Almas Unidas

CAPÍTULO 11

 

 

Nunca superaremos la muerte de un ser querido.

 A pesar de tener una vida sana y sin peligros eso no deja

 que deje de ser un blanco para este enemigo eterno.

 

Las cosas a veces no salen como uno lo quiere y el apoyo de tus seres queridos tampoco lo obtienes. Se que estoy arriesgando mucho, pero quiero acabar con todo esto una vez, algo en mi dice que, si no acabo con Frederick en un futuro todo se ira a la basura porque el volverá a atacar, no se quedara quieto hasta ver sufrir a mi familia, pero no entiendo ¿por qué? Quiero entenderlo, pero no encuentro pistas. No encuentro una señal o mejor aún no encuentro como arreglar las fichas de este rompecabezas y terminarlo, pero a qué costo; al perder a todos mis allegados, perder el amor de mi vida, perder todo lo que yo quiero. Ha ese costo tengo que pagar el querer parar lo que está pasando.

Me miro en el espejo del tocador, estoy ojerosa, tengo mis ojos rojos y vidriosos por llorar anoche y lo peor Matt no apareció en ningún momento en la habitación. Vibra el celular en alguna parte de la habitación, busco con la mirada donde esta y veo en encima de la mesa con escritorio que hay; voy hacia él y lo tomo observando que me llego un mensaje, desbloqueo el aparato y entro al WhatsApp donde tengo un mensaje de un número desconocido. Lo abro con temor.

Descuartizada. Sigue aumentando conocidos y yo aumentare a los muertos.

Ahogo un grito. Salgo corriendo de mi habitación hasta llegar a la sala para tomar las llaves de mi auto que están sobre la mesa esquinera. Desesperada, con mi corazón a tope, asustada, lágrimas en mis ojos comienzan a salir. Sin importar que este en pijama salgo de la casa hacia el parqueadero subterráneo que tengo para sacar el auto. Entro en el y con rapidez prendo el auto para salir del total de mi propiedad, Sin importar que este manejando como una loca, los otros autos que circulan ponen el pito o me gritan adversidades, pero ahora no pongo cuidado a eso, sino llegar hasta la casa de mi madre. Al llegar allí, bajo del auto a una gran velocidad, toco el timbre de manera desesperada, pero nadie abre. Respiro con dificultad. Observo con determinación la puerta y veo que esta manipulada la chapa. Tomo las llaves y en esa coloco la que es de mi casa en la chapa, no realizo mucho esfuerzo ni hay complicaciones para que esta se abra y encontrar un panorama desastroso. El miedo aumenta cada vez que doy mas pasos por la entrada principal de la casa. Todo esta desordenado, roto, en el suelo, con rastros de balas. Llego hasta la sala y definitivamente... Sollozo, no aguanto mas esta impotencia y los gritos que están atrapados en mi garganta. Los guardaespaldas que cuidaban a mi mamá estaban muertos y sus rostros irreconocibles.

Trato de respirar, reviso cada lugar de la casa tratando de encontrar alguna pista de que mi madre está viva, pero no. Encuentro son imágenes de ella encima de la cama desordenada; estaba sufriendo, encadenada, llena de sangre y moretones; en las últimas imágenes se ve lo inhumano que puede llegar a ser una persona. Sus partes descuartizadas y en la ultima su cabeza apartada de todas las partes de su cuerpo. Las ganas de vomitar llegan, entro rápidamente en el baño y subo la tapa del inodoro para vomitar hasta lo que no he comido todavía.

La inhumanidad de las personas a veces asusta y mucho. Cómo no tienen ni la consideración o el maldito remordimiento de asesinar o descuartizar a una persona de esa forma o peor aún, tomar fotos para atemorizarte y hacerte sentir con el remordimiento de que todo fue tu culpa. ¿Cómo una persona es capaz de realizar semejante acto de inhumanidad?, no lo entiendo, tampoco entiendo que gana Frederick con esto o si, el odio y el rencor hacia él.

Al terminar de vomitar, me limpio y enjuago mi boca con agua, pero eso no quita el sufrimiento tan grande que llevo dentro de mí. Me deslizo por la pared del baño hasta llegar al suelo, llevo mis piernas hacia mi pecho y las abrazo con mis brazos, descanso mi cabeza en mis rodillas y dejo fluir todo mi llanto adamas de mis sollozos.

Quisiera que esto fuera un sueño, solo quisiera que Matt me despertara y me dijera que solo fue una pesadilla, pero esos quisieran nunca existen porque el presente es incierto y nunca sabrás que ocurrirá en cada minuto de tu vida.

Las horas pasan en este lugar, en mi hogar ese donde crecí, viví grandes momentos y que ahora está mancillado por sangre de inocentes y también los recuerdos escabrosos de la muerte de mi madre.

—Señorita Jiménez—llaman, pero es como si escuchara y no actuara.

—Señorita —. Vuelven a llamar, pero no reacciono.

Sigo sin estar en mis cinco sentidos, ni en mis cabales como para pretender que nada de lo ocurrido me pueda afectar, pero todo lo contrario me afecta y mucho.

Toda mi burbuja impresa en la que estoy no deja de rememorar los momentos con mi mamá hasta este momento escabroso donde he quedado sumergida en mis propios pensamientos.

—Lucia, ¡reacciona!, ¿qué pasa?, dime algo por favor.

La voz se escucha lejana, aislada además de no tener sentido a las preguntas realizadas.

Hasta ni sé en qué momento ahora me encuentro en mi cama, acostada, mirando fijo la pared blanca y sin emitir ninguna palabra, siento el toque de Matt en mi mano, realizando pequeños círculos en mi mano, pero no me inmuto a su toque.




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