-¿Ya vamos por el rarito?.- Preguntó davian abrazando tiernamente a adeline por la cintura mientras se mantenían en el pasillo de cristal en vez de paredes.
-Se llama angelo.- Aclaró adeline mientras apoyaba tranquilamente la mejilla en el pecho del más alto, a la vez que lo abrazaba por el cuello con delicadeza, esperando poder estar lo más cerca de ese tranquilo latido perteneciente a davian.
-¿Eso me debería importar porqué?...- Preguntó davian restregando levemente la cara en el cabello rubio de adeline dejándose llevar por la cálida sensación que le proporcionaba el hecho de estar entre los brazos de adeline y que a su vez adeline estuviera entre los suyos. Para cualquiera sería un simple abrazo de dos personas que se aman, pero para ellos no era nada de simple, con ese abrazo no solo se demostraban el amor que sentían, sino que también se transmiten seguridad adeline sabe que ningún idiota llegará a dañarla si está entre los brazos de su chico, así como cuando eran pequeños y davian era el pequeño más rudo de la escuela y de donde vivían, así que nadie los molestaba porque davian les daría una paliza; Y davian bennett sabe a la perfección que ninguna voz aparecerá si adeline está ahí, y si es que llegara a aparecer, sabe que la voz de adeline siempre aparecerá para traerlo devuelta a la tierra de los cuerdos.
-Porque es mi mejor amigo y quien se encargó de mantenerme viva hasta que apareciste tú.- Hablo adeline a modo de regaño antes de separarse con cuidado del cuerpo que tanto calor y seguridad le brinda, solo para poder tomarle la mano antes de comenzar a caminar hacia la oficina de owen, donde debería estar angelo esperando los luego de la terapia.
-Eso fue un golpe bajo, eh.- Aseguró davian quien le soltaba la mano para poder ser capaz de abrazarla por la cintura mientras caminaban, asegurándose de que a adeline ningún loco se le acercara. Ya llevaba tanto tiempo ahí, que había notado que en ese lugar no eran malos, solo estaban locos y por eso hacían locuras ¿pero acaso no lo estaba él también? Todos ahí tenían problemas, y todos los demostraban de forma diferente, pero eso no quitaba que entre locos se incomodaran, y ese era el caso de su pequeña rubia. Con el pasar del tiempo, noto que adeline en vez de haber mejorado esa actitud sumisa que siempre tuvo, solo había incrementado.
¿Entendia el motivo por el cual incrementó? Si y no, abusaron de ella, lo sabe, sabe que abusaron de ella de todas las maneras posibles de su pequeño ángel, así que era lógico que estuviera así, pero ¿no había pasado tanto tiempo para que él ya fuera capaz de, por lo menos, mirar a las personas a la cara? Eso no lo entendía. A pesar de todo lo que dijera owen para auto convencerse y no traer a davian aquí, todos sabían que este lugar era el mejor. Era un paraíso encargado de recordarle a cada loco que la vida es linda, y que con ayuda, todo se ve mejor, por eso es en "pareja", son sus propios cables a tierra, uno se recuerda a otro que está bien, que pueden juntos mientras tienen a los mejores expertos lavandoles el cerebro para arreglarlo, entonces... ¿Por qué adeline aún no mejora? Estar en este lugar sale una fortuna, no cualquiera puede costearse una instancia en este psiquiátrico que aseguraba el 99% de mejoría, por no decir que el 100%. Adeline lleva años aquí, pagando una fortuna que ni siquiera sabe de dónde salió, porque ninguno de los dos cuando eran pequeños tenía tanto dinero, no eran pobres pero tampoco eran millonarios. ¿Que se supone que pasa? ¿Por qué adeline aún sigue estando en este lugar sin grandes logros?.
-Puedo ver tus engranajes moverse ahí dentro davian.- Comentó con una leve sonrisa adeline, mientras miraba curiosa a davian.- ¿Que piensas tanto davian? Algo utiliza tu mente y no me prestas atención a mi.
-Pues eres tú lo que tengo en mi mente todo el tiempo.- Respondió davian con una sonrisa antes de robarle un besito, mientras continuaban caminando lentamente hasta donde owen.
-¿Yo?.- Hablo adeline aún más curiosa porque lo que estaba pensando davian.- ¿Quieres saber algo de mi?.- Cuestionó adeline con una sonrisa.
-¿Esta bien que pregunte?.- Susurró davian con el ceño fruncido a la vez que afirmaba con un poco de fuerza la cintura de adeline.
¿Como se supone que pregunte por algo tan personal? ¿Acaso es de su incumbencia saber cómo es que sigue pagando un lugar asi?
-Sabes que si davian.- Respondió adeline dándole un besito en la mejilla a davian.- Tratemos de no tener secretos entre nosotros.
-Es que es una estupidez...- Murmuró davian viendo a unos metros de la oficina de su hermano mayor. Es una estupidez, si, pero había un algo que lo hacía querer saber. ¿Que era? Ni idea, solo sentía una presión en su pecho como si presintiera que algo pasaba, que había un algo en adeline que no sabía y suponía importante. ¿Acaso su padre pagaba este lugar con el dinero que seguro ganó adeline trabajando en la tienda? O peor ¿Lo paga con el dinero que le sacaba a los asquerosos que tocaron a su rayito de luz?
-Puedes preguntar davian.- Aseguró adeline dejando de caminar para poder abrazar a davian con delicadeza por el cuello mientras sonreí un poco nerviosa.
-El señor morgan...- Murmuró davian con cierto temor. Un temor por la reacción de adeline, mientras que adeline se puso tenso al comprender a que se refería con "Señor morgan". La rubia fue calidamente abrazado por davian, quien intentaba brindarle aunque sea un poco de seguridad con esa acción.