KARAN
Yun se marchó un rato después, sabía muy bien que era el jefe de Amelie, pero la forma en la que se despedía de ella me sugería algo más. ¿El trato cordial y especial que tendría hacia ella se debía a que sentía algo más profundo que una simple relación laboral?
Desayunamos en completa calma, Amelie parecía mucho más tranquila, pero sin duda no quería apartarse de mí. Podía sentir a través de nuestra conexión el miedo aún haciendo eco en sus emociones. Liam Tanner nos observaba con detenimiento de vez en cuando, aunque extrañamente no sentía su introspección tan recurrente como cuando Yun estaba aquí. Deseaba hablar con él, pero no encontraba el momento correcto.
Leah había decidido que no se quedaría más como huésped en el departamento de Amelie, según lo que anunció, volvería a su casa para darnos el espacio necesario para que trabajáramos en nuestro despertar; sin embargo, le prometió a Amelie que siempre estaría disponible para ella, en todo momento, sin importar qué.
Verla rodeada de tanto amor sólo hacía que me sintiera sumamente extasiado, de hecho, hacía que extrañara a mis amigos y a mi familia....
Aproveché el instante en el que Amelie y Leah parecían estar sumamente inmersas en una conversación para dirigirme a Tanner, necesitaba respuestas, así que me acerqué a él quien veía plácidamente la televisión desde la sala, completamente ajeno a la charla de las chicas.
—¿Interesado en los autos deportivos? —cuestioné intentando comenzar la plática.
—Buggati Divo¹ ¿Qué más le pedirías a la vida si tuvieras uno? —Señaló la imagen del televisor.
—Tiempo. —Respondí con sinceridad.
Liam me observó, aquella palabra pareció llamar su atención. Dejó de observar el auto que tanto había estado admirando y acomodó su cuerpo de modo que quedó frente a mí.
—Desde que te vi, Karan, me di cuenta que a tu alrededor, en tu aura, hay miedo y negación —comentó con su mirada esmeralda analizándome —. Y va a ser tu perdición, ya lo ha sido anteriormente.
—Lo sé, pero es humano... —Recordé las palabras de Amelie y me di cuenta entonces que negar lo que sentía no me llevaría a ninguna parte, no fingiría valentía cuando en mi interior no había atisbo de ello —. Trabajaré en mí, tal como Amelie lo hará.
—Amelie... Es terca, su escepticismo y quizás el rencor que veo en ella podrían apartarla de ti, trabajen en eso —Se levantó del sofá con total parsimonia.
—Aguarda —Liam se detuvo en seco, pero no giró para verme —. ¿A qué te referías exactamente con que nuestra conexión está maldita?
—Te lo dije antes, para descubrir la maldición tendrán que someterse a una regresión. Eso es lo único que puedo ver a través de ustedes, ignoro la razón exacta.
—¿Y sobre Yun? —pregunté, sabía que estaba forzando de más esta conversación dado la poca confianza que teníamos, pero necesitaba saberlo de cualquier modo.
—¿Qué no es obvio, señor Kim? —se giró con una sonrisa traviesa —. Salta a la vista.
Permanecí en silencio, quería que me confirmara por él mismo lo que yo pensaba. Liam rio entonces, una carcajada que me heló la sangre.
—Además de que se nota que está enamorado de Amelie... —habló con tranquilidad —. Él fue quien te asesinó en la visión de tu chica.
AMELIE
Desperté después de una pacífica noche. Karan estaba a mi lado aun dormido, lucía tranquilo. Me apoyé sobre mis brazos para admirarlo, era tan hermoso...
Sus ojos eran grandes, mucho más grandes que el promedio de asiáticos que había conocido, pero conservaba su forma almendrada. Su piel lucía como si el sol la hubiera bañado por completo confiriéndole un toque más dorado. No era moreno, ni demasiado pálido, solo tenía un sutil tono bronceado.
Me encantaban sus pestañas gruesas, lisas y tupidas. El alto puente de su nariz... y su cabello. Siempre me pareció guapo, pero hoy con aquellos cálidos rayos de sol filtrándose sin piedad a través de mi persiana, me pareció precioso. No me importaba si su físico cambiaba, el color de su piel, la forma de su cuerpo, era él en esencia... Siempre lo había amado y ahora mismo sentía el amor de no sé cuántas vidas brillando desde mi interior.
Kieran, Keith, Karan...
El sentimiento era tan intenso, sabía que lo amaba con cada parte de mi ser, en tantas vidas que parecía increíble. Cerré los ojos, intentando canalizar las emociones y cuando abrí los ojos simplemente continué observándolo. Era consciente de que estaba mucho más abierta a él, diferente...
Ayer le pedí que tuviéramos nuestra primera cita. Buscaba que Karan se sintiera más cómodo respecto a nuestra historia. Recordé con gracia la manera en la que me había mirado, como si no se hubiera esperado la invitación en lo absoluto.
Fuimos juntos a Central Park y caminamos de la mano durante horas por los extensos corredores del lugar. Nos reímos, charlamos, convivimos sin aquella leyenda interponiéndose en nuestras vidas, éramos simplemente dos personas que se gustaban intentando conocerse...
La fuente estaba allí, igual de intensa que siempre, pero no parecía interferir en absoluto. Todo parecía natural. La brisa de Nueva York provocaba que las ramas de los árboles desprendieran sus pequeñas hojas, y que millones de ellas se dispersaran con rapidez producto del viento, creando aquella lluvia de hojitas secas que me encantaba presenciar.
Me había comentado sobre su mejor amigo, la forma en la que se habían conocido en aquella pequeña cancha de básketbol, y como desde entonces habían sido inseparables. Solían discutir, pero nada parecía romper su vínculo. La manera en la que hablaba sobre Hyun, con un cariño desbordante y un vasto respeto hacia él, me llevaba a pensar que definitivamente Karan había encontrado a alguien que estaría con él en cada momento, en cada aspecto de su vida y aquello, llenaba de calidez mi alma.