos.

Tardó en responder, antes terminó el cigarro y se tomó el tiempo de apagarlo contra el cofre del lujoso auto, como si fuera cualquier baratija que podía arruinar sin problemas. —En realidad yo voy de camino a una academia, de hecho creo
que—. miró su reloj.—que voy tarde por algunas cuantas horas. ¿Pero a quién le importa?

—¿Vas a la academia Leeds?—Preguntó interesada, no conocía otra academia que estuviera escondida en medio de esa solitaria carretera.

—A ver, espera.—Dijo y comenzó a buscar entre los papeles que se encontraban regados por su auto, cogió uno y leyó el contenido.—Sí, academia Leeds es a donde voy.—Parecía desinteresado de todo, con una actitud ligera y sin mucha preocupación. Pasaron algunos segundos y tomó otro cigarrillo de su chaqueta para encenderlo sobre sus labios y comenzar de nuevo a fumar.
—Así que... voy para allá.

—Ya te has pasado.—Mencionó Keyla con una sonrisa, encontraba cómica la situación.—Vas para la otra dirección.

El rizado abrió los ojos como plato y miró hacia atrás. —Maldita sea. ¿Tú vas para allá?

Keyla dudó algunos segundos. Ese chico era demasiado hermoso como para no tomar la oportunidad de conocerlo más a fondo. De repente Leeds había dejado de ser la academia de sus pesadillas para convertirse en el lugar donde vería todos los días al chico de sus sueños. —Sí.

Le dijo sintiendo un nudo en su estómago.

—Pues entonces entra, yo te llevo para allá.—Movió algunos papeles del asiento de copiloto para darle espacio a Keyla de entrar mientras mantenía un cigarrillo en su boca. Inhalaba y sacaba el humo por su nariz con total facilidad, tenía gestos muy delicados, y sin embargo su rostro lucía como el de un chico duro. Se quedó en silencio, observando el lugar hacia donde el chico apuntaba. No podía ser tan estúpido como para mandar su plan a la mierda por un desconocido. —Es que... creo que—.El rizado interrumpió rodando los ojos.
—Chica, ¿no has visto la hora? Es tarde, y ambos necesitamos llegar ahí—.Keyla lo volvió a pensar, una vez más sentía su cabeza colapsar entre el debate de subirse al auto o no. No respondió.
—Bien, entonces me voy—.Mencionó el chico desviando su mirada hacia la carretera, como si estuviera a punto de arrancar.

—Bien, voy contigo—.Abrió la puerta y entró al auto. Su corazón latía con fuerza y ni siquiera estaba segura de lo que estaba haciendo. Lo tendría que intentar, de cualquier forma, ya no había vuelta atrás, y probablemente acababa de cometer el peor error de su vida.




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