Almas rotas

CUATRO

-Mgh... Mierda...- Murmuro davian mientras movia la cabeza para acostumbrarse a la repentina luz.

-Buenos dias señorito davian. ¿como se siente?.- Hablo una voz desconocida pero demasiado alegre.

-¿Que mierda?...- Murmuro pestañeando repetidas veces para poder enfocar su vision, intentando entender, a la vez que ver, en donde se suponía que estaba, ya que claramente no sabía que había pasado desde que salió de su casa y se encontró con Jenny. Una vez que logró enfocar su vista, lo único que se alcanzaba a diferenciar eran solo unas paredes blancas y acolchadas, como si fueran almohadas pegadas en las paredes.- ¿Donde estoy?...- Preguntó al intentar tocarse la cabeza sin poder conseguirle al tener las muñecas amarradas a la cama. Totalmente anonadado, comenzó a mirar con cierto temor hacia todos lados mientras trataba de soltarse las manos al moverlas con fuerza de un lado a otro.- Esperen... Joder, estoy... Esto... ¿¡Esto es un manicomio!?..

-¿Recuerdas como llegaste?- Pregunto la voz desconocida.

-Yo... Recuerdo... Unos gritos y un auto... También unos golpes... Joder.- Dijo terminando con un grito por el puro dolor que sintio en su cabeza y en el resto de su cuerpo al estar pensando todo muy rápido y moviendose bruscamente al intentar soltarse las manos y lo pies.

-No se mueva señorito davian, tiene múltiples heridas en su cuerpo, provocadas por el choque contra el automovil.- Explico suavemente la voz desconocida.

-¡Ya sueltenme de esta mierda!.- Grita sin dejar de mover sus manos a pesar de sentir un gran dolor en su muñeca fracturada.

-Uno de sus tutores legales lo trajo aquí hace cuatro días, después de su intento de suicidio, pero por suerte, toda la droga que había ingerido lo tenia lo suficientemente atontado para no lanzarse contra un aviomóvil que viajara a una velocidad superior.- Aclaro la voz desconocida.

-¿uno de mis tutores?.- Pregunta aún moviendose, sin tener ganas de rendirse.- ¡Solo tengo uno, y estoy seguro que el no me habría traído a esta mierda! ¡ya suelteme! ¡¡Yo no estoy loco!!.- Grito davian muy enojado.

-Davian, no estás aquí por voluntad propia.- Explico muy tranquilo la voz desconocida.

-¡Ja, no me digas! ¡¡como si no lo supiera!! ya saqueme esta mierda de las manos.- Grito davian moviendo con fuerza las manos para poder liberarse.

-No podemos señorito davian. No hasta que estemos seguros de que usted no tratara de dañarse nuevamente, o su tutor estime que haremos, ya que se debe hacer cargo de usted.- Dijo la voz desconocida.

-¿Dañarme? Joder, yo no me voy a dañar, solo fue un maldito malentendido. No estoy loco ¡Suelteme ahora! llamen a alguien para que me quiten esto ahora... ¡Ya!.- Grito lo ultimo con un fuerte quejido de dolor al no haber parado de luchar contra los amarres que lo tenían afirmado a la camilla en la que se encontraba, sabiendo en su interior, que era imposible soltarse sin importar cuanto lo intentara.

-Davian, calmate por favor.- Hablo calmadamente la voz desconocida.

-¡Traigan a mi hermano y que me saque de aqui, ahora! No tengo porque estar aqui!.- Gritaba davian desesperado sin dejar de moverse, teniendo esperanza de que se podría soltar el solo, como si con solo eso ya podría salir de este lugar que estaba claramente resguardado para evitar fugas..- ¡Saquenme de aqui! Mierda, no estoy loco!.- Grito aun más fuerte haciendo más fuerza.

-¡Davian porfavor, calmate!.- Dijo alzando un poco más la voz desconocida, esperando que davian lo escuchara. Lo cual no sucedió, así que al notar que davian no se dejaba de dañar, hizo una señal con su cabeza para que los asistentes de seguridad trataran de agarrar y afirmar al chico mientras gritaba que lo soltaran..

-¡No, no, no, suelteme! ¡¡No estoy loco, no estoy loco!! ¿Que me están haciendo?!.- Gritaba desesperado, tratando de que le soltaran hasta que sintió el líquido que le inyectaron, provocando que se calmara poco a poco, como si le fueran drenando toda la poca energia que tenía en su cuerpo.- No estoy loco... No estoy loco... Yo... No estoy loco... Es un error..." Murmuró una última vez, antes de quedar profundamente dormido por culpa del sedante que le inyectaron en su brazo.

Horas más tarde

-Buenos dias pequeño, ¿como te sientes hoy?.- Hablo la voz misteriosa pero muy alegre.

-Sa-Saiqueme de aqui.- Susurro davian con un horrible dolor de cabeza y con la boca muy seca, como si hubiera dormido con la boca abierta por demasiado tiempo.

-Cierto, aun no me he presentado, soy cedrick tu enfermero a cargo o también dicho enfermero personal pero no tan personal.- Dijo un chico con una sonrisa demasiado feliz.

-Deja de sonreír, joder....- Murmuro antes de suspirar, sin tener energía ni siquiera para luchar hoy, solo utilizó esa poca fuerza para intentar acomodarse en la cama, sin mucho éxito al estar amarrado aún.

-Estoy aquí para lo que necesites muchacho,¿si?.- Le respondio el enfermero aún sonriendo, pero ahora con un poco menos de ganas al notar el estado deplorable en el que se encuentra el davian sin ganas de moverse, ni siquiera para mirar donde se encontraba ahora, se podía notar lo cansado de la vida en la que se encontraba al no tener las drogas en su organismo.- Ahora necesitas algo pequeño?.- Preguntó el enfermero acomodandole un mechon de cabello para quitarlo de su ojo.



#5428 en Novela romántica
#2035 en Otros

En el texto hay: hospital, romance, tristeza dolor

Editado: 02.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.