-No sé de qué me hablas.- Responde adeline alzando levemente la ceja mientras lo mira sonriendo. Claro que sabe a lo que se refiere, es imposible olvidarlo, nadie podía olvidarlo, hasta el enfermero cedrick sabría a lo que se refiere si es que estuviera aquí, porque fue el quien intervino cuando estaban "probando" que podían o no llegar a hacer.
-¿Debería recordartelo?.- Cuestionó davian acercándose lentamente al cuerpo de la más baja, casi como un depredador, provocando que adeline fuera retrocediendo con cautela hasta llegar a apoyar la espalda sobre el cristal que los separaba de los animales.
-Pareciera que me estás provocando adeline.- Dijo davian mirando atentamente los labios de adeline, más específicamente el labio inferior que era mordido sutilmente por los dientes de la más baja, causándole claros sentimientos placenteros al recordar como es que esos dientes mordieron su labio el día anterior. Como es que esa pequeña boca con esponjosos labios, se habían encargado de besarlo con fervor antes de morder su labio inferior, para luego lamerle levemente donde dejó la marca de los dientes. Fue tan lento, tan torturado...
Quería más, necesitaba más.
Con eso en mente, apoyó cada mano en la cristalera tras adeline, una a cada lado de su cara, a la vez que se apegaba un poco más al cuerpo de la más baja, dejando una casi nula distancia entre ambos.
Lo que habían hecho el día anterior claramente no estuvo al nivel de lo que solía hacer con las otras chicas fuera de este lugar, con adeline fue superior, no porque llegaran más lejos, no porque lo hicieran, no porque adeline fuera una experta, no porque lo había hecho suya, sino, solo porque eran ellos dos, ellos dos juntos. Davian sabía de sexo, claro que lo sabía, se podría catalogar como un experto en el sexo y casi abuso de chicas, pero no pasó eso con adeline, ni siquiera estaba pensando en sexo mientras se besaban, solo pensaba en eso, en un beso, en un beso con adeline, ¿Lo excitó? Claro que sí, eso no se podía negar, ni se podía evitar, estaba con adeline, la perfección hecha en persona, pero a pesar de eso, a pesar de que todos sus instintos estaban mucho más calientes que cuando se la metió a alguna chica, con adeline no pensó en hacerlo, solo quería seguir disfrutando del beso que se daban. Llegar hasta ese punto costó, y costó mucho, no es como que se besaran con tal magnitud desde la primera vez que lo hicieron, claro que no, todo fue un proceso arduo. Comenzaron con besos en las mejillas y por el rostro; despues de días, fueron un poco más osados: en la comisura de sus labios; después pasaron al siguiente nivel: pequeños besos en los labios, casi roces de estos; pasó un tiempo más, y esos roces comenzaron a ser más duraderos, eran besos, tiernos y delicados; pasaron los días, y esos besos subieron de nivel: adeline abrió su boca, dejando que davian entrara a explorar el lugar después de habérselo pedido con amabilidad; hasta ahí, siempre fue davian el más osado, el que daba toques de osadía sutiles para ir pasando de un nivel a otro, incitando a adeline a hacer un poco más, grande fue su sorpresa el día anterior, cuando adeline comenzó a jugar con su labio inferior mientras se besaban, esta vez había sido la más baja quien dio el gran paso para el siguiente nivel, uno mucho más excitante que los anteriores.
Si se lo preguntaban a davian, el comprendía el porque se tardó tanto en llegar a ese punto, entendía que debía ir lento con adeline, no exigir demás, no obligarla o hacerla sentir presionada. Cuando comenzaron a estar juntos, ya estaba preparado para lo que se venía, dejaría fluir el ambiente, irían lento, paso a paso, sin apurarse. Conocía el historial de adeline, lo sabía de primera mano, no necesitaba que alguien viniera a decirle que el cuerpo de adeline era delicado por no tener tanto músculo al no comer, nadie debía llegar y explicarle que el pasado de adeline había sido delicado, que habían abusado de todas las formas posibles de él. Davian lo sabía, lo sabía todo, desde siempre lo supo, fue él quien estaba con adeline, fue él quien notaba los extraños comportamientos de la chica a pesar de que ella tratara de ocultarlos para no preocuparlo, él siempre supo que algo pasaba. Recuerda a la perfección cuando confirmó que adeline ocultaba mucho sufrimiento. Tenía 9 años, fue a visitarla al hospital, recuerda cómo estaba la carita del amor de su vida, era solo un cuerpo sobre la cama, no había vitalidad en su ser. Al entrar adeline le sonrió, pero no como siempre lo hacía, era una sonrisa cansada, una sonrisa destruida... La chica le había dicho que todos los hematomas que tenía eran porque se había caído de las escaleras, que no había sido nada grave, pero davian no era idiota, sabía de los golpes que le daba su padre, sabía eso, pero esta vez había algo diferente, no eran solo moretones circulares, como de un puñetazo o patadas, adeline tenía marcado lineas moradas con verde en sus muñecas, su cuello estaba casi igual, como si hubiera tenido algo en esas partes. Davian era pequeño, no entendía muy bien como pasó eso, así que se esforzó en averiguar, espero a que la chica se quedara dormida para tomar la carpeta con hojas que estaba colgada a los pies de su cama, gracias a la TV, y a las veces que estuvo con su mamá en la misma situación que adeline, sabía que ahí estaban los diagnósticos de los pacientes, sabía reconocer cuando alguien llegaba al hospital porque sus familiares los golpeaban, su madre siempre tenía escrito eso en sus registros. Lo que leyó en ese documento no tenía nada que ver con lo que estaba acostumbrado:
Ligaduras en brazos y pies que causaron daños internos, intento de ahorcamiento, mordidas y golpes, el terror de los enfermeros y doctores... Desgarro anal...