Hoy en dia las personas viven en el caos. las noticias,El fin del mundo, pero alguna vez se preguntaron si realmente todo lo que nos dicen es real? La verdad es que la humanidad vive bajo un domo,donde muchos ya despertaron,pero el resto solo piensa en el caos, se asustan y creen cada cosa que nos dicen. pero en realidad. es que todo lo que esta pasando tiene que pasar para que la tierra vuelva a renacer, los que ven caos es por que su atencion esta en el caos, en cambio otros saben que esto debe pasar y no ponen su atencion en el caos eso solo genera miedo y no evolucion. ahi una frase que me gusta mucho que dice: *Por que la unica manera de ver el arcoiris es pasar por la tormenta*. y es verdad,no ahi que tener miedo por que el miedo solo atrae mas miedo y caos.solo debemos confiar,tener fe,y ya no debemos seguir creyendo en todo lo que nos dicen,debemos quitarnos el velo,no ahi peor ciego que el que no quiere ver.
Vivimos en un mundo donde lo falso suele presentarse con brillo y lo verdadero, en silencio. Desde pequeños nos enseñan a creer en estructuras, en normas, en frases que parecen absolutas pero que en realidad son mentiras disfrazadas de verdades. La sociedad nos repite: “Eso fue pura casualidad”, “Así es la vida”, “No hay nada más allá de lo que ves”. Pero dentro de mí siempre supe que esas palabras no encajaban con lo que sentía.
Porque el alma no se engaña. El alma reconoce cuando algo es real y cuando algo solo es un disfraz. Me di cuenta de que muchas de esas creencias que repetimos no son más que intentos de callar lo que en lo profundo ya sabemos: que estamos acompañados, que nada ocurre porque sí, que existe un orden mayor guiando nuestros pasos.
Las mentiras disfrazadas de verdades se sienten cómodas para la mente, porque la mente busca certezas y explicaciones lógicas. Pero el alma pide libertad, pide verdad, pide recordar. Y cuando empezamos a escucharla, esas máscaras caen una a una. Comprendemos que lo que llamamos “suerte” es en realidad protección; lo que llamamos “coincidencia”, un plan mayor; lo que llamamos “final”, apenas un nuevo inicio.
El camino espiritual no es fácil, porque implica ver lo que otros prefieren negar. Implica cuestionar lo que nos dijeron como indiscutible. Pero cuando uno se atreve a mirar más allá de las apariencias, la vida deja de ser un conjunto de mentiras cómodas y se convierte en una experiencia auténtica. Y allí, en ese despertar, ya no necesitamos disfraces: solo la verdad desnuda del alma, que es eterna y que jamás se equivoca.