Almas rotas

DIECISÉIS

Unas horas después

-¡Déjenme verla!.- Gritaba davian, mientras era sujetado fuertemente por unos enfermeros que se veían tan grandes como Hulk.- ¡Cedrick, por favor! ¡Solo quiero verla!.

-¡Davian, ya basta!.- Gritó el enfermero cedrick saliendo de la sala de urgencias en la que se encontraba Adeline.- ¡Controlate, maldición! ¡No puedes andar gritando en una zona con personas que tienen la salud muy delicada!

-Déjame verla, cedrick... Por favor...- Susurró davian con notoria desesperación, dejándose caer al suelo hasta quedar de rodillas.- Yo... Yo no le haré nada... Nada... Lo juro...- Murmura davian colocándose ambas manos en la cara para cubrirsela, y que así, no se notarán las lágrimas que comenzaban a caer rápidamente por sus mejillas.- Solo quiero verla...

-Davian... Mi niño...- Susurró el enfermero cedrick, a la vez que se hincaba frente a él, para colocar una mano en el hombro contrario, y así, brindarle un poco de apoyo respecto a la situación que se encontraba viviendo el menor.

-Tienes que entender que no podrás ir y ver a adeline como si nada hubiera pasado. Tienes que entender que el "no pasó nada" es totalmente falso en esta situación, pasó de todo davian.- Comentó el doctor brow mirando a davian en el piso y haciendo un claro énfasis en el "todo", cuando salió de la habitación en la que se encontraba adeline inconsciente.- Tienes que ir con el doctor vicent, llevatelo cedrick.

-Ya escuchaste davian... Vamos... No debes perder la primera cita médica con el doctor...- Susurró el enfermero cedrick colocándose de pie, a la vez que lo hacía el menor, el cual sólo se dedicaba a ver el suelo sin poder creer todo lo que ocurrió tan solo en una maldita noche...

-No quiero ir...- Susurro davian cerrando fuertemente los ojos, teniendo muchísimo miedo por lo que ocurrió, por lo que sucedió y lo que puede suceder. No quería alejarse de donde se encontraba ella, no podía, necesitaba estar ahí, así como necesitaba del aire para respirar, la necesitaba a ella. No le importaba que lo amarraran y lo mantuvieran solo mirando la puerta de la habitación donde estaba adeline, necesitaba estar cerca.

-Davian porfavor, no comiences otra vez, por favor...- Hablo rogando un cansado enfermero.

-No me voy a mover de aquí, cedrick. No lo haré.- Sentenció davian totalmente serio, sin haber notado que su hermano mayor venía caminando junto a un lloroso chico de cabello castaño, que ya no demostraba esa linda sonrisa rectangular que traía de costumbre, más bien, siempre que andaba con adeline morgan.

-¿¡Que mierda hace ese puto imbecil aquí!?.- Grito angelo al momento que comenzó a correr dispuesto a golpear a davian, sin contar con que el doctor owen lo alcanzaría para a abrazarlo por la espalda, para tenerlo fuertemente agarrado.- ¡Suéltame, doctor owen! ¡A ese imbecil al parecer no le bastó con golpear una y otra vez a mi pastelito!.- Gritaba angelo fuertemente, sin importarle quien lo escuchara y mucho menos donde estaban. Solo pensaba en desahogarse de alguna manera, y la mejor que se le ocurrió, fue gritarle a quien causó que adeline estuviera internada de urgencias otra vez. Lo único que angelo quería era lanzarse sobre davian y hacerlo sufrir, hacer que sintiera aunque sea un poco del dolor que seguramente tenia adeline.

-¡Angelo, Por favor cálmate!.- Grito Owen, haciendo bastante fuerza para que el menor no le saltara encima a davian.

-¿¡Eso es lo qué pasó!? ¡¿No te basto con golpearlo hasta dejarlo inconsciente?! ¡Maldito!.- Gritaba angelo sin notar que en realidad, davian no hacía nada más que mirar el suelo para que no notaran lo destrozado que estaba por todo lo que causó.

-Yo no quería... Yo no quise... Yo.- Murmuró davian sin llegar a terminar la oración por culpa del gran puñetazo que le llegó en la mandíbula, por parte del chico que había conseguido librarse del agarre de su superior.

-¡Cállate, Maldito imbecil!- Grito angelo dándole otro golpe más a davian.- ¡Te voy a dejar tu maldita cara como se la dejaste a adeline! ¡¡Maldito bastardo!!.

-¡NO! ¡ANGELO, DETENTE!.- Gritó owen corriendo para volver a agarrar a angelo, y así, hacer que soltara a davian con gran dificultad, mientras que davian ni siquiera era capaz de defenderse, pero no porque no tuviera fuerzas o porque angelo fuera mejor que él dando golpes, sino porque estaba cansado. Cansado de todo, desde su vida antes de llegar aquí hasta ahora, donde sentía que la mitad de su alma estaba siendo drenada, como si se estuviera apagando lo único con vida que tenia dentro de él.

Le dolía, un dolor que jamas había sentido con tanta intensidad.

Recuerdos vagos llegaban a su mente, como si ya hubiera perdido esa pequeña parte viva dentro de él, pero no era como ahora, en este momento sentía que moría ahí mismo, algo dentro de él se estaba muriendo, no solo disminuía como en ese recuerdo vago, ahora sentía como lo perdía de verdad.

-¡Enfermero cedrick, saca a davian de aquí!.- Gritó por primera vez el doctor brow, mientras ayudaba al doctor wen para mantener tranquilo a angelo.

-¡Maldito imbecil! ¡Pudiste haberla matado!.- Seguía gritando angelo a la vez que trataba de zafarse del agarre de los doctores. -¡Está ahí dentro, muriendo, por tu maldita culpa!.

-Vamos davian... Tenemos que irnos.- Murmuró el enfermero cedrick, mientras hacía que el menor pasara uno de sus brazos por detrás de su cuello y así, ayudarlo a caminar a la vez que lo afirmaba por la cintura para tener mayor firmeza y que esté no cayera otra vez...



#5428 en Novela romántica
#2035 en Otros

En el texto hay: hospital, romance, tristeza dolor

Editado: 02.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.