Almas rotas

CUARENTA Y OCHO

3 horas después

Nadie se esperaba que ivalle estuviera recién entrando en su sesión de terapia, la que tardó una hora y treinta minutos, y que después de eso, cuando llegó la hora de decirle lo que había sucedido con más detalles que a evara, ya que no sabía de las crisis explotara en un enojo sobrehumano, en el cual insulto al doctor brow, al enfermero cedrick, al doctor owen, a amgelo, a davian, incluso, a la chica que pasó llorando, lo cual tardo una hora y treinta más. Pero como era debido, pedido por evara y sabiendo las consecuencias de no hacerlo, esperaron pacientemente todo ese tiempo antes de irse hacia las habitaciones blancas, sabiendo de ante mano por el enfermero cedrick que adeline seguía dormida por el relajante que le inyectaron.

-Ivalle por favor, ya explotaste, ya insultaste a todo lo que se movía, ahora por favor, mantén el control y no perturbes la tranquilidad que se encuentra tras esta puerta de seguridad.- Rogó el terapeuta vicent sabiendo que en realidad que el doctor brow no porque tenía ánimos de evitar otro incidente, ya que, aún que no se notara, los insultos si le llegaron profundo, sabía que ella tenía razón, sabía que debería haber estado más atento a adeline sobre todo porque se saltó el medicamento de la tarde, lo que ya debería haberle hecho ir a verificar que pasaba. Recibiendo un asentimiento por parte de ivalle quien era abrazada desde la cintura por evara, dieron una última inhalación los cuatro presentes, para luego atravesar la última puerta de seguridad que los alejaba de las habitaciones blancas.

Evara se espero muchas cosas del "famoso davian" pero jamás se imaginó que el primer encuentro que tendrían sería así. El menor se encontraba sentado en el suelo, abrazándose las piernas mientras mantenía notorias marcas de golpes por su rostro y rasguños en su cuello. Ante los ojos de evara, davian solo era un niño indefenso, que seguramente atravesó por mucho antes de lograr llegar hasta donde estaban ahora. En su imaginación, era un hijo de puta que se creía lo mejor del mundo, por lo que sabe, si era así, el davian bennett que estaba en los expedientes que mandó a investigar era tal cual como se lo imaginaba antes, por algo tenía esa percepción de él, pero ahora... El chico ahí sentado era un bebé indefenso, con la mirada perdida y sin rumbo alguno, tenía una mirada vacía, como si le acabaran de quitar todas las ganas de vivir. Desde otro punto, esta ivalle, ella ya había visto a davian demacrado cuando adeline estaba en urgencias, la visión de davian ahora mismo ya no le afectaba en nada, en cambio, estaba concentrada en no saltarle encima para degollarlo por casi matar a su hermana. Estaba tan sumergida en sus pensamientos, que ni siquiera noto cuando evara la soltó.

-Gracias.- Dijo evara haciendo una leve reverencia frente a davian. Impulsado por el hecho de que ese muchacho había aguantado cada uno de los golpes de adeline sin devolverle ni uno solo, y que estuvo a su lado en todo momento, evitando que la pequeña rubia lograra cometer una locura aún más grave, evara se acercó al menor y le agradeció de todo corazón. El conocía lo que era capaz de hacer adeline en sus crisis, entonces reconocía que si no hubiera encontrado la manera para acabar con todo.

-Muchas gracias por cuidar a adeline esta vez.- Hablo evara antes de volver a colocarse derecha bajo la atónita mirada de todos los ahí presentes.

-Yo... Yo...- Susurró davian sin saber que hacer. Le acaban de agradecer por algo que él hizo por instinto, por un acto reflejo, el proteger a adeline estaba tan interiorizado en él, que ni siquiera pensó en que es lo que estaba haciendo cuando recibía los golpes, solo estaba aferrándose a lo único que tenía valor en su vida. No había nada que agradecer en realidad.- No podía dejar que ella se dañara...- Susurró davian apenado sin ser capaz de mirar a la chica frente a él.

-Quiero entrar y estar ahí cuando despierte.- Dijo ivalle,pasando olimpicamente aún lado de davian para caminar hasta la puerta de la habitación de su hermana melliza como si el chico no estuviera ahí sentado en el suelo.- Abrame la puerta, por favor.- Hablo ivalle frente a la puerta de su hermana mientras miraba al doctor brow esperando que le abran la puerta. Totalmente derrotado el doctor brow se acercó y puso el ID para que ivalle pudiera entrar en la habitación para estar junto a su hermana melliza.

-Ella no suele ser así de pesada, es solo que la conociste en una situación bastante estresante para todos pequeño.- Hablo evara al ver la mirada impresionada de davian creyendo que era por la actitud que había mostrado.

-Dios... Es igual a ella...- Susurró davian quedando atónito ante la apariencia de la chica. Si hubiera estado prestando atención a alguien que no fuera adeline, si se hubiera dado cuenta del impresionante parecido que tenía ivalle con la madre de la pequeña rubia. La vio por muy poco tiempo en la vida real, pero adeline siempre cargaba una foto de su madre en la mochila, así que esa cara la conocía muy bien, sobre todo porque habían muchas veces en las que encontraba a adeline abrazando la foto y rogando que viniera por ella, que ya no quería estar más con su padre. En resumen era imposible borrar la imagen de adeline abrazando esa foto, por ende recordaba la foto a la perfección.- Pensé que eran hermanastros...- Susurró davian aún sentado en el suelo y abrazándose las piernas.

-Ellas dos son hermanas de padre y madre, kian y isael son sólo de padre.- Respondió evara a la pregunta no hecha por el menor.- También quiero entrar doctor brow.- Hablo evara acercándose a la puerta que estaba siendo nuevamente abierta por el doctor brow.- Davian apresurate.- Incentivo evara entrando en la habitación. Como si tuviera un resorte en el trasero, se volvió a colocar de pie rápidamente para correr hacia adentro, mientras que angelo fue agarrado del brazo por evara para que entrara también en la habitación de adeline.



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En el texto hay: hospital, romance, tristeza dolor

Editado: 18.09.2025

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