Almas- Primera Parte Finalizada (saga Animarum)

Capítulo 12

En los ratos libres, cuando no tenía que cargar ni mover nada, y luego de dos días de trabajo intenso, se sentaba en la proa a apreciar el inmenso océano infinito mezclándose  con los cielos despejados. Dentro de un par de horas estaría en casa cenando con sus sobrinos de hecho, le dieron dinero extra hoy por lo que planeaba invitarlos a comer Tacos, hace mucho que no comían eso. O quizás le pediría a Aaron que prepare algo de comer, cocinaba tan bien.
Y la verdad estaba muerto de cansancio.
Pero prefería pasar al menos un día con su familia que dormir y ver televisión. Tampoco es que tenía mucho tiempo libre excepto en navidad y para eso faltan dos meses.
Desde que se mudaron a esta ciudad no ha tenido mucho tiempo para salir a conocerla, pasear, por lo que debe ser igual para Aaron y Dylan, dentro de sí esperaba que lo estén haciendo bien... pero su corazón de padre sustituto le decía que las cosas no marchaban nada bien. El muchacho se peleaba en la escuela seguido, su niña sufrió una crisis nerviosa y varios sustos, de lo que esté pasando no era normal ni menos bueno. Y cada que quería ayudar o siquiera saber que estaba pasando ya era muy tarde, cuán impotente se sentía ser tan solo una cajero automático.

Cuando trabajaba de guardia de seguridad en una fábrica en Nueva York sí que tuvieron su mejor temporada incluso paseaban por el parque en bicicleta los fines de semana, comían helado, iban a la piscina. Como olvidar cuando Aaron se volvió un hermano sobreprotector al enterarse que Dylan tuvo su primer novio a los 14 años, no quería que saliera con ese tal Damon, o Damián, ya ni lo recordaba porque fue una ilusión tan pasajera. Ahí se dio cuenta de que estaban creciendo y que el tiempo no se detendría, un día estabas enseñándoles a caminar y al otro los observas cómo aprenden a superar un corazón roto. El tiempo sigue avanzando y caes en cuenta de que ya no te necesitan del todo, y dentro de poco, nada.
No quería perder el poco tiempo que le quedaba con ellos, cuando se vayan a la universidad sería una suerte si se reúnen... Los amaba tanto, pero todo lo que hacía era por ellos, cada centavo iba para ellos, porque eso hubiesen querido sus padres, se los prometió, ellos iban a hacer su vida, lo iban a lograr, y si antes era una promesa sin mucho sentido, ahora era muy personal, porque los amaba como a sus propios hijos.

Así pasó hasta el atardecer, algunas lágrimas corrieron por su rostro pero las secó al bajar dela embarcación.

—El patrón quiere verte, Crawford.
Su compañero Edgar le avisó mientras empacaba sus cosas para marcharse. Fue sin más ya que normalmente no te llamaban a no ser que sea algo urgente.
—Señor —saluda entrando al despacho— Me mandó a llamar.
—Sí —responde. Sus manos jugueteaban sobre la mesita de plástico que simulaba ser un escritorio—. Bueno, verás, no seré muy extensivo en esto. La operadora de otro país me ha pedido que mandara de urgencia algunos trabajadores que estuviesen disponibles, les darán mejor paga y más tiempo libre...
—Señor —interrumpe—, mis sobrinos están estudiando en San Leonards, no puedo mudarme, no de nuevo.
—Bueno, quizás podrían acceder a una mejor escuela todavía, en Estados Unidos hay grandes escuelas.
—¿Qué? No, lo siento señor pero no puedo aceptarlo.

Su jefe pareció tomarlo con total tranquilidad. Dejó que se marcharan y quedó en su despacho con esa intranquilidad en sus manos, hasta que la puerta se abrió por segunda vez y apareció Elli Patterson, vestida de manera casual, como una mujer de 37 años con aires londinenses. Cerró la puerta y Joshep levantó la mirada de cachorro.
—Hice todo lo que pude —empieza a decir nervioso.
—Pues no lo pareció —atajó. Miró a la cámara de seguridad que estaba en un rincón del techo—. Solo vimos que tartamudeaste y no ofreciste todo lo que te ordenamos.
—No importa lo que le dijera, él no iba a aceptar, recién entró, sus sobrinos están estudiando....
—Despídelo entonces.
— ¿Despedirlo?

Ellie levanta los hombros sin preocupación alguna.

—Eso se acordó. Necesitamos que ese ellos estén seguros, por eso debemos llevarlos a un lugar donde los nuestros lo protegerán.

Su celular sonó. Era Marshall y quería hablar con el sujeto.

—Mi estimado Joshep... —La voz del profesor se escuchaba profunda, como si estuviese en un espacio cerrado y el eco causara distorsión—. Insístele con más dinero, y si no acepta cambiarse de país, cambiará al menos de casa. Ofrécele una casa en el lado norte, Pine Hills, compraremos todas las casas para que este rodeado...

Hubo una larga pausa en la llamada.

—El dinero no es problema, los niños terminarán este año en ese instituto, ya les buscaremos uno mejor. Pero hasta eso sigue metiéndole trabas de un mejor lugar, mejores oportunidades, yo que sé. ¿Queda claro?

—Sí señor. Puedo saber por qué quieren con tanta insistencia que...
—Tu obedeces sin cuestionar. —ataja— ¿O caso han cambiado las cosas, mi querido Joshep?
—No, señor.
—Bien. Haz bien las cosas esta vez y olvidaremos esta terrible y pobre actuación.
—Sí, señor, lo siento.
—Ellie te dará instrucciones del plan B.

Le devuelve el celular a Ellie.

—Aquí están las residencias de Pine Hills, dile que el trabajo le ofrece mejores casas a sus mejores trabajadores, convéncelo que es el mejor o simplemente dile que se la ganó por un sorteo, o lo que se te ocurra, lo que sabes es que hay una casa vacía que espera por él —Le lanza una carpeta roja—. ¿De acuerdo? Le subirás el sueldo, nosotros te daremos su sueldo así que no hagas esa cara. Trátalo bien, y poco a poco métele la idea de cambiar de ambiente. Ese es todo tu trabajo. Tampoco queremos que se vea forzado o que la fortuna les sonríe demasiado que solo pensaría que se viene una maldición.

—Sí, señora pero —tartamudea, sus regordetas mejillas brillaban del sudor—, Milo siempre me cuenta que quiere pasar más tiempo con sus sobrinos y la verdad no creo que quiera, ni por todo el oro del mundo, dejarlos más tiempo solos. Así que una oferta que incluya… eh… alejarse más solo la rechazará.




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