Almas Sombrias

Capitulo 13º Tristeza en mi

Ion hizo llamar a él Biólogo quería hablar con él, un hombre como el, con ese mal carácter, estaba acostumbrado hacer lo que le daba la gana, y acostumbrado a ninguna negativa.

—¡Se puede saber! Porque esa jovencita impertinente, que es la madre de mis hijos, la quiero esta noche aquí, ¡Sin falta! ¿Por qué no viene a mi habitación?

El Biólogo le contesto enseguida con firmeza, tenía que parar los deseos sucios, de ese creído, y asqueroso líder cabezón.

—Como usted sabe, el embarazo de la joven, no es normal del todo, se corre bastante riesgo si ella mantiene relaciones, ¿Acaso quieres que pierda tus hijos? Es un riesgo muy grande, por pasar un rato ...

—¿Entonces, sería malo? Sé que este embarazo es diferente, y está en prueba, ¿Pero todo va bien no? —Dice Ion.

—Habría muchos riesgos si, por ahora todo va bien, Caía también la cuida mucho, esa es la verdad.

—¡Esta bien! Ya te puedes ir—contestó Ion.

Caía ese día iba a visitar a su familia, se puso un vestido largo de color rosa con unas pequeñas flores blancas y unas sandalias para estar más cómoda, llevaba el cabello suelto, la acompaño el Gen, que estaba muy contento por salir, un rato del centro.

Desde la ventana Go los miraba, como le hubiera gustado ir con ellos también, pero se dijo por lo menos, Caía saldrá de aquí y durante un rato será feliz, con eso él, se daba por satisfecho...

Caía camino por las calles, la gente se le quedaba mirando, estaba cerca de su casa cuando vio a Eira.

—¡Hola! Caía, cuanto tiempo sir verte, se te ve muy guapa, ¿Cómo es vivir con Ion? Tener como marido, al líder, quien lo hubiera pensado, has picado muy alto, me alegro por ti amiga—contestó Eira.

Sus palabras sonaban falsas, Eira es envidiosa, más bien seria de las que critican a Caía, falsas mentiras, salieron por su boca, Caía lo sabía...

Posiblemente a Eira ya le faltaría algún órgano, y pronto tendría que ser madre también...

Caía llego a la puerta de casa, toco el timbre y su hermano pequeño abrió la puerta.

—¿Qué demonios haces aquí? ¿Te has escapado? ¿No te habrá echado Ion? —Dice su hermano.

—¡Yo también me alegro de verte, hermano! No seas tonto, vine para veros, cuanta alegría mana de ti hermano, ¿Puedo pasar o nos quedamos aquí, en la puerta? —Dice Caía.

—¡Si, pasa! El Gen se queda fuera, —dice su hermano.

—¡De, eso nada! El entra también, es mi amigo, además tu eres el pequeño, de los hermanos no seas tan quejica, vamos pasa Gen, ¡No te quedes ahí! —Dice Caía.

—¡Hola mama! ¿Cómo estás?

Su madre se dio la vuelta, estaba preparando la comida, en la cocina.

—¡Hola Caía, estamos bien todos! ¿Cómo esta hija? Estas muy guapa con esa barriga, tu padre y tu hermano estarán al llegar, están paseando...

—¿Paseando? ¿Desde cuándo se pasea? ¿Tanto a cambiado Alnon?

¿Me puedo quedar a comer? —Dice Caía.

—¡Bueno! Hija, algunas cosas han cambiado si, no sé, tu estarás ahora acostumbrada a comer otras cosas mejores...

—¡Tu mama! Cocinas muy bien...He echado tus platos de menos...

—¡Bueno hija! Siéntate un rato, mientras llegan, ¡Cuéntame! Como estas con Ion, estarás muy contenta, sabes que has sido muy afortunada que Ion se fijaría en ti, hay muchas chicas que te envidian...

—¡No creo! Que sea, para tanto, estoy bien si, Ion se porta bien conmigo, y tengo a mi amigo siempre conmigo, ¿Verdad Gen? Caía le guiño un ojo.

—¡Si! Caía, me gusta tu familia, se siente amor humano.

Llego su padre y su hermano, como todos los días sonriendo y bromeando, ahora la gente los trataba diferentes, su hija trae los hijos del líder....

—¡Hola, Caía! ¿Qué haces aquí? Estas muy guapa, —dice su padre.

—¡Vine a veros!, Os echaba de menos mucho, necesitaba saber cómo estabais—dice Caía.

—¡Bueno sentemos a comer, que ya es hora! ¿Te quedas a comer Caía? —Dice su padre.

—¡Si, claro! Sentémonos, ponte a mi lado Gen.

Se sentaron en la mesa a comer, tenía preparado un rico estofado, no faltaba de nada, pan, vino, agua, y empezaron a hablar de Ion como siempre, a su padre se le llenaba la boca hablando de él, y algo sorprendió a Caía había fruta, que estaba prohibida...

Al cabo de un rato, Caía se levantó para ir al baño, tenía que recorrer el largo pasillo, en un momento se dio cuenta que la casa estaba diferente, la habían reformado, se acercó a su habitación...

Que ya no existía, ahí habían preparado una sala de juegos, había un billar, un futbolín y una diana, la terraza la habían cerrado y ahora tenía un sofá donde poder estar descansando un rato tomando el sol, pero...

¿Cómo han podido hacer la reforma? Y ¿Dónde habrán sacado las monedas? Pensó Caía.

—¡Mama! ¿Habéis reformado la casa? ¿Cómo lo habéis hecho? Y ¿Mi habitación porque ya no está? ¿Porque me la habéis quitado?

—¡Tu, ya no la vas a precisar más! Té quedaras a vivir con tu marido, como te corresponde, la reforma la estamos haciendo con las monedas que nos da todos los meses—contestó su madre con orgullo.

—¡Me estás diciendo! Que por estar yo embarazada, y darle dos hijos, y estar sacrificándome, os paga con monedas, y vosotros lo aceptáis sin decir nada, vendiendo a vuestra propia hija, ¿Nos os da vergüenza? De ese asqueroso de Ion.

Su padre se levantó de repente y fue hacia ella, le dio un gran bofetón, y Caía cayó al suelo del golpe.

El Gen se levantó, agarro a su padre por el cuello, y lo empezó a apretar con fuerza, el casi no podía respirar, lo quería matar...

—¡Suéltalo! Gen no merece la pena, él es un pobre desgraciado, también, aunque todavía no se dé cuenta—dice Caía.

Gen la ayudo a levantarse del suelo, le puso la mano en su vientre para ver como estaban los bebes.

—¡Se encuentran bien los bebes Caía, no te preocupes! —Dice Gen.

—¡No volveré nunca más aquí! No os reconozco como mis padres, jamás pensé eso de ti mama, por ti he aguantado todo, pero ahora, que ya sé que tú, eres como papa una falsa, espero que Ion, no sus haga lo que, a mí, yo os maldigo...




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