Almas Unidas

CAPÍTULO 4

La alegría que se siente al encontrarse con un ser querido

que estimas y quieres, tiene la mayor felicidad, porque te

puedes dar cuenta que en él persiste

el amor que todavía estaba en ti

 

 

Me levante de mi cama sabiendo que es otro día más que se une a los tres años que intento buscarlo, quisiera ya saber dónde está, prometí no desesperarme y eso haré.

Tendí mi cama y organice un poco la habitación para terminar haciendo mi aseo personal e ir hacia el despacho. Tenía que hacer la contabilidad de este mes, siempre en cada semana finalizada me pongo a hacerla para que al llegar al mes no se acumule todo.

Steven estaba en la empresa, hoy tenía una junta con los socios.

Sonó el teléfono que había en el escritorio, rápidamente lo tome.

— Buenos días se encuentra la señora Lucía Jiménez—pregunto.

— Si habla con ella.

— Habla con Damian, tengo nuevas noticias.

— Bien, ¿cuáles son?

— El señor Matthew Hiler tiene una hija llamada Ashley Hiler ha sido ingresada al colegio San Basilio en el mismo sector donde vive. Le envío las fotos de la niña por su correo. Que tenga buen día—informa.

— Gracias, lo mismo.

Rápidamente ingrese a mi correo, encontrando el archivo. Lo abrí.

Había dos fotos que descargue, al momento de hacerlo me enfoca con una niña de por lo menos una edad de seis años podría ser. Cabello castaño con toques de negro, piel blanca, ojos cafés con un poco de verdes, se veía que estaba un poco delgada y ojeras. Tenía parecida a Lauren

Lo bueno de todo esto es que puedo ir a recoger a Eric y también mirar si estaba ahí, aunque no puedo llegar y decirle:

–" Hola soy Lucía antigua novia de tu padre, me puedes decir donde viven"

Es lógico que no pensaba decirle eso, aunque si podría esperar a ver quién la recoge y si es el, pues acercarme.

¿Cómo reaccionará el?, ¿cómo voy al reaccionar yo al verlo?,¿Ashley no me ignorará?,¿Matt me querrá de nuevo en su vida?

Ojalá que después de este tiempo él no me haya olvidado o el amor que me tenía cambie porque me da miedo, por una parte, me da temor que deje de amarme y me diga que en este tiempo sus sentimientos no son lo mismo y haya conseguido otra mujer.

Me da mucho temor que las cosas sean como las pienso.

El timbre de la casa sonó, haciendo que mis pensamientos se interrumpieran, salí del despacho para llegar hacia la ventana, abrirla y mirar que era mi mamá. Volví la cerré para ahora abrir la puerta y dejarla entrar.

— Hola hija, ¿cómo estás? —preguntó con voz cariñosa.

— Estoy bien mamá—respondí para cerrar la puerta e ir hacia la sala.

— No estás bien, estás pensativa—afirmó.

Que bien nos conocen nuestras mamás, siempre saben sin necesidad de decirles.

— Damian me acabo de informar que la hija de Matt está en el mismo colegio donde está Eric, puede que hoy al recogerlo pueda lograr saber si en realidad es ella está hay—afirmó mientras me siento en el sillón y mi mamá al lado.

— Ojalá sea así hija, pero no te desanimes bueno.

Asentí.

Tome las manos de mi madre y la mire fijamente, tenía que soltar todo lo que estaba pensando.

— Tengo miedo mamá, tengo miedo de que su sentimiento hayan cambiado– murmuró con tristeza, me costaba asimilar que posiblemente fuera así, son ocho años de no estar juntos.

— Hija eso no va a pasar, ustedes son la viva representación de las almas gemelas, ustedes están destinados a estar siempre juntos y dudo mucho que haya cambiado esos sentimientos, uno no cambia algo que lleva desde que se conocían—. Aconseja acariciando con sus manos las mías.

— Ojalá sea así mamá, no quiero saber que ya no siente nada por mí y....me sentiré culpable, porque si no le hubiera dicho que no lo esperaría, en este momento estaría junto a mi o simplemente él se olvidó de su promesa porque su hija es más primordial en este momento...

— Deja de encontrarle cinco patas al gato, confía en lo que dicta aquí—. Señaló el lado donde está mi corazón—Ese es el único que te dirá—dice interrumpiendo.

— Mamá los sentimientos no vienen de ahí tengo que hacerle caso es a mi hipotálamo—digo logrando sacar algo gracioso en este momento, aunque de verdad sea hay donde se controla los sentimientos.

Mi mamá ríe y yo le sigo.

— ¡Hija! —riñe con gracia.

Nos pasamos hablando de cómo ha estado ella, que ha hecho en los días que no nos vemos, luego de decoración en casas, comimos también y luego mi mamá se tuvo que ir. Mire la hora y ya era tiempo de ir por Eric.




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