-Lápiz, lápiz, lápiz.- Pensaba davian una y otra vez manteniendo la nota entre sus temblorosas manos.- Cedrick ya debería estar por venir, y de seguro con algún lápiz en el bolsillo...- Hablaba davian mientras seguía pensando que hacer.- Alguien debe darme mis medicamentos, ¿no?.- Hablo davian tratando de controlar su respiración acelerada por la emoción, comenzó a caminar de un lado hacia a otro frente a la puerta roja, esa que siempre esta cerrada frente a él. Mientras tanto, entre paso y paso, se dispuso a leer y releer unas mil veces la nota que tenía entre sus manos, esperando "pacientemente" a que algún médico o enfermero viniera por ese pasillo para pedirle prestado algún lápiz, porque claramente no está dispuesto a abandonar ese lugar por un simple lápiz, si no lo había hecho antes que habían mayores razones para que lo sacaran, mucho menos lo haría ahora que estaba teniendo señales de adeline, señales que le daban la esperanza para seguir esperándola ahí, esperanza que le grita que existe la posibilidad de que adeline lo perdone por todo lo que le hizo y que así, puedan estar juntos otra vez.
Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres
Att: Adeline
-Harás un agujero en el suelo davian.- Comentó el terapeuta vicent al ver los movimientos del chico mientras iba llegando hasta él, sin siquiera haber sido notado por el chico. El terapeuta siempre estaba igual, su ropa siempre bien estilizada, todo combinaba y estaba pulcramente estirada, junto a su bata totalmente blanca y el maletín negro con todos sus documentos.
-¡¿Me prestas un lapiz!!- Hablo davian mientras alzaba la voz para que el terapeuta vicent lo escuchará bien mientras daba grandes pasos para llegar lo mas rápido posible hasta donde estaba el terapeuta vicent.
-¿Un lápiz?.- Hablo el terapeuta vicent mirando extrañado a davian por su petición.
-Si, un lápiz ¿Acaso estás sordo?- Habló davian a la vez que toma un lápiz de los que tenía el mayor en el bolsillo del pecho de su bata blanca, sin importarle para nada la respuesta que podría haberle dado el terapeuta vicent.
-Si davian, puedes tomar uno de mis lápices del bolsillo de mi bata.- Hablo el terapeuta vicent suspirando luego de haber hablado sarcásticamente mientras veía como el chico se hincaba para poder comenzar a escribir rápidamente en un papel.- ¿Que se supone qué haces?.- Preguntó el terapeuta vicent extrañado mientras se hincaba frente a él para mirar que hacía.
-Nada que a ti te importe.- Respondió davian dándose la vuelta para que el terapeuta vicent no fuera capaz de ver, y mucho menos leer, la hoja que le había "mandado" adeline a el.
-Davian, soy quien se encarga de tu cuidado aquí, todo lo qué haces me importa. Debo asegurarme que no sea algo malo para ti, ni para los demás.- Hablo el terapeuta vicent al ver el comportamiento infantil del chico frente a el.
-Con UN hermano mayor me basta y sobra, gracias.- Dijo davian a la vez que comenzaba a gatear rápidamente hacia la habitación que tenía la puerta color rojo.
-¡Hey, no! ¡Davian, no te acerques a esa puerta!.- Hablo el terapeuta vicent alzando la voz mientras se acercaba rápidamente al menor esperando lo peor, hasta ver que solo introducía un papel entre la separación que había entre el suelo y la madera roja.- ¿Que... Qué haces?.- Preguntó el terapeuta vicent extrañado mirando atentamente por donde había entrado la hoja.
-Como dije antes, nada que a ti te importe.- Respondió davian indiferente mientras se levantaba del suelo para luego comenzar a caminar hacia el baño como si nada hubiera pasado, pero en su interior, había un montón de emociones chocando entre si: felicidad, miedo, cariño, pánico...
El terapeuta vicent quedó completamente anonadado y solo en el pasillo al ver como es que el menor simplemente se fue al baño, luego de recomponerse el terapeuta vicent se acercó cuidadosamente hacia la puerta roja, llegando a escuchar una leve, casi imperceptible, risita desde el otro lado de esta, junto a un "Ese es mi Davian".
-¿Qué mierda?.- Hablo el terapeuta vicent totalmente curioso e impresionado, aún sin poder creer lo que escuchaba. Aprovechándose de la soledad de ese pasillo, el terapeuta vicent se acomodó para poder pegar la oreja en la puerta de la habitación de la pequeña rubia, y así, tratar de escuchar un poco más pequeña risa, a la vez que colocaba la mano en la perilla de esta inconscientemente, quedándose un buen rato en esa posición aún anonadado con la casi inaudible risa que recién comenzaba a desaparecer.
-Estoy completamente seguro que tú no tienes derecho a acercarte más que yo a esa maldita puerta roja.- Habló seriamente una voz aún lado del terapeuta vicent. Haciendo que este comenzará a alzar lentamente la vista para ver de quien era dueño esa voz tan dura y fría, se pudo ver como es que el terapeuta vicent comenzó a alejarse con cierto cuidado y miedo de la puerta, por el solo hecho de ver como es que davian lo miraba con una mirada de odio, una mirada que era totalmente aterradora, y solo dirigida hacia él. Una mirada que estaba asegurando que no le molestaba para nada el hecho de asesinar a alguien que se acercara más de la cuenta hacia adeline, y sobre todo si es que era alguien con intenciones poco puras.
-No hice nada davian.- Hablo el terapeuta vicent mientras se alejaba de la puerta intentando calmar a davian.