Almas rotas

DIECINUEVE

Al día siguiente

-Ten mi pequeño davian.- Dijo un sonriente enfermero cedrick mostrando un pequeño vasito blanco con los medicamentos dentro, ademas de una botella con agua fresca.- Aquí tienes tus medicamentos davian.- Dijo el enfermero cedrick mostrandose emocionado luego de haberse enterado de la conversación que tuvo davian junto a su hermano mayor, una conversación que no sólo fue escuchada por ellos dos, si no que también por una linda chica de cabellos rubio que estaba oculta tras la puerta roja, con muchas ganas de salir y abrazar a su amigo de la infancia davian pero a la vez, con un horrible miedo de que volviera a pasar lo de hace cinco semanas atrás...

-No lo haré, Cara de Caballo.- Sentenció seriamente a la vez que apartaba la cara hacia un lado para no ver lo que el enfermero cedrick tenía en sus manos.- Ya pasaron seis días, deberías rendirte cedrick.

-Ooh, si lo harás pequeño.- Dijo el enfermero cedrick manteniendo su sonrisa que se amplió mucho más, al ver como es que el doctor brow venía caminando junto con un "carrito de comida" directo a la habitación de adeline morgan.

-Así es davian, hoy te toca tomar tu medicina y a la rubia de aquí dentro le toca comer.- Sentenció el doctor brow, con una leve sonrisa que estaba bajo la atenta e impresionada mirada de davian, el cual mostraba un poco de duda ante lo que decían ambos chicos frente a él.

-No les creo nada. Aunque para ser sinceros, no les creen los santos que deben de rezar.- Dijo un serio Davian, encogiéndose de hombros.

-Vamos pequeño...- Suspiro un nuevamente cansado enfermero cedrick.- ¿Qué sacamos con mentirte?.- Preguntó el enfermero cedrick manteniendo ambas cosas en sus manos.

-Sacan que me tomé las malditas pastillas que me harán sentir bien y yo no me voy a sentir bien hasta que ade- Comenzó diciendo davian hasta quedar a media palabra al ver como es que la puerta, que estaba frente a él, era abierta con mucho cuidado y lentitud dejando ver solo un pequeño y delgado brazo, que mostraba algún que otro moretón en las partes que se podían ver.

-No sacamos nada con mentirte davian.- Dijo el doctor brow encogiéndose de hombros para luego entrar en la habitación junto con el carrito de la comida, dejando a un anonadado davian fuera de esta.

-Muy bien, ahora tus medicamentos pequeño.- Recordó el enfermero cedrick con una leve sonrisa de genuina felicidad al ver las pequeñas lágrimas que derramaba el menor, sin ser capaz de dejar de ver la puerta que fue cerrada tras del doctor brow.

-Adeline...- Susurró davian sin poder detener las leves lágrimas que caían de felicidad al ver aunque sea un brazo de la pequeña rubia.- Sabia que estabas ahí... Llegue a donde tenía que llegar, adeline... Te hice caso, y llegue hasta ti...- Hablo davian antes de colocarse de pie con mucho cuidado por estar totalmente mareado y exhausto al no haber comido, dormido bien, ni ingerido sus medicinas durante estos últimos seis días.

-Cuidado davian.- Dijo rápidamente el enfermero cedrick quien se acercó para tratar de afirmarlo para que no cayera, siendo rechazado inconscientemente por el menor, que se acercaba a paso lento pero seguro hasta la puerta roja para una vez ahí, apoyar la frente y ambas manos sobre esta.

-No me engañarás adeline... No voy a tomar las medicinas hasta que vea al gruñón salir con el plato vacío de esta habitación...- Susurró davian con una leve sonrisa al escuchar ese pequeño y casi inaudible intento de risa que se pudo percibir desde donde estaba parado.- Tomare la medicina cuando ella acabe de comer amigo.- Murmuró davian dándose la vuelta para así, comenzar a bajar con cuidado su cuerpo hasta quedar sentado en el suelo con la espalda apoyada en la puerta tras de él.

-Esta bien, tranquilo pequeña...- Respondió el enfermero cedrick, desdoblando una manta que traía colgada en su antebrazo para así, poder cubrirlo al menos con esta.- Dijo que ella estaba medianamente cómodo ahí adentro, así que no había razón para que tú no tuvieras una manta aquí afuera.- Respondió el enfermero cedrick rápidamente al ver que el menor quería rechazar la manta.

-¿Escuchó todo lo de ayer?..- Preguntó Davian luego de haber asentido al escuchar la rápida explicación sobre la manta con la que lo había cubierto el mayor.

-Para ser sincero... No tengo ni la menor idea de lo qué pasó aquí ayer davian...- Murmuró el enfermero cedrick sentándose en la misma postura que el menor, pero con la diferencia de estar apoyando la espalda en la pared que está junto a la puerta y no sobre esta.- Solo se que hoy en la mañana el doctor owen llamó al doctor brow, y como el celular hacia mucho ruido y como el doctor no se dignaba a responder lo hice yo, que sinceramente fue peor, porque yo tuve que despertar a ese vago.- Contaba animadamente el enfermero cedrick, mientras davian afirmaba su dolorida cabeza con sus manos temblorosas al no estar con sus medicinas para las adicciones.

-Podría hacer tantos malditos comentarios respecto al porqué pudiste contestar el celular del gruñon siendo que supuestamente no pasas tiempo con él- Murmuró davian riendo levemente por solo un segundo, ya que al sentir lo doloroso que fue hacer esa mínima acción.- Mierda...- Suspiró davian afirmándose con más fuerza la cabeza siendo por esto, que no pudo ver al alto chico de cabello castaño anaranjado acercarse a ellos lentamente, con un carrito con comida parecido al que le habían llevado a adeline.



#3334 en Novela romántica
#1155 en Otros

En el texto hay: hospital, romance, tristeza dolor

Editado: 02.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.