- Y por última maldita vez. ¡Ya no me llames!
- Pero tenemos que…
- Lo puedes resolver sola - ya estaba cansado de esto, no sé cómo la toleraré después - esto es más importante.
- Pero….
- ¡Adiós!
Debí dejar el teléfono en casa y no traerlo a la isla porque el trabajo ya lo tenía resuelto, pero no logro que deje de molestarme con esas tonterías. Faltaban más de trece meses para la dichosa festividad como para preocuparme de eso ahora que la situación es más crítica con Deanna.
Hablando de ella, ¿hace cuánto deje de escucharla? Baje de la terraza directo a la piscina dónde la ví la última vez pero no fue necesario caminar tanto. Estaba en su cuarto.
Tenía una toalla amarrada a la cabeza y ya se había cambiado de ropa - ¿Tanto tarde hablando para que le diera tiempo de ducharse? -. Estaba sentada en la orilla de la cama concentrada viendo un cuaderno, como si analizará algo, en la cama estaba su valioso mapa, la libreta y otros papeles sueltos.
-Deberías secarlo - llame su atención - no te vayas a enfermar.
-No se vaya a esponjar, mejor dicho - sonrió un poco - hay más de 42° allá afuera, se secará de camino al supermercado.
- ¿Supermercado?
-Tome una decisión - sonrió aún más pero cuando volteo el rostro sus ojos estaban totalmente apagados - me quedaré.
-No esperaba que te fueras - me senté a su lado - siempre fuiste terca.
-Comienzo a pensar que por eso nadie me dice nada.
-Por favor no te culpes - esto si me enoja, no puedo creer que la han hecho culparse por ellos - no es justo que…
-Tienes razón…- eso es nuevo, yo nunca tengo razón cuando se trata de ella - Es por eso que mientras esté aquí haré lo mismo que ellos, me olvidaré de Nueva York.
Ahora de cerca veía sus ojos rojos, no creo que le haya entrado shampoo o algo para irritarlos tanto, era más que claro que había llorado.
Sin importar que tan ocupada estuviera o atormentada con su lista de tareas en la oficina siempre era una pequeña esferita de energía positiva, alegría, risas, halagos. Si tenías un mal día y te cruzabas con ella esa vibra se te contagia y veías todo desde otra perspectiva.
A mí me había alegrado el día más de una vez sin siquiera hablarme.
Generalmente peleábamos, y mucho, casi cada vez que estábamos en la misma habitación por más de una hora. Pero incluso con ese antecedente cuando se aparecía por las oficinas de finanzas o nos cruzábamos en el lobby ella siempre trataba de ser amable y llevar todo con calma.
Yo no he sido un buen amigo desde el internado. Al menos ahora podré redimirme un poco.
-Si no te molesta - llamó mi atención - ¿Te quedarías aquí más de una semana?
-Ah … pues según Carlo debo estar aquí al menos un mes - creo que eso será suficiente - según él, debo "desintoxicarme" del trabajo
-Ja, y me puedes decir ¿quien es el que más te ha llamado por papeles?
-Eh… no me molesta del todo, lo que enoja es no poder ver las cosas para decir algo certero
-Ver para entender
-Ver para entender - reí - aún lo recuerdas
-Gracias a eso pasé la universidad - me sonrió con más alegría - Bueno, te doy diez minutos para apagar el teléfono, arreglarte y hacer tu lista de compras. Vamos al supermercado.
Y tal como lo dijo a los 10 minutos me estaba llamando desde la puerta diciendo que ya era tarde y debía apresurarme. Hacía mi lista de compras cada mes en casa pero aquí no sabía ni por dónde empezar a apuntar.
-No me digas que no encontrabas el modo avión - señaló cuando cerrábamos la puerta de entrada.
-No encontraba que apuntar en la lista
- ¿En serio trajiste todo desde Nueva York? - yo solo negué tomando camino para no dar explicaciones, pero ella lo resolvió por su cuenta- ¿Y así te haces llamar hombre que vive solo?
-Cómo que tú tuvieras una minuciosa lista
-Al menos apunte algo - me extendió la mitad de hoja llena de ambos lados
Sin que pudiera decir algo pasó de largo y cruzó la calle como si viviera en esta ciudad, yo por mi parte estoy perdido, a duras penas recuerdo en qué dirección quedaba el aeropuerto así que si quiero sobrevivir aquí la seguiré a ella.
Cruzamos dos cuadras más adelante hasta la estación de autobús, la ví revisando la ruta y comparándola con su libreta más de una vez, dio unos golpecitos en el punto dónde debíamos bajar y guardar la libreta.
-Rayos, el pase de autobús - maldijo viendo su bolso
- ¿Que con eso? - creí que podíamos pagar también en monedas.
-Nada solo… agh - cerró su bolso de mala gana - iba a comprarlo en el aeropuerto, seguro lo olvide por llamar a todos.
-Compramos uno por allá - no podía alterarse por esas cosas ahora veo porque se alteraba a gran escala por las importantes - creo que traigo monedas.
-Yo también, pero… ah qué caso - hizo algo chistoso, se pellizcó las mejillas y dio una gran sonrisa - No sé nada de allá, nada de eso afectará acá.
El autobús llegó, pagamos y nos sentamos. Todo el camino se fue viendo por la ventana como si quisiera reconocer las calles o no perderse de la ruta, pero en el camino fue tarareando, no reconocía la melodía, pero ella parecía feliz.
- ¿Qué?
-Nada
- ¿Tengo una hoja en el cabello o algo? - se peinó las cortas puntas y lo vió.
-Solo veo las calles - era algo nuevo, a decir verdad, no había venido desde que era niño así que prácticamente es la primera vez que vengo a conciencia.
-Muy nervioso, por cierto - se me quedó viendo - ah cierto no usas el autobús.
-Bueno tu tampoco
- ¿Quién dijo que no?
-Ajá, ¿entonces Tom qué hace?
- ¿Tom? Ah, Tobías. Si, es mi chofer de años - se encogió de hombros - pero después de la oficina uso el autobús para desplazarme.
Eso sí era nuevo, al menos de los administrativos no conozco a nadie que use transporte público, y bueno, ella es "hija de papá" por así decirlo, Roland aunque lo niegue tiene cierta predilección por Deanna que por Blear, quizás porque pasa más tiempo con ella. Si Deanna mencionara que tomó el autobús en medio de una reunión de socios sin duda entraría en pánico. Entró en pánico cuando me dijo la razón de dejar venir a Deanna, y con mucha razón.