Almas rotas

TREINTA

Siendo exactamente las seis y treinta de la mañana se podían escuchar y resonar los suaves pasos del doctor brow, quien caminaba calmadamente por un largo pasillo con dirección hacia la habitación de adeline morgan.

-¿Qué tal se comportaron anoche?.- Pregunto el doctor brow llegando a la famosa puerta roja que era custodiada por dos enfermeros de gran tamaño, conocidos como Thor y Hulk.

-Se dedicaron a dormir toda la noche.- Dijo el enfermero conocido y nombrado como hulk.

-Solo hablaron unos treinta minutos antes de dormirse. Parecía ser un cuento.- Contó el otro enfermero conocido y nombrado como Thor.

-Eso está muy bien...- Dijo el doctor brow dejando salir un leve suspiro.- Solo me queda verificar que de verdad estén bien y así podríamos iniciar con sus terapias en conjunto.- Habló el doctor brow siendo más bien un recordatorio para el mismo que para los enfermeros que hacían de guardias.

-¿Necesita que permanezcamos aquí todo el día doctor brow?.- Pregunto el enfermero conocido como hulk sacando completamente de sus pensamientos al doctor brow.

-Si por favor. Tienen que estar vigilando que davian esté estable en todo momento. Dudo mucho que tenga alguna recaída si está con adeline, pero mejor prevenir antes que lamentar.- Hablo el doctor brow dejando salir un leve suspiro. -¡Oh, el enfermero cedrick vendrá en unas horas y traerá los medicamentos para los tórtolos, así que no le pongan inconvenientes para entrar aquí ¿si?.- Dijo el doctor brow manteniendo una leve sonrisa al ver como ambos enfermeros a sentían ante su petición. Una vez informados ambos enfermeros o mejor dicho guardias, el doctor brow se dispuso a darse la vuelta para continuar con su ronda de supervisión, sin haberse percatado que en realidad ambos chicos dentro de la habitación ya estaban totalmente despiertos, sin ser capaces de escuchar por completo las oraciones que decían tras la puerta roja pero aún así, entendiendo la última parte que había dicho el doctor brow.

-No me tienes miedo?...- Susurró davian mientras mantenía a adeline entre sus brazos.

-¿Debería tener miedo?...-Preguntó adeline a la vez que se acomodaba mejor entre los brazos de davian para estar totalmente pegada al cuerpo de davian.

-Te dañe... Te dañe muchísimo...- Murmuró davian sintiendo como sus ojos se llenaban con lágrimas.- Y no fue solo de manera física... Provoque todo esto... Pensando que era lo mejor para ti...- Dijo davian en un tono totalmente bajo y adolorido, sintiendo una gran carga sobre sus hombros... Una carga que él mismo había causado, y que no entendía como dejarla atrás.

-¿Tú tienes miedo?...- Murmuró adeline luego de unos segundos en silencio a la vez que se acurrucaba en el pecho de davian.

-Para ser sincero... Si...- Confesó casi inaudiblemente Davian mientras la abraza con un poco más de fuerza, como si con esa acción la estuviera protegiendo de todo lo que lo podría llegar a dañarla.

-Ya no tienes que temer más davian... Yo te cuidaré esta vez...- Susurró adeline aferrándose con fuerza al cuerpo de davian.- Te protegeré, ¿si?...Confia en mi davian.

-Confio en ti pequeña... En quien no confio es en mi...- Dijo davian hablando muy bajito para no ser escuchado por los gigantes de la puerta.

-Yo confiaré en ti por los dos...- Aseguro adeline dándole un besito en el pecho.- Lo qué pasó hace semanas fue solo un accidente... Lo superaremos davian... Lo superaremos juntos...- Susurró adeline abrazándolo con toda la poca fuerza que mantenía en su cuerpo.

-Dios pequeña... ¿Que hice para merecerte adeline?...- Preguntó davian dejando salir un par de lágrimas que no eran notadas por la pequeña rubia, ya que esta estaba oculto en el pecho de davian

-Existir.- Respondió adeline simplemente a la vez que se alejaba un poco de su pecho para ser capaz de mirarlo a los ojos.- Con el más puro hecho de existir, hiciste que fueras merecedor de todo mi ser.- Aseguró adeline a la vez que llevaba una de sus manos hasta la mejilla de davian, para limpiarle con mucho cuidado y delicadeza las lágrimas que caía lentamente por su rostro.

-Llegue hasta ti...- Susurra davian a la vez que volvía abrazarla con fuerza para que se apegara otra vez a su cuerpo.

-¿A que te refieres?...- Pregunto adeline mientras miraba fijamente a davian.

-No estaba perdido... Tenía que pensar que llegaría a donde tenía que llegar sin importar el camino que tomara...- Dijo davian manteniendo su tono en un susurro.- Caminaba sin rumbo, sin ti a mi kado... Pero eso no me impidió poder llegar hasta ti.

-Gracias por llegar a mi... Estuve esperándote mucho tiempo davian...- Susurró adeline manteniendo una tierna sonrisa en su rostro. Y en esa posición, ambos manteniéndose entre los brazos del otro, permanecieron lo que quedaba de la madruga, consiguiendo después de un rato, el ansiado deseo de continuar durmiendo, sintiendo cada pequeño mimo por parte del contrario. Por otro lado, ya habían pasado alrededor de dos horas, venía caminando un muy sonriente enfermero cedrick, que ya había entregado cada medicamento a todos los pacientes que les correspondían a él, siendo una excepción, la pareja acurrucada tras la puerta roja ya que el enfermero cedrick los había dejado al final para que ambos chicos tuvieran más tiempo a solas.

-¡Hola Grandotes! ¿Qué tal se han comportado los chicos ahí dentro?.- Pregunto el enfermero cedrick mientras llegaba junto a un carrito donde traía el desayuno y los medicamentos para ambos huéspedes de la habitación roja en urgencias.



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En el texto hay: hospital, romance, tristeza dolor

Editado: 02.09.2025

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