Almas Unidas

Capítulo 3

Capítulo 3

 

-—Deja de moverte Aishlyn, si te quemo va a ser tu culpa.


—¿Cómo no quieres que me mueva, sí esa arma del demonio esta tan cerca de mi cara?

—Es solo una tenaza.

Si, tal vez fuera una tenaza aparentemente inofensiva, pero una vez que la conectabas y comenzaba a calentarse se convertía en una arma mortal. Tal vez deberían prohibir su venta, eran muy peligrosas para la sociedad.

—Casi se me olvida decirte —dijo Lindsay mientras tomaba otro mechón de mi cabello y lo enrollaba en el artefacto. Creo que vi humo saliendo de mi cabello —. Anne me llamo, me dio que nos vería en la fiesta y que no olvides llevar el collar de amistad que te dio, ella lo va a llevar esta noche.

Hace aproximadamente un mes, Anne me regaló por mi cumpleaños número 17 un collar con forma de medio corazón y habíamos acordado llevarlo siempre que la otra se lo pusiera.

—Ok, yo lo llevo.

Llevaba sentada — en mi opinión— una eternidad, Lindsay se la había pasado arreglándome para que me viera decente y mejor de lo que veía a diario. La verdad no le veía tanta necesidad de arreglarme, pero Lindsay había insistido.

—¿Cómo cuanto falta?

—Ya casi termino.

—Eso dijiste hace una hora

—Por qué ahí estaba terminando el maquillaje.

No dijimos más después de eso. Nos limitamos a guardar silencio, aunque con Lindsay los silencios siempre eran cómodos. Entre tanto silencio se escuchó el ruido de una puerta cerrándose. No me asustó, y a Lindsay tampoco. Era muy común escuchar ese tipo de ruidos en mi casa. Hubo incluso una época en la que creía que había un fantasma morando en mi casa, Lindsay y yo dejábamos todo tipo de trampas que encontrábamos en internet, pero nunca demostramos nada. Terminamos deduciendo que gracias al aire de los ductos de ventilación las puertas se cerraban y se abrían. Nada fuera de lo común, aunque a veces me solían entrar ciertas dudas pero al final sabía que los fantasmas no existían.

—Listo, he terminado —dijo Lindsay mientras me terminaba de poner un aceite de cabello —. Eres mi mejor obra maestra.

Me levante de la silla, estaba acalambrada de tanto tiempo sentada. Quería ver cómo me veía, por qué vamos soy mujer y todas las mujeres por instinto somos vanidosas y queremos vernos bien. Caminé hacia el espejo que tenía en mi cuarto y me observe.

Me sorprendí. Realmente Lindsay tenía unas manos milagrosas o algo por el estilo. Parecía otra versión de mí, una versión mejorada de edición limitada.

Mi cabello incluso se veía bonito y con ondas definidas; mi cabello castaño era ondulado, pero siempre se veía desordenado –por no decir feo y sin forma —.

Incluso el maquillaje era perfecto, no se veía exageradamente cargado, solamente hacía resaltar partes de mi cara como mis pómulos y mis ojos color café.

Ahora pensaba seriamente en que Lindsay era una bruja con poderes de volver a algo completamente normal en algo bonito. Por qué debo de admitir, que incluso me sentía bonita y digo, sé que todas las mujeres somos bonitas en su manera y somos perfectas tal y como somos, por qué así es. Pero yo no era ese tipo de chica que ves pasar caminando en la calle y decías: ¡Wow, que linda!

No, yo era el tipo de chica completamente ordinaria que pasas a su lado y solo la tomas como una cara más, era una más del montón.

—Y como toque final —dijo mientras extendía en sus manos un vestido azul marino.

—¿Qué es esto Lindsay?

—Un vestido.

—Ya sé que es un vestido genia, pero ¿de dónde lo sacaste?

—Ya sabes que hace poco fue tu cumpleaños y yo no te había dado nada, no encontraba algo que fuera perfecto para ti, hasta que vi este vestido, en ese instante supe que nadie podría llevar ese vestido si no eras tú. Aishlyn, eres mi mejor amiga desde hace mucho tiempo, para mí no eres solo una amiga, eres mi hermana. Siempre fuiste la madre que yo necesitaba y la amiga que yo requería, y sé que es tonto decirte esto por qué ya pasó un mes de tu cumpleaños, pero, solo quiero que sepas que eres la persona más especial que conozco, eres increíble — Soltó un suspiro —. Y si mi hermano no se da cuenta de eso, entonces no te merece. No merece estar con una chica que daría todo por lo que ella cree, no merece ser el pensamiento de esa chica. Por que tú vales mas que cualquier otra chica con la que él pueda estar y si él no lo ve, entonces esta ciego, ciego y muy tonto — sonrió —. Y aquí entre nos, eres demasiado bonita para estar con él — hizo un gesto de asco a lo que yo reí.

La abracé, porque sabía que si caía una y otra vez, ella siempre estaría para levantarme y limpiar mis heridas, por qué nunca me dejaría sola. Sonreí, porque ella tal vez no era mi hada madrina, pero era una bruja que me ayudaba cuando lo necesitaba. Y aunque la magia durara tal vez solo hasta la media noche, no me importaría, por qué hoy y solo por hoy me permití que la disfrutaría, sabía que tendría esa bruja que me ayudaría en lo que fuera, por qué hoy y solo por hoy sería cenicienta por una noche.




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